FOTOS: Vayron Infante
A las 18:00 horas del 8 de enero de 1956 se registró un gran movimiento de gente sobre el cruce de la calzada Industria y la calzada Gustavo A. Madero, en la colonia La Unión, al poniente de Torreón. Entre los asistentes se encontraba don Luis Guízar Barragán, entonces obispo de Saltillo. Su misión fue encabezar la bendición de un nuevo templo construido por los vecinos del sector, el templo de la Sagrada Familia.
Según una crónica publicada por El Siglo de Torreón, el obispo recorrió la parte exterior de la iglesia acompañado por otros sacerdotes e ingresó al inmueble para continuar la bendición. Allí se dirigió al altar mayor, el cual se decoró con cirios encendidos y grandes jarrones poblados por gladiolos blancos. Mientras el obispo se instaló en el sitial de honor, el padre Ismael Casas tomó la palabra y, antes de empezar la misa, agradeció la construcción de la iglesia (realizada por el arquitecto Ernesto Santibáñez y el ingeniero Ricardo Troyo) y resaltó el valor y significado de la Sagrada Familia, la cual se encontraba representada en una monumental pintura ubicada detrás de él.
Han pasado 67 años y la pintura continúa en el mismo sitio. Se trata de un gran óleo sobre tela realizado por el artista leonés Lázaro Zambrano. La obra está pegada a la pared en una extensión de 12 metros de largo por 3.5 metros de alto. La firma indica una fecha: agosto de 1955 y agrega el sitio de León, Guanajuato. La obra mantiene su belleza, pero es notable el paso del tiempo registrado en pequeños desprendimientos de pintura, así como manchas de humedad y daños causados por otras inclemencias como el polvo o los rayos solares que se cuelan por los ventanales.
Catalina Regalado de Ríos Zertuche, en otra nota publicada por este periódico en 1994, escribió que el señor Francisco Sánchez Ruvalcaba, empleado de la Jabonera La Unión, fue quien acudió a León, contactó al pintor Antonio Segoviano, autor de diversos cuadros religiosos y seleccionó a Zambrano, uno de sus alumnos, para realizar la pintura de La Sagrada Familia.
Debido a su valor histórico, artístico y religioso, los integrantes de esta comunidad, encabezada por el sacerdote Eduardo Garay, ha manifestado su interés de restaurarla.
LA COMUNIDAD
En lo que alguna vez fue la primera zona industrial de Torreón, fábricas como la Hilandera La Fe o la Jabonera La Unión han desaparecido ante la construcción de otros espacios de esparcimiento, pero la parroquia de la Sagrada Familia continúa vigilando el barrio con su gran campanario y amplio atrio. Por este sitio se recuerda al padre Jesús Santillán, quien en los años setenta hizo que la parroquia viviera sus mejores años, al grado de fundar otras dos capillas: la Divina Providencia en la colonia Polvorera y el santuario del Señor de los Rayos en la José R. Mijares.
Mientras cae la tarde, el padre Eduardo Garay aparece en el altar, ante el cual se ha instalado un nacimiento, pues esta Noche Buena se acostará al niño Jesús. Ordenado sacerdote en 2007, llegó a la comunidad de la Sagrada Familia hace cinco años. En este periodo, ayudado por los feligreses y una asociación, ha realizado gestiones para el mantenimiento del templo. Ejemplo de ello es la remodelación del auditorio, cuyos trabajos terminaron en agosto pasado luego de tres años.
Rifas, quermeses, ventas de alimentos, colectas, la comunidad se las ingenia para obtener recursos y seguir atendiendo las necesidades del edificio, de ese espacio que es refugio de su fe. Cabe señalar que, según la placa en la fachada, la comunidad parroquial de la Sagrada Familia fue fundada el 28 de febrero de 1960, por el obispo Fernando Romo Gutiérrez.
El padre Garay indica que la parroquia atiende a 11 colonias, con una población estimada de nueve mil 500 habitantes, y restaurar la obra de Zambrano es uno de los grandes retos proyectados a futuro.
“Está la tarea pendiente de restaurar esta obra de arte […] Queremos ver quien nos pudiera ayudar, quien nos pudiera apoyar. Invito a la comunidad, al gobierno municipal, estatal, federal, al Instituto Nacional de Bellas Artes, que nos pudieran ayudar con esta obra maestra”, declaró el padre Garay.
La Sagrada Familia de Zambrano muestra a la virgen María, a José y al niño Jesús en medio de un bello paisaje. Según lo descrito por Catalina Regalado de Ríos Zertuche, el paisaje está tomado desde la curva del Japonés, un sitio del río Nazas ubicado a la altura del parque Raymundo. En la pintura, José ejerce el oficio de carpintero, mientras la virgen carga al niño y este alimenta con unas hojas a un cordero, acto que hace alusión a la evangelización.
“Si te fijas es un paisaje bonito, abierto, con flores, el cerro, la techumbre y una casita de adobe. Eso es lo que quiso plasmar el artista. […] Años atrás le han metido mano, pero no la han restaurado totalmente. Entonces, sería un reto, un gran regalo para la comunidad. Hay alguien que me dice que cobran 120 mil pesos, pero ¿de dónde pagamos? Aparte necesitamos la autorización del INBAL. Si te fijas hay que restaurar el mismo óleo, la pintura que ya es antigua, una restauración total”.
EL ARTISTA
Lázaro Zambrano Uribe nació en 1914, en San Luis Potosí. A los siete años de edad se trasladó a León, donde pudo descubrir sus dotes artísticas gracias al apoyo de su madre. Fue alumno del maestro Antonio Segoviano, el gran pintor leonés de la época, quien lo instruyó en las técnicas contemporáneas y de los grandes maestros de la pintura.
En una entrevista telefónica, Luis Alegre Vega, cronista oficial de León, indicó que en 1955, año en que se concluyó el gran óleo de La Sagrada Familia, Lázaro Zambrano vivió su momento de mayor proyección y producción.
“Era un pintor clásico, de bodegones, de escenas como cotidianas, con una gran habilidad para el detalle, el trazo, un tipo muy pulcro para pintar, un tipo con una gran técnica, pero muy clásico, lo más ortodoxo en la pintura”.
El artista fue un niño prodigio y a los 17 años ya pintaba por encargo y realizó retratos a varios personajes importantes de León, como empresarios y políticos. Su obra es vasta, se habla de miles de piezas. Una de sus pinturas más conocidas es Fundación de León (1969), realizada a partir de los relatos albergados en el Archivo Histórico Municipal de la ciudad guanajuatense, en la cual, al igual que en La Sagrada Familia, se registra un mayor atrevimiento artístico al pintar escenas más complejas. Zambrano murió en 1979.
“Como leonés y como cronista es un orgullo que un artista local haya trascendido a su cotidianidad, a su localidad y aportado en otra ciudad con importancia como Torreón. Es una oportunidad de reflexionar sobre su propia obra, de verlo en otra de sus facetas”, concluyó el cronista de León.
