La moda actual es ofenderse por prácticamente cualquier cosa, incluso por el uso de palabras que anteriormente no eran consideradas como ofensivas. Sin embargo, no pretendo hoy, querido lector, adentrarme en ese mundo de lo "políticamente correcto" porque es un tema muy extenso, pero sí le diré que el insulto es un recurso del lenguaje que existe y se usa… ¡vaya que se usa!
Insultar es ofender a alguien con acciones o palabras y para ello se utilizan los insultos, los que existen muchos en nuestro lenguaje. Incluso se han hecho colecciones de insultos que se han convertido en diccionarios, y déjeme le digo que son muy interesantes. Por eso ahora le traigo algunos de los insultos que me he encontrado por ahí, y bueno, ya si usted quiere usarlos, hágalo responsablemente. Yo le recomiendo que, si le parece absolutamente necesario insultar a alguien -que se lo merezca, por supuesto- de perdido que sea con un insulto de buen gusto y original.
"¡Cabeza de alcornoque!" es un insulto que hemos escuchado muchísimo pero que no sabemos que un alcornoque es un árbol de donde se extrae el corcho. Por eso se usa con el significado de tonto o torpe, porque al tener la cabeza de alcornoque es como decir que la tiene porosa y ligera -hueca, digamos- como el corcho.
A ese tonto - o a otros, porque a veces se encuentra uno con muchos- le puede decir cáncano, que es como decirle "piojo" porque ese es su significado y este animalito no se destaca por ser muy inteligente. Existen muchas otras formas de llamarle al tonto, como: ababol, berzas, besugo, bobalicón, cirolo o cirolón, estólido, estulto, farfolla, folítraco, gaznápiro, mentecato, pelafustán, zopenco y muchas más. Cabe mencionar que la palabra tonto proviene del latín attonitus que también nos ha regalado la palabra "atónito" que quiere decir: "quedarse pasmado, espantado… sin poder hacer nada, atontado". Y sí, a veces los tontos nos dejan atónitos con sus tonterías.
Por supuesto que hay otras palabras que también designan al tonto pero que son consideradas groserías y prefiero no escribirlas en este espacio, pero sí otras que me han parecido curiosas. Por ejemplo, al flojonazo que no tiene oficio ni beneficio, se le puede llamar amanezquero.
Un cobarde puede ser también cacalina o calcillas, mientras que aquella persona que no deja de presumir hasta lo que no tiene puede ser un chirrichote. Y, por supuesto, nunca falta la gente chismosa, que nada más anda armando intrigas; a esas se les llama cuajaenredos, pitofleras, abejarucas, alparceras, bodigueras o trapaceras.
Mientras tanto, al que huye por cualquier cosa es un "correlón" y ahora, con el riesgo de que me digan así, me retiro por hoy. ¡Adiós!
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
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ME PREGUNTA Mariana Díaz: ¿Existe la palabra rimbombante?
LE RESPONDO: Claro que existe rimbombante, es algo llamativo, ostentoso. Algo que rimbomba es lo que resuena mucho y viene del latín bombus que es un ruido muy fuerte… de ahí las palabras bomba y bombo.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Una regla de la vida es no tomarse muy en serio ni los halagos ni los insultos.