El ser humano utiliza las armas para atacar y defenderse y la primera que debe haber utilizado seguramente fue el brazo, directamente. Luego para darle más alcance a su brazo, debe habérsele ocurrido lanzar piedras a su enemigo.
Luego probablemente se le ocurrió agarrar un garrote y adoptarlo como una extensión de su brazo. Ese garrote es el basto de la baraja española y con el que nuestros antepasados trogloditas les daban en la cabeza a sus mujeres como en señal de cariño. ¡Qué hermoso cariño!
Poco a poco, aquellos seres primitivos se fueron haciendo más refinados en su armamento y, utilizando piedras y huesos, empezaron a fabricar cuchillos, bumeranes, flechas, arcos y dardos, usados a discreción para dirimir sus problemas con los vecinos… y como todavía no se inventaba la policía ni la Guardia Nacional ni nada por el estilo, pues todo se resolvía por la ley del más fuerte. En realidad, las cosas no han cambiado mucho en ese sentido.
Después se empezaron a trabajar los metales y se hicieron puñales. Fabricaron los de bronce y luego se lanzaron a hacer lanzas, fueron aplicando después el ingenio para producir arietes y catapultas. El ariete era, haga de cuenta usted, un poste de teléfonos que lo cargan entre muchos y, a la de tres, lo hacen chocar contra un muro o una puerta hasta que la derriban. La palabra ariete se deriva de aries que en latín es un carnero, porque el arma funcionaba dando topes precisamente como uno de esos potentes animales.
A medida que se incrementaba la fuerza ofensiva de las armas, se pensó en fabricar la contraparte, es decir, elementos de protección: cascos, escudos, corazas y armaduras completas.
Entre las armas más sofisticadas y mortíferas que inventaron está el cañón. El cañón de artillería se monta sobre un armazón, porque no pensaría usted que el cañonero lo iba a traer cargando… ¡con lo pesados que son! -los cañones, porque los cañoneros, pues depende-.
Bien, pues esa armazón -puede ser el armazón o la armazón- sobre la que se monta el cañón es la cureña y el tipo que está al pie de la cureña se supone que está listo para hacer disparar el cañón en el momento en que se requiera. Entonces, la frase de "estar al pie de la cureña" significa estar listo para reaccionar en el momento adecuado.
Al juego delantero de la cureña de un cañón de campaña se le llama armón, palabra que muy probablemente derive de aram, vocablo del antiguo alemán que significa brazo y luego se traduce en arma, y hay que tomar en cuenta que por ahí va también la palabra arm, que es brazo en inglés.
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ME PREGUNTA Blanca Cisneros: ¿qué es un sibarita?
LE RESPONDO: Un sibarita originalmente era un habitante de la ciudad de Sibaris, que se distinguía por ser muy amante del lujo y la vida regalada. En la actualidad se le dice sibarita precisamente a una persona demasiado inclinada hacia ese tipo de vida.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Las opiniones son como los ombligos: cada quien tiene uno.