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Mala mañanera

DENISE DRESSER

Solo los seducidos por el autoritarismo creen que la mañanera de López Obrador es un espacio donde se rinden cuentas. Sólo los promotores incondicionales de San Andrés están dispuestos a traicionar cualquier convicción democrática para justificar lo que se ha convertido en un abuso de poder. En la mañanera no se informa, se adoctrina. En la mañanera no se ofrecen datos verificables, se promueven "otros datos" inverificables. En la mañanera se promueve la polarización, disfrazada de "libertad de expresión". Ahí no hay diálogos circulares, sino difamaciones presidenciales. Ahí no se desmiente el "fake news", se crea "fake news". Demandar que el hombre más poderoso de México pare de mentir y distorsionar y estigmatizar en un ámbito financiado con recursos públicos no es un acto de "censura". Es acto de esclarecimiento sobre la responsabilidad política de un jefe de Estado. AMLO no actúa como tal, pero debería.

Hoy quienes se autonombran paladines de la libertad de expresión olvidan cómo López Obrador buscó restringirla cuando era opositor. Olvidan cómo arremetió contra las campañas sucias y el discurso de odio fomentado por Vicente Fox y la oligarquía empresarial. Ignoran cómo la reforma electoral del 2007 fue impulsada por una izquierda que buscó colocar cercos a la palabra presidencial y ahora desconoce su trayectoria, mientras reproduce la del PRIAN. Hoy esos que denuncian la "censura" son los mismos que condonaron su uso, porque padecieron las estocadas del Estado. Yo, como ciudadana con memoria, tengo derecho a exigir que AMLO se coloque las mismas mordazas democráticas que impuso a sus predecesores. Yo, como ciudadana que financia la mañanera, tengo derecho a exigir que deje de usarla como macana.

Sus palabras -como las de todo funcionario público- tienen límites constitucionales. Sus palabras pesan, tienen consecuencias, crean contextos donde se vale quemar a Norma Piña en el Zócalo. Hace apenas unos meses, ella era desconocida para la mayor parte de los mexicanos; hoy es tachada como corrupta y enemiga del pueblo, porque el Presidente del país comenzó a pintarla de ese modo. en la mañanera. Y ése es sólo un ejemplo de tantos cuando la "libertad de expresión" se vuelve permiso para agredir. Se convierte en señuelo para satanizar. Se transforma en derecho para difamar.

¿Acaso quienes hoy defienden la "libertad de expresión" irrestricta de AMLO habrían defendido una mañanera en la cual Peña Nieto llamara "provocadores" a los estudiantes de Ayotzinapa? ¿Una mañanera en la cual Calderón llamara "chayoteros" a periodistas de ++Proceso++? ¿Una mañanera en la cual Fox calificara a AMLO como "un peligro para México". ¿Una mañanera en la cual Zedillo llamara "traidores a la patria" al EZLN? ¿Una mañanera en la cual Salinas llamara "enemigos del pueblo" a quienes votaron por Cárdenas? ¿Habrían tolerado que presidentes del pasado se burlaran de las feministas, bautizaran como "pueblo" sólo a sus seguidores, endiosaran al Ejército y taparan sus tropelías? No. Hubieran criticado el discurso de odio, la retórica polarizante.

Pero hoy los seducidos por el lopezobradorismo ostentan la congruencia de su incongruencia. Presumen el cambio de sus convicciones, ajustadas a los mandamientos de su tribu, o al tamaño del presupuesto que reciben. Defienden lo que jamás habrían defendido, porque el Presidente es alguien con quien comulgan. Antes habrían alzado la voz ante el atropello; hoy son capaces de defender un abanico de ideas conservadoras o autoritarias sólo porque las pronuncia AMLO. Antes habrían salido a las calles como lo hicimos frente a otros presidentes abusivos; hoy son capaces de justificar el macartismo mexicano, sólo porque se disfraza de preocupación por los pobres y recuperación de la soberanía perdida.

Aplauden que el Presidente se regodee en el nombramiento público de indeseables, en la deshumanización del "otro", en la división de México en bandos irreconciliables. Y quienes argumentan que #LaMañaneraNoSeToca, no parecen demócratas defendiendo la libertad de expresión. Se asemejan demasiado a robespierianos cortando cabezas, estalinistas asesinando disidentes, nazis persiguiendo judíos, inquisidores torturando a paganos, y hombres quemando a mujeres en la plaza pública. Todo en nombre de un líder, un dios, una revolución, un partido, una ideología, o una "Cuarta Transformación".

ATICO

Tengo derecho a exigir que AMLO se coloque las mismas mordazas democráticas que impuso a sus predecesores, que no use la mañanera como macana.

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Escrito en: Denise Dresser Editorial Denise Dresser

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