Matilde Petra Montoya Lafragua nació el 14 de marzo de 1857 en la Ciudad de México. Con mucho esfuerzo -debido a su situación económica, pero sobre todo a su condición de mujer- se convirtió en partera a los catorce años y ejerció en Cuernavaca, Morelos.
Ella quería ser médica, pero sólo podía aspirar a ser partera. En ese tiempo, si una mujer deseaba estudiar una carrera universitaria, en particular, Medicina, se consideraba una afrenta a la sociedad porfirista.
En 1882, gracias a su tenacidad, fue aceptada en la Escuela Nacional de Medicina, no sin enfrentar críticas de muchos de sus compañeros, maestros y miembros de la sociedad; la confrontaban, se burlaban de ella y le prohibían cursar algunas materias, particularmente las disecciones. Sus detractores hacían eco de lo que decía la prensa: "Cuán perversa debe ser esta mujer como para ser capaz de querer estudiar medicina con tal de ver hombres desnudos" (Periódico El Amigo de la Verdad, 1881).
Si bien ni la Ley Orgánica de Instrucción pública en el Distrito Federal de 1867 ni la Constitución prohibían que las mujeres realizaran estudios universitarios, la sociedad de entonces, más que la de hoy, pretendía que las mujeres se dedicaran sólo a las labores domésticas y al cuidado de la familia.
Su lucha por tener un lugar en el mundo de la Medicina fue ardua, y así, el 24 de agosto de 1887, a pesar de todos los prejuicios y limitantes que tenía en su contra, pudo presentar su examen profesional para convertirse en la primera mujer mexicana en obtener el título de médico cirujano.
Su examen profesional causó tal controversia que, además de un buen número de médicos, contó con la presencia de muchos curiosos, algunos periodistas y del presidente de la república Porfirio Díaz y su esposa.
En su libro Matilde (Grijalbo, México, 2021, 336 pp.) el escritor Carlos Pascual presenta, de una forma amena y ágil, la vida de Matilde Montoya, quien cambió la historia de la Medicina en México y ejerció su profesión hasta los 73 años. A pesar de que todavía millones de mujeres siguen padeciendo discriminación y violencia debido a su género, ella dejó como legado una puerta abierta para todas las mujeres mexicanas que sueñan con ser médicas. Matilde Montoya murió el 26 de enero de 1938.
