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Escandaloso y criminal presupuesto militar

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

"Homo hominis lupus", sentencia de la antigua filosofía universal. En efecto, el panorama que ofrece la situación mundial actual confirma que "el hombre es lobo del hombre". A lo largo de su historia los hombres han creado límites geográficos que dividen a los países, nacionalidades, ideologías, economías, doctrinas, religiones, para confrontarlas y dirimirlas con otros hombres, dando origen al fenómeno sociológico de la guerra, exhibiendo incapacidad para solventar por las vías del diálogo y la concertación los conflictos creados por ellos mismos, manteniendo en permanente tensión a la población mundial. 

Miles de millones de dólares destinan los países para la producción y compra-venta de armamento desde el más simple hasta el más sofisticado desde la pistola más sencilla hasta la bomba atómica, con el objetivo de aniquilar al contrario. Hay hambre, ignorancia, enfermedades, hay atraso y marginación en los pueblos del mundo y en vez de orientar los recursos a satisfacer tales necesidades y eliminar esas calamidades, los destina a la fabricación de instrumentos, aparatos, equipos y maquinaria para matarse unos y otros en una guerra fratricida en nombre, fíjese usted bien, ¡en nombre de la paz, de la libertad y la democracia!

¡Es la guerra! Es la manifestación de los instintos criminales nacidos de la ambición y el ansia de poder y de someter a los demás. Las potencias involucradas en una competición por saber cuál puede tener más armas para acabar con el rival. Es escandaloso y criminal que, de los presupuestos de egresos para el año de 2024, los gobiernos de los países destinan el mayor porcentaje a generar o incrementar las situaciones de guerra, cuando hay países que padecen la falta de los satisfactores básicos, no tienen agua potable, carecen de energía eléctrica, faltan escuelas y profesores, centros de salud y asistenciales, fuentes de empleo, etc.

La guerra es un negocio, un negocio muy lucrativo, por cierto; la militar, es una industria en pleno desarrollo y crecimiento y, como toda industria, necesita vender su producción, su mercancía, y esta mercancía trae consigo la muerte. Pero para vender necesita clientes potenciales, éstos vienen a ser los ejércitos. ¿Y si éstos no están en guerra, qué hacer? Pues hay que provocarla.

Hay que incentivar el sentido nacionalista o patriótico, más bien patriotero, para enardecer a la gente; su propósito y su objetivo es vender armas y lo característico es que estas empresas productoras de armas, venden lo mismo Rusia que a Ucrania, lo mismo a Palestina que a Israel, igual a musulmanes que a cristianos y judíos. Mientras más guerras haya, más ganancias obtiene la industria de la muerte.    

De acuerdo con fuentes internacionales informativas, se sabe de una lista que, encabezada por Estados Unidos, seguido por China y Rusia; incluye a una docena de países involucrados en la carrera armamentista: India, Arabia Saudita, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Ucrania, Corea del Sur, Italia, Australia, Canadá e Israel. Cuesta trabajo aceptar y comprender que países cuya población presenta un elevado índice de pobreza y subdesarrollo como son, por ejemplo, India, Arabia Saudita y Corea del Sur, destinen la mayor cantidad de dinero a la militarización y compra de armas que a solventan el alto índice de marginación de su gente. 

Es criminal que los gobiernos de los países enlistados prefieran aumentar sus arsenales antes que atacar la pobreza, el subdesarrollo y el atraso de estas comunidades que conjuntan sus ánimos y esfuerzos pasa llegar a niveles superiores y mejorar sus condiciones de vida.

El aumento en el gasto militar se manifiesta en inversiones significativas con variedad de tecnología y equipos militares avanzados; esto incluye la adquisición de aviones de combate de lo más avanzado, flota naval de enormes barcos de guerra, sistemas de seguridad de vanguardia, así como una extensa gama de armas convencionales y nucleares.

El incremento en los presupuestos militarizados se manifiesta en grandes inversiones con una variedad de tecnologías y en avanzados equipos militares, que incluye la adquisición de aviones y buques, sistemas de ciberseguridad avanzada, que han desempeñado un eficiente papel en la modernización de las fuerzas armadas.

La tecnología militar exhibe un avance y desarrollo sorprendentes por lo que es plausible que haya un Tratado internacional sobre el Comercio de Armas que impone un conjunto de normas  que buscan controlar el tráfico de armas; no obstante el cual no impide el abuso contra los derechos humanos, debido a que las potencias como China, Rusia y Estados Unidos no las cumplen violando flagrantemente el derecho internacional y poniendo en peligro la ya de por si  frágil paz mundial.                          

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Escrito en: Raúl Muñoz de León Panorama

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