
El flujo de extranjeros se redujo sustancialmente. (SERGIO A. RODRÍGUEZ)
Monseñor Hilario González García, obispo de la Diócesis de Saltillo visitó Ciudad Frontera y acompañado de la Pastoral del Migrante, recorrió las vías del ferrocarril, donde encendió un cirio y o por los desplazados.
Este cirio blanco simboliza la esperanza de quienes tienen que huir de sus países a buscar refugio en Estados Unidos. También representa una luz en el peregrinaje al que se vieron forzados.
El representante de la iglesia católica realizó oración junto a las vías del tren, dónde también depositó dos ofrendas; una fue un moño rojo por la sangre de los viajeros que han sufrido lesiones, amputaciones, vejaciones y abusos en su peregrinar hacia Estados Unidos.
La otra fue un moño negro, que representa la muerte de los que no llegaron al destino que se habían fijado.
Monseñor Hilario González dijo que esta gente se ven obligadas a abandonar sus lugares de residencia.
Durante el acto religioso en las paralelas de acero, aprovechó para bendecir a los autoexiliados que se encontraban en el lugar.
Actualmente el flujo de extranjeros se redujo sustancialmente de 300 que viajaban a bordo de “la bestia” como llaman al ferrocarril, a alrededor de 100 por semana, indicó a su vez el padre Paulo Alfonso Sánchez Valencia, encargado de la pastoral del Migrante en Frontera.
El sacerdote indicó que en próximos días disminuirá más el paso de extranjeros, pero después del 24 de diciembre seguramente se incrementará nuevamente.
En ciudad Frontera, la iglesia del Verbo Encarnado creó una casa del migrante que recibe a los desplazados en su ruta desde Centro y Sudamérica hacia Estados Unidos.