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Milagros

YAMIL DARWICH

De nuevo festejamos a María, la Virgen madre de Dios, personaje trascendente para los católicos del mundo; siempre inspira al bien.

Es el centro de un evento que se cataloga como milagroso.

Al milagro, lo definimos como: "hecho extraordinario, atribuible a una potencia divina, que sobrepasa las leyes naturales".

Mitxel Mohn, periodista especializado en el estudio de los milagros, ha vaciado sus aprendizajes y experiencias en un texto titulado: ´Los Milagros´, dividiéndolos según su esencia -manera de presentarse-: del sujeto, sin explicación natural de quien lo realiza; del modo, que puede ser por fenómenos naturales, pero que no tienen explicación en tiempo y forma.

Desde luego que existen detractores que encuentran explicaciones científicas a los milagros y, entre otras cosas, hablan de racionalizarlos por la historicidad, señalando que cada vez más, por el desarrollo científico, se pueden explicar lógicamente. David Hume -1715-1776- afirmaba que ´no había ninguna justificación para creer en los milagros´.

La Iglesia Católica se toma muy en serio los milagros y ha definido un protocolo muy estricto para aceptarlos, que van desde el levantamiento de testimonios estrictamente trabajados y documentados, la evaluación con apoyo experto y de obispos locales y, de proceder, lo turnan a arzobispos y cardenales quienes repiten la evaluación, para finalmente enviarlos al Vaticano, donde un equipo de expertos reconocidos por sus capacidades profesionales y de conocimiento revisan, estudian, discuten el caso, lo someten a las pruebas pertinentes y, dado el caso, lo turnan al Papa, quien deberá tomar la decisión final.

Muchos casos corresponden al área de la salud, siendo curaciones y hasta resucitaciones que, por el avance del conocimiento médico, son señalados -muy frecuentemente- como naturales, con explicaciones fisiopatológicas. Otros, son clasificados como resultados de sismos, maremotos, sequías, etc. y algunos más, sin tener explicación razonable, llegan a ser considerados como milagros.

Entre todos, sobresalen las llamadas Apariciones Marianas´, en las que se presenta la madre de Dios, generalmente en lugares alejados, solitarios y ante pocas personas. Claro que se descartan todas aquellas que no superan procesos de verificación y/o no son suficientemente convincentes.

Debo aclarar que solo en las religiones monoteístas -judía, cristiana y del islam- en la época actual se aceptan los milagros; el judaísmo los considera irrelevantes, luego de recibir las enseñanzas con la Tora; el islam los cree, aunque dicen que finalizaron con el profeta -en el desierto logró dar de beber a sedientos-; entre los cristianos llamados ´hermanos separados´, solamente consideran a María un instrumento de Dios para el advenimiento de Jesús.

En todo caso, cualquier postura debe ser respetada.

Quienes estudian el tema, asientan el dato de 21,000 apariciones Marianas y muchas han sido analizadas y aprobadas, según procedimiento establecido, eliminando falsedades, enfermedades psiquiátricas y engaños con trucos varios.

Siendo variadas las apariciones, coinciden en algunas particularidades, aunque su apariencia física varía, de acuerdo a la etnia del lugar elegido, principalmente el color de la piel -blanca y rubia en países anglosajones, morena en México- y su apariencia juvenil.

El vestido: toga, comúnmente blanca con algún ribete de color; Lourdes viste con ribetes dorados y Guadalupe tiene manto dorado o azul/verde.

En ocasiones carga un niño Jesús -algunos radicalizados llegaron a armar al menor con espada- y/o presentarse solitaria o acompañada por ángeles. Algunas veces pisando una serpiente -Satanás- y raramente con espadas que atraviesan su corazón.

La Guadalupana apareció en cuatro ocasiones a Juan Diego -1531- en el cerro del Tepeyac, cercano a Tlatelolco.

Cubierta con un manto azul/verde y vestido rosado, de espalda al sol -radiando en su entorno- y un ángel a sus pies. Interesante: una cinta negra atada a la cintura, ¿advertencia de embarazo?

Entre los detractores, se menciona a Joaquín García Icazbalceta -1825-1894- historiador, quien escribió la "Carta Antiaparicionista", afirmando no haber encontrado evidencias sobre la aparición, señalando al cura Miguel Sánchez -1648- como autor de la leyenda, asegurando que, en esa época, el Obispo Zumárraga, se encontraba en España.

Sin embargo, existen estudios evidenciados, irrefutables, realizados por reconocidos y respetados investigadores.

Algunos detalles: la tilma donde se imprimió la imagen -inexplicablemente sigue conservada-; las rosas de castilla -flores que llegaron 30 años después a América-; la técnica y pintura -sin identificación a la fecha-; y las estrellas del manto, -coincidentes con la carta estelar de esos días, conforme archivos de la UNAM; ni qué decir de las imágenes en la retina de la Virgen.

Indiscutible su clasificación como símbolo nacional -Hidalgo lo manifestó en la Independencia- y su influyente participación en nuestra idiosincrasia.

Creer o no hacerlo es cuestión de criterio personal, pero para los devotos, sin duda, es alimento psico-afectivo que nos fortalece en situaciones extremas y de crisis.

Siendo una cuestión de fe que no requiere explicación científica, dejo a su criterio decidir sobre el tema; yo, me declaro guadalupano.

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