
La remuneración económica ya no es el anzuelo infalible que las empresas pueden lanzar para atraer a sus plantillas a los perfiles deseados.
La Gran Renuncia es un fenómeno de dimisiones que reúne millones de ejemplos. El término fue acuñado por Anthony Klotz, profesor de la Escuela de Negocios de la University College London.
Inició en Estados Unidos, en 2021, al amparo de los apoyos que el gobierno de este país liberó para ayudar a su población y mitigar los efectos de la pandemia de COVID-19.
Depósitos por impacto económico que iban desde los 600 dólares hasta los mil 400 dólares por persona, el cobro de seguros de desempleo y una inversión para enfrentar la crisis del coronavirus que superó el 20 por ciento del Producto Interno Bruto estadounidense tuvieron un efecto inesperado: más de 38 millones de personas dejaron sus trabajos.
Las ayudas gubernamentales decidieron a muchos; superada la crisis del coronavirus, personas en el paro vieron que no había necesidad de volver de inmediato al mercado laboral; muchos ocupados simplemente aprovecharon para separarse de puestos en los que no estaban a gusto.
Ya en 2022, en el primer trimestre, la dinámica económica del país vecino recuperó el nivel previo a la pandemia. Sin embargo, se manifestó un nuevo problema: negocios que se vieron en aprietos por un déficit de recurso humano.
Para junio del año pasado, había más de 10 millones de vacantes; no hubo trabajadores dispuestos a ocuparlas.
Así, negocios que antes cerraron por el virus, se vieron forzados a reducir su jornada porque no había manos suficientes para atender a sus clientelas.
HAY PRIORIDADES
Renuncias y vacantes desdeñadas son muestra del giro en las prioridades de los buscadores de empleo en Norteamérica.
La remuneración económica ya no es el anzuelo infalible que las empresas pueden lanzar para atraer a sus plantillas a los perfiles deseados.
Tanto la seguridad del salario como recibir prestaciones básicas han perdido atractivo a ojos de millones de trabajadores calificados, cuyas inquietudes a la hora de aplicar para un puesto apuntan hacia insertarse en un clima laboral a su gusto.
¿Qué atrae a los norteamericanos, jóvenes en su mayoría, que se resisten a aceptar la primera vacante disponible?
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