Al iniciarse la última serie de la temporada 1943 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), se encontraban encabezando la tabla de posiciones y "enfrascados en una feroz pelea de perros", según comentó un diario local, las escuadras del Unión Laguna (UL) y los Industriales (después llamados Sultanes) de Monterrey. El puntaje de UL de juegos ganados con respecto al total de encuentros era de .576 y el de Monterrey de .575. Es decir, una diferencia de apenas ¡una milésima!
La serie de Monterrey, en su casa, sería de tres juegos frente a Alijadores de Tampico. Y en el estadio de la Revolución la de UL, "que en modo alguno sería un día de campo", ante los Pericos de Puebla, programada a cuatro encuentros. Uno de éstos para reponer el del 31 de julio, ganado por Laguna a los Pericos pero anulado por la Liga.
El primer juego aquí, efectuado el jueves 7 de octubre, lo ganó UL por paliza de 9 carreras a 1, con estupendo pitcheo del cubano Manolo Fortes, quien lanzó toda la ruta y solo recibió siete imparables, todos sencillos, y con el bat (porque entonces los pitchers bateaban) también hizo por su causa al conectar tremendo triple con la casa llena. Con esta victoria Fortes colocó sus números en 18 ganados por 6 derrotas. Ese juego, aunque hoy nos parezca increíble, tuvo una duración de 1 hora y 55 minutos. A pesar de la victoria de UL, "la feroz pelea de perros" continuó porque ese jueves Monterrey también superó a Tampico 4-0 carreras.
El viernes 8 de octubre Monterrey no jugó, pero Laguna sí. Ese día, a pesar de que lanzó el maestro Martín Dihigo, el juego registró altibajos. Los Pericos le hicieron par de anotaciones en el segundo inning por mal fildeo del jardinero José María "Chema" Castro, lo que provocó su salida del juego y en su lugar entró el lagunero "Memo" Garibay. En la parte baja del mismo segundo episodio UL empató el score al iniciar la tanda con doblete el también nativo de La Laguna Jesús "Chanquilón" Díaz.
Pero en el quinto capítulo Dihigo sufrió un alarmante parpadeo y los Pericos le fabricaron un rally de tres carreras, lo cual hizo cundir el pánico en las tribunas. Por fortuna el nerviosismo entre la fanaticada duró poco, porque en la parte baja del mismo quinto episodio UL timbró seis veces la registradora, para terminar ese inning con pizarra favorable de 8 carreras a 5. El score final del juego fue de 10 carreras a 5, con triunfo para UL.
El tercer juego de la serie, programado para llevarse a cabo el sábado 9 de octubre, ni siquiera fue posible iniciarlo debido al intenso temporal lluvioso desatado sobre la ciudad de Torreón y muchos kilómetros a la redonda, dos horas después de la medianoche anterior.
Se informó entonces que si el tiempo y las condiciones del terreno lo permitían, el día siguiente se llevarían a cabo los dos juegos faltantes, preferentemente, o al menos uno, según las circunstancias. La directiva del club anunció que a través de la radio se mantendría permanente y oportunamente informada a la afición sobre esos juegos. El público se enteró al mismo tiempo que Monterrey había vuelto a ganarle a Tampico la tarde de ese sábado, 4 carreras por 2.
Los comentaristas opinaban que el aplazamiento del tercer juego de la serie favorecía a UL, pues le permitiría a Martín Dihigo, cuyo brazo era garantía de triunfo, tener un día adicional de descanso. Llegó el domingo 10 de octubre, hoy se cumplen justo ochenta años, y a pesar de que temporal lluvioso sobre la Comarca no cesaba, dio inicio el juego matutino, el primero de los dos programados para llevarse a cabo ese día, encuentro que hubo de ser suspendido en la misma primera entrada al considerar el ampáyer Mullen que era imposible continuarlo en ese momento.
Lo que ocurrió en ese primer inning del juego del domingo 10 y los sucesos del resto de ese día ameritan ser contados con detalle, lo cual se hará aquí puntualmente el próximo martes.
Juan Antonio García Villa
