Cultura

Mario Guzmán

El grabado del maestro Mario Guzmán se exhibe en La Laguna

Describe la ciudad de Oaxaca como un sitio desbordado de manifestaciones artísticas

(RAMÓN SOTOMAYOR)

(RAMÓN SOTOMAYOR)

SAÚL RODRÍGUEZ

Fue en Nanchital, Veracruz, donde comenzó a adentrarse en el arte a través del dibujo. Desde pequeño, el artista Mario Guzmán copiaba cómics. Su madre se percató de su talento y lo instó a asistir a una casa de la cultura local. Allí conoció al maestro Mario Ortega, quien le abrió el panorama y presentó varias técnicas como la acuarela o el óleo.

Guzmán está en el Centro Cultural Antigua Harinera, una nave industrial al poniente de Torreón cuyo interior ha sido adaptado como galería y en la actualidad está bajo la administración del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE). El pasado viernes inauguró aquí su exposición titulada Una ventana a la gráfica oaxaqueña de gran formato, en la cual se incluye obra de su autoría y de otros maestros grabadores pertenecientes al Colectivo Subterráneos.

Al continuar su relato, indica que fijó sus ojos en la ciudad de Xalapa cuando tomó la decisión de estudiar arte, pues allí tenía familia. No obstante, decidió buscar otra opción al percatarse de que no fue bien recibido. Así llegó a la tierra de Rufino Tamayo, donde ingresó a la Escuela de Bellas Artes del la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Fue la primera ciudad que encontró en un directorio telefónico.

Guzmán le habla a la grabadora, sentado frente a una mesa, detrás de él se muestra un grabado en gran formato con el rostro de Emiliano Zapata. Está pegado a la pared. En este lugar imparte también un taller sobre la citada técnica que terminará este domingo.

“Sufrí varios cambios y uno de ellos tiene que ver con el aspecto social. Cuando llego a Oaxaca, a los pocos meses surge el zapatismo. Al año y medio empiezo a dar talleres en las comunidades afrodescendientes. Todo me fue sensibilizando ante la realidad de nuestra población mexicana, concretamente de una parte, de un grupo al que llamamos ‘tercera raíz’. También fue una etapa de contradicciones, de confrontaciones internas”.

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(IMCE)

Durante su etapa estudiantil, el maestro comenta que no se encadenaba a las cuatro paredes del aula. Cuando la escuela no satisfacía sus intereses, salía de ella y se apuntaba en talleres intensivos con maestros grabadores. Además, solía pasar lapsos prolongados leyendo libros de arte en las bibliotecas. Esa fue su verdadera universidad.

Interés por el grabado

La exposición Una ventana a la gráfica oaxaqueña de gran formato está conformada por varias secciones. Desde la desatención hacia las raíces africanas de la cultura mexicana, muestras de enfoque y denuncia social, así como el papel de los ‘nadie’ y las ventas hacia el encierro pandémico, los grabados de Mario Guzmán y sus colegas intentan acercar el arte a la gente común, a la gente de calle.

“Empecé en el grabado en 2006. Si bien ya había hecho unos grabados antes con la cuestión de los talleres, pero todavía seguía viéndome como pintor. En 2006 hubo un conflicto magisterial y popular, eso fue lo que terminó por meterme un poco más a las técnicas gráficas, concretamente la madera, por ser un material barato y no requerir una prensa, podías llevarla y seguir trabajando con ella en cualquier lugar”.

La madera no era el material idóneo para él, prefería la litografía. Sin embargo, es consciente que un artista debe adaptarse a sus condiciones y así lo hizo. Al hablar de Oaxaca como tierra fértil para el grabado, describe la ciudad como un sitio desbordado de manifestaciones artísticas, de galerías y talleres que permiten la formación, además de tener una economía basada en el turismo.

“Nosotros fuimos unos de los iniciadores en crear un taller más autogestivo y más autónomo, en el sentido de que no dependiéramos de alguien más, de ninguna institución. Habíamos tomado la decisión de cómo construir un taller, pero desde una lógica colectiva”.

En el caso de las piezas de gran formato, Guzmán indica que su empleo se empareja con la crítica social y política. Su público es el sector trabajador, obrero, citadino, quien anda a pie por las calles y convive con su entorno que, al mismo tiempo, es el lugar de exposición.

“Entendiendo también que el arte no fuera dirigido nada más hacia un sector, en este caso, quien lo puede comprar, o al intelectual que solamente dizque tiene cierta sensibilidad para poder apreciar arte. Era romper ciertos esquemas establecidos y todo esto conllevó a que empezáramos a hacer los formatos grandes”.

Una ventana a la gráfica oaxaqueña de gran formato, muestra de Mario Guzmán y el Colectivo Subterráneos, se encuentra disponible de manera gratuita en el Centro Cultural Antigua Harinera, ubicado en el sector Alianza, en un horario de lunes a viernes, de 10:00 a 15:00 horas.

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