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Las palabras tienen la palabra

El que se va a la villa…

JUAN RECAREDO.-

“El que se fue a la villa perdió su silla” así nos dicen cuando nos ganan el lugar en el que estábamos sentados y pues, da mucho coraje. En un evento en el que los asientos escasean, tú te sientes afortunado porque alcanzaste un lugar privilegiado.

Entonces viene un compañero, probablemente un cómplice del desgraciado que quiere robarte el asiento, así que con cualquier pretexto te hacemoverte de ahí y al regresar encuentras al otro tipo muy sentadote que además te dice burlón: “El que se fue pa’ la Villa perdió su silla”.

Pues resulta que originalmente la expresión en España era “el que se fue a Sevilla, perdió su silla” y que en México se cambió la ciudad y provincia española por La Villa, que es un nombre muy familiar, principalmente entre los de la Ciudad de México porque sin decirlo se refiere a la Villa de Guadalupe donde está la Basílica de la que se considera la Virgen del mismo nombre que es, sin duda, la virgen de los mexicanos.

La alusión a la ciudad en la versión española del dicho no es solamente por la rima de “silla” con “Sevilla”. Dicen que durante el reinado de Enrique VII, en Castilla, el arzobispo de Sevilla era don Alonso de Fonseca, y que un día éste le pidió a su sobrino, que era arzobispo de Compostela, que se quedara “a cargo de su cargo” o sea que le ha de haber dicho: “ahí te dejo para quememanejes el negocio porque tengo que ir a Compostela a componer algunos problemas derivados de mi nueva designación como arzobispo de aquel lugar”.

Don Alonso fue, arregló lo que tenía que arreglar y volvió, pero al regresar se encontró con su sobrino se sentía muy a gusto regenteando la sede que le habían dejado encargada y entonces se enfrentó con el tío diciéndole: “pues el que se fue de Sevilla, perdió su silla y el que da y quita, con el diablo se desquita. Además, tío, tú nunca me dijiste que me dejabas esta silla nada más ‘por mientras’, así que yo no me muevo de aquí y hazle como quieras”.

El tío, que se sintió defraudado, armó un escándalo que llegó a requerir la intervención del Papa y hasta del propio rey Enrique VII, de manera que el sobrino gandaya terminó en el bote condenado a cinco años mascando barrote, por ése y por otros delitos que ya venía cargando de tiempo atrás. Así que más vale conocer la historia… y nunca dejar libre nuestro asiento.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Federico Salazar: ¿por qué la RAE no reconoce como verbo la palabra “accesar”?

LE RESPONDO: Ya la reconoce y la incluye en su diccionario, aunque originalmente el verbo correspondiente al sustantivo “acceso” en español es “acceder”.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Yo no sabía lo que era la verdadera felicidad, hasta que me casé… lástima que ya era demasiado tarde.

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