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El PAN y las lentejas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Se aliaron por un plato de lentejas. Así acaba el Partido Acción Nacional, tras décadas de sacrificios, avances y aportes a la democracia mexicana. Durante la segunda mitad del siglo XX, el PAN fue un partido de oposición con gran prestigio. Los fundaron hombres notables e íntegros en 1939, a fin de construir una vía institucional para trascender el vaivén de las elecciones. Desde su arranque, se ganaron a pulso y valentía, el lugar de oposición al régimen en un contexto autoritario. Eran los tiempos de la dictadura de partido único, con todo lo que significa esa palabra: represión, violencia, hegemonía brutal. Octavio Paz, definió al partido en el poder, como el Ogro filantrópico. En consecuencia, el régimen autoritario utilizó todo tipo de recursos y artilugios antidemocráticos para mantenerse arriba, hasta que pasaron setenta años.

Sin posibilidades de ganar, los panistas fueron minoría por muchos años. Luego ganaron una diputación aquí, un municipio acá, pero no más. Sin embargo, el PAN se mantuvo con aplomo y llegado el momento, hizo aportaciones relevantes a la democracia en México. La credencial de elector y un instituto electoral autónomo, son algunos ejemplos vigentes.

Con el apoyo de los ciudadanos, llegaron a la presidencia en el año 2000, no obstante, de carecer de estructura. De esa manera, canalizaron el voto antipriista. Vicente Fox fue el mejor candidato y el peor presidente. Frívolo, desperdició la gran legitimidad de su gobierno y dejó intacto el antiguo régimen. En el 2006 mantuvieron la presidencia bajo una elección polémica y sumamente cuestionada. La diferencia de votos consistió en 0.56 por ciento. Lo que siguió con Felipe Calderón, fue la guerra contra el narco y la violencia sin fin que todavía lastima al país. Genaro García Luna es el símbolo de esos infames años.

Hace tiempo que el PAN anuló la tradición. Sus actuales líderes son todo lo contrario a los valores que fundaron el partido. Pienso en la inteligente visión y paciente brega de eternidad de Manuel Gómez Morin; en el humanismo cristiano de Efraín González Luna, abogado de prestigio y hombre intachable; la capacidad argumentativa de Rafael Preciado Hernández; la agudeza de Adolfo Christlieb Ibarrola; la dignidad de José Ángel Conchello; la entereza de don Luis H. Álvarez y la inteligencia crítica de Carlos Castillo Peraza.

El 22 de diciembre de 2020, el PAN firmó su degradación al conformar la alianza con el PRI y las sobras del PRD. No sólo perdió la poca credibilidad que tenía, sino se alió con su opresor histórico. De esa manera, el PAN quedó destruido por sus principales líderes, quienes están muy por debajo de las circunstancias. Rebasados, navegan sin brújula en un Titanic llamado Alianza. Su hundimiento los espera en 2024.

En las recientes elecciones de gobernador en el Estado México, el PAN, sólo obtuvo el 11.2 por ciento de los votos. En Coahuila, terminaron en cuarto lugar, con 6.8 por ciento, es decir, raquíticos 89 mil 243 votos. ¡Una estafa para el PRI! Lo cual ya es mucho decir. Toda esta debacle del PAN, me recordó la historia de Esaú, quien vendió su primogenitura y herencia, por un plato de lentejas a Jacob. Es decir, por el hambre momentánea, se perdió para siempre. Era preferible asumir con dignidad algunas derrotas y regresar con integridad de cara a los ciudadanos. Con la alianza, el PAN entró en un precipitado proceso de perredización. En la política, ya lo dijo el florentino, hoy estás arriba, y mañana abajo. Sin embargo, se aliaron con el PRI, pulverizando su identidad, y sobre todo, la legitimidad que ganaron con las luchas históricas. Los panistas de la vieja guardia fueron sumamente valientes, aguantaron las vejaciones y la violencia del régimen contra sus militantes. En aquellos años, distribuir propaganda del PAN, te podía llevar a la cárcel. Criticar al gobierno era motivo de persecución y hasta desaparición. Por otro lado, la generación que le tocó cosechar importantes triunfos electorales, hizo concertaciones con el gobierno sin perder su valor. Diego Fernández de Ceballos y Carlos Castillo, ganaron el poder, pero no perdieron el partido. Esa etapa se caracterizó por un pragmatismo que hizo coalición con el gobierno y conservó su marca.

En contraste, Movimiento Ciudadano está destinado a tomar el lugar el PAN. Tienen propuestas interesantes en el Senado y en la Cámara de Diputados. Su discurso no es estridente. Gobiernan estados relevantes como Jalisco y Nuevo León. Pese al canto de las sirenas de la Alianza, se mantuvieron firmes. Para el 2024 es factible que desplacen al panismo al tercer lugar.

El PAN carece de liderazgos honestos e inteligentes. Están destinados a una irrelevante minoría. Su paupérrima narrativa se limita a criticar al presidente y decir que todo está mal. En esas condiciones, el político que mejor representa los valores y principios de la Alianza, es Alito Moreno, sin duda, sería el mejor candidato, por su gran "experiencia" y "habilidad". Todo por un plato de lentejas.

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Escrito en: Editorial Carlos Castañón Cuadros editoriales

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