Para los habitantes de la Ciudad de México, lamentablemente es un fenómeno que se da frecuentemente, y parecería que va en aumento. Me refiero a los escalofriantes temblores o terremotos, los movimientos de las placas tectónicas. ¿Y qué es lo tectónico? Según la raíz, originalmente significa "lo relacionado con la construcción". ¡Ah! Entonces podrá alguien decir que este término, que tanto escuchamos especialmente después de que ha ocurrido un temblor, se refiere a las construcciones y no a la Tierra.
Pues no precisamente. Lo que pasó es que, con el tiempo, el significado de "construcción" -de hecho, tecton en griego significa "carpintero"- fue aplicándose para referirse a la corteza terrestre y a su manto superior, en el que está "construida" la litósfera, que es precisamente eso: la corteza terrestre, o según el diccionario: "la envoltura rocosa que constituye la corteza exterior sólida del globo terrestre". ¡Ándele, pues eso!
La cosa es que cada vez que a estas placas se les ocurre acomodarse, acá arriba, en la litósfera, se producen terremotos que nos hacen literalmente temblar. Sobre la palabra "terremoto", no es difícil deducir que sus componentes significan "movimiento de la tierra", porque motus es movimiento y terra es tierra. Así de simple. Puede referirse a la tierra -con minúscula- para la corteza o a la Tierra -con mayúscula- para el planeta. ¿Y los temblores? Pues es lo mismo, pero se refiere a cualquier tipo de agitación, como cuando tenemos frío y nuestro cuerpo tiembla para tratar de mantenerse caliente… o también "tiritamos", que es exactamente lo mismo.
En algunos medios reportan este tipo de acontecimientos de la naturaleza como "movimientos telúricos", que es una forma diferente -según ellos, más elegante- de llamarle a un temblor, ya que "telúrico" es lo que se refiere a la Tierra como planeta, y también a los terremotos.
"Y el sismo, ¿es lo mismo?", preguntará alguien con gesto curioso. A lo que yo le contesto: ¡Claro que sí! La diferencia es que "terremoto" lo tomamos del latín y "sismo" del griego, específicamente de seísmos que es el "sacudimiento de la tierra". De hecho, en español también tomamos la palabra "seísmo" con el mismo significado de "terremoto" y usted la puede usar sin remordimiento alguno, sabiendo que viene del francés séisme y ellos -los franceses- lo tomaron del mismo griego.
En cada ocasión que ocurre un terremoto, escuchamos la intensidad con que se da éste, usando la Escala de Richter para medirlo. Charles Francis Richter fue un sismólogo estadounidense que creó esta escala junto con otro sismólogo, Beno Gutenberg, al que nunca se le menciona, pobre. Cualquier terremoto registrado arriba de los siete grados en esta escala es considerado como muy fuerte, y el más intenso del que se tenga registro es el de Valdivia en Chile, en el año de 1960, con 9.5 grados de intensidad.
¡Ya me puse a temblar nomás de imaginármelo!
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ME PREGUNTA Ana Claudia Crue: ¿Es correcto "biósfera" o "biosfera"?
LE RESPONDO: De las dos maneras se considera correcto: biósfera o biosfera. Lo mismo con litósfera y litosfera, atmósfera y atmosfera, etcétera.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: En caso de temblor, ¡no corra! Afuera también está temblando.