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La debacle del beisbol cubano

JUAN GARCÍA

Penoso, lamentable, triste, doloroso, con tintes de tragedia fue el resultado obtenido por el equipo representativo de Cuba en la Serie del Caribe (SC) 2023, que acaba de tener lugar en Venezuela. Ocupó el último lugar en la tabla de posiciones. De siete encuentros que sostuvo solo pudo ganar uno, y eso en extrainnings. Perdió los otros seis y un par de ellos por paliza, como el vergonzoso 20 a 3 frente al país anfitrión. ¿Qué fue del otrora poderoso beisbol cubano? Nada queda.

De lo anterior estaban plenamente conscientes los directivos de la Federación Cubana de Beisbol (FCB). Por eso inventaron, a manera de experimento, una llamada Liga Élite, que consistió en organizar un torneo invernal con los mejores jugadores de la Serie Nacional -el verdadero circuito del beisbol cubano--, para de esta manera integrar un mejor equipo que representara a la Isla en la SC. Pero ni así. Peor aun les hubiera ido con el campeón de la Serie Nacional, por más refuerzos que le hubieran incorporado.

Más grave fue que la tal Liga Élite no logró interesar y menos aun entusiasmar a la fanaticada. Patéticas son las fotos donde se ven los estadios todo el tiempo vacíos, con la sola excepción de la serie final.

¿Parques de beisbol vacíos en Cuba? De no creerse. En el libro "Béisbol. Latinoamericanos en las Grandes Ligas" su autor Michael M. Oleksak escribe lo siguiente:

"A principios de los 50, los propietarios de teatros, restaurantes y clubes nocturnos pidieron al presidente cubano Prío (Socarrás) que redujera el número de juegos nocturnos de la liga (de beisbol) de invierno de seis a tres a la semana, a fin de aumentar el comercio local, pero sus súplicas encontraron oídos sordos. Los aficionados cubanos llenaban los estadios…" (pág. 103).

En lamentable contraste ahora esos estadios se ven vacíos. ¿Por qué? La explicación es muy sencilla. Obedece básicamente a dos causas: A que el beisbol cubano, cuyo nivel ha descendido dramáticamente, ha estado totalmente cerrado al resto del mundo, lo que paradójicamente explica a su vez el éxodo masivo de peloteros cubanos. Y al rígido control que el gobierno y siempre sobre la base de criterios políticos, ejerce sobre la FCB, es decir, sobre el deporte nacional. 

En su formidable historia del beisbol cubano, publicada en 1999 con el significativo título de "La gloria de Cuba", Roberto González Echevarría, se refiere al último de los puntos así:

"No existe en la historia un jefe de Estado que haya intervenido de modo tan conspicuo y prolongado en el deporte nacional de su país como Fidel Castro lo ha hecho con el béisbol en Cuba… Supongo -agrega el autor- que para algunos es un tema ligeramente humorístico, frívolo en comparación con otros muy dolorosos que atañen a la isla".

De manera chusca ilustra su planteamiento así: "Es como si (Francisco) Franco hubiera estado involucrado profunda y visiblemente en el desarrollo del toreo en España durante su prolongado gobierno y de vez en cuando se hubiera puesto un traje de luces y bajado al coso para ensayar unas cuantas verónicas" (pág. 575).

Los cubanos deben hacer lo necesario, con urgencia, para rescatar lo que históricamente ha sido su gloria, pasión, orgullo y símbolo de identidad nacional.

Liga Premier

Impresionante el entusiasmo y la asistencia de aficionados que el viernes pasado registró el parque Peñoles, aparentemente aun por encima de su cupo, para presenciar el séptimo juego que definió al campeón de la Liga Premier. Solo el beisbol, en el nivel no profesional, es capaz de lograr esto en La Laguna. Ganaron 9-4 los Mineros de la sección 74 a los Astros SIMSA de Matamoros.   

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