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Las palabras tienen la palabra

Cosas de aviones

JUAN RECAREDO.-

En el año 2009, un avión de la línea aérea British Airways que volaría desde Londres hacia la Ciudad de México, no podía despegar. Bueno, más bien no estaba autorizado para hacerlo, ya que le faltaba una pieza indispensable… ¿sería acaso algún componente de una de sus alas? ¿Una parte de sus motores? ¿El piloto estaba indispuesto? No, nada de eso. Lo que faltaba era un cenicero. Sí, en la puerta de uno de sus baños no estaba el cenicero porque alguien se lo había “volado” —por aquello de volar— o sea que se lo había robado y no estaba.

El piloto, desesperado por despegar el vuelo, daba la sugerencia al equipo de soporte en tierra que fueran y se “volaran” un cenicero de otro avión, para ponérselo a este y poder despegar, pero eso no era posible. Oye, espérate… ¿qué no está prohibido fumar en los aviones? Claro que sí, y así ha sido desde mucho antes del 2009. Entonces ¿por qué era imposible que el avión despegara sin el dichoso cenicero? Porque es parte de lo que indica la reglamentación de los aviones, y así lo hacen porque saben perfectamente que hay gente que, con todo y que está prohibido, como quiera enciende algún cigarro dentro de la aeronave, y si no tiene un lugar seguro donde apagarlo — como el cenicero— seguramente lo apagarán en algún lugar que puede encenderse, lo que representa un riesgo muy alto de incendio dentro de un avión.

Total, se tardaron como media hora en traer un cenicero de repuesto, se lo pusieron y, todos felices y contentos, pudieron despegar por fin. Así existen una serie de reglas que debemos seguir cuando nos subimos a un avión y muchas veces no tenemos la menor idea de porqué existen. Por ejemplo, ¿no se ha preguntado usted, querido lector, por qué cuando un avión va a aterrizar de noche, se apagan todas las luces interiores? Yo sí, y hasta llegué a pensar que era por alguna cuestión de ahorro de energía. Un día le pregunté a un asistente de vuelo sobre esto y me dijo que era para que el piloto no se encandilara al ver por el espejo retrovisor. ¡Ah, chistocito el señor!

Tuve luego que investigar un poco y resulta que el apagar las luces en el aterrizaje se debe a una medida de precaución. Cuando está oscuro, nuestros ojos se acostumbran a la oscuridad y empiezan a ver mejor después de cierto tiempo. Lo que se desea evitar con esta medida es que, en caso de que ocurra una emergencia en la que se quede oscura la cabina repentinamente, los pasajeros no puedan ver porque sus ojos no están acostumbrados a la falta de luz, y entonces no puedan seguir el procedimiento correspondiente. ¡Ahora ya lo sabe!

Igualmente, el que soliciten a los pasajeros que abran las cortinillas de las ventanas al aterrizar es una medida de precaución, ya que, en caso de accidente, los cuerpos de auxilio deben poder ver hacia adentro del avión y así comprobar si hay pasajeros para ayudarlos. Con las cortinas abajo, pues no se ve hacia adentro… y a la hora de la emergencia, pues nadie se va a preocupar por abrirlas.

Y ya con esta me despido, me voy volando para otro lado, que el espacio por hoy se ha terminado.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Horacio Longoria: Hay un tipo de pan que se llama “bolován”, ¿se escribe así o “volován”? Tengo esa duda.

LE RESPONDO: Se escribe “volován” con ‘v’, y es un pan de hojaldre. El nombre viene del francés vol-auvent, que significa “vuelo al viento” porque se hace con una pasta muy ligera. LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Si tu pareja te pide que le digas palabras con amor, puedo recomendarte esta: amortiguador.

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