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Entre lo kafkiano y la obnubilación general: el caso de la COP28

MANUEL VALENCIA CASTRO

Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre del presente año se llevó a cabo la Conferencia de las Partes 28 (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizan cada año y que reúnen los órganos de negociación del régimen internacional de cambio climático, compuesto por representantes de 196 países más la Unión Europea, en donde se adoptan o se intenta adoptar decisiones vinculantes para las partes. Esta COP28 se llevó a cabo en Dubai. Un petroestado que causaba curiosidad e incertidumbre sobre si las negociaciones logradas en otras COP serían continuadas y además, se terminarían los acuerdos pendientes. Pero no hubo sorpresas, nada de eso ha ocurrido. Por el contrario, más de 2500 cabilderos de los petroestados se volcaron a la Conferencia influyendo definitivamente en los resultados marcados como nunca por un retroceso en los acuerdos.

Haciendo un poco de historia, desde la Reunión Cumbre de Río en 1992, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió tratar el Cambio Climático en las COP, las primeras Conferencias giraron en torno al Protocolo de Kioto, que buscaba reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero al menor costo mediante el fomento del mercado de carbono, y que los gobiernos que suscribieron el tratado establecieran leyes y políticas para cumplir sus compromisos ambientales y que las empresas tuvieran en cuenta al medio ambiente al tomar decisiones.

Como se trataba de un instrumento jurídicamente vinculante multilateral parecía que tendría éxito en la reducción de los gases de invernadero, pero no fue así, fue un fracaso, y las emisiones de gases continuaron aumentando y el calentamiento global también.

En 2011 se llevó a cabo la COP17 en Durban, Sudáfrica, en la cual se rescató y amplió nuevamente el Tratado de Kioto que hasta ese momento era lo único jurídicamente vinculante. Sin embargo, se presentaron muchas dificultades entre los principales países generadores de gases de efecto invernadero. Quedando claro que iba a ser muy difícil alejarlos de la ruta de los combustibles fósiles.

Después vinieron los importantes acuerdos de París, que según algunos se gestaron desde la COP17 en Durban y que serían la guía para las siguientes Conferencias.

"El 12 de diciembre de 2015, en la COP21 de París, las Partes de la CMNUCC (Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El Acuerdo de París se basa en la Convención y, por primera vez, hace que todos los países tengan una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor apoyo para ayudar a los países en desarrollo a hacerlo. Como tal, traza un nuevo rumbo en el esfuerzo climático mundial." Sin embargo, en las siguientes COP, los cabilderos de siempre fueron sistemáticamente deteniendo el cumplimiento de los acuerdos de París, dejando sólo pequeños espacios de negociación en los que no obstante se dio la emergencia de lo que ya era una realidad: el cambio climático estaba ocasionando desastres y expulsión de personas en diferentes partes del mundo.

Ahora en la COP28 las cosas fueron de mal en peor: en el borrador que se presentó el lunes pasado queda claro que la Conferencia se encuentra al borde del fracaso. Dicen los ambientalistas que pareciera que este borrador fue escrito por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Aunque la expectativa era muy alta, lo cierto es que ya no hay de otra, el mundo necesita desesperadamente eliminar de la ecuación los combustibles fósiles, ya no es suficiente reducir nada más. Expertos de todos lados están tan asustados que se han convertido en agoreros del desastre. Está muy claro que las COP han entrado ya en un proceso de lo absurdo, totalmente Kafkiano, esto es trágico, pero además queda totalmente demostrada la ineficacia de las COP ante un problema que requiere no sólo de cambios económicos y tecnológicos para eliminar los combustibles fósiles, se requiere también de la solidaridad financiera de aquellos países que se han beneficiado más del paradigma de dichos combustibles, con aquellos países que son más afectados por el cambio climático.

Finalmente es necesario decir que el mundo, o sea todos los que lo poblamos, debemos abandonar el estado de obnubilación que nos impide darnos cuenta de los fenómenos extremos climáticos que enfrentaremos con mucha más frecuencia e intensidad.

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