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Ecos de un canto chileno: A 50 años del golpe militar

Ha pasado medio siglo desde el derrocamiento de Salvador Allende en Chile. Aquel 11 de septiembre de 1973 la movilización comenzó en Valparaíso y cimbró con su estruendo al bombardear el Palacio de La Moneda en Santiago

Palacio de la Moneda. Crédito: Adobe Stock

Palacio de la Moneda. Crédito: Adobe Stock

SAÚL RODRÍGUEZ

En El silencio del mundo (Tusquets, 2022), el escritor chileno Pablo Azócar narra el encuentro amoroso entre Elisa, una mujer madura y reclusa en sus libros, y Diego, un joven universitario partícipe de las manifestaciones suscitadas tras el estallido social en Chile, en octubre de 2019. Durante la narración, los fantasmas del golpe militar de 1973, que derrocó al presidente socialista Salvador Allende e instaló en el poder al general Augusto Pinochet, se hacen presentes a través de Elisa y la represión violenta que acontece en las calles de Santiago.

En su poemario INRI (Fondo de Cultura Económica, 2003) el poeta Raúl Zurita, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020, incluye páginas en braille, esto en memoria de esas víctimas de la Dictadura Cívico Militar chilena a quienes se les sacaban los ojos antes de fusilarlos. Durante la revuelta de 2019, más de 400 manifestantes perdieron al menos un ojo o sufrieron daños en su visión debido al impacto de balas de goma disparadas por carabineros. Cuando relaciona ambas épocas durante una llamada virtual, el rostro de la cineasta chilena Alejandra Carmona Cannobio es empapado por lágrimas detrás de la pantalla. Su voz también se entrecorta; el pasado parece tener eco en el presente.

“Para todo Chile y para todo el mundo, sigue siendo ese grito desesperado de justicia, ese llamado de atención frente a cómo nos estamos comportando como humanidad”.

Junto a su madre y su padrastro, Carmona Cannobio se exilió de Chile en octubre de 1973, tras el golpe militar. Su madre era periodista cercana a Allende, mientras que su padrastro era camarógrafo. El Golpe los tomó por sorpresa en Valparaíso, ciudad donde todo empezó el 11 de septiembre de ese año.

“Mucha gente no lo tiene tan presente. Asociamos el golpe militar con La Moneda (sede del presidente de la República de Chile en Santiago). No, el golpe partió mucho antes. Para el golpe de Estado, mi mamá, su marido y yo habíamos viajado el fin de semana a Concón, que queda al lado de Valparaíso. Veníamos de vuelta por la carretera para cruzar Valparaíso y llegar a Santiago, pero no pudimos. Nosotros veníamos muy temprano porque mi padrastro, que era camarógrafo, debía estar en La Moneda ese día a las diez de la mañana, grabando algo. Él debía estar ahí trabajando, por eso partimos hacia Santiago muy temprano, a las seis y media o siete, y no pudimos pasar”.

Observaron tanques en la carretera, los militares los devolvieron. Ante la situación, su familia decidió cruzar el océano Atlántico. Cannobio llegó a la entonces República Democrática Alemana (RDA), donde vivió su juventud. Esa experiencia está plasmada en su documental En algún lugar del cielo (2003), el cual obtuvo el Gran Premio del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS).

“Es una autobiografía en la que yo relato la experiencia del desarraigo, de quienes no fuimos directamente la primera generación, sino la segunda. Somos los hijos de la gente que tuvo que huir. Mi papá biológico estuvo bastante involucrado en lo que fue la lucha contra la Dictadura Militar. Él se quedó clandestinamente en Chile y fue asesinado el 7 de diciembre de 1977”.

Fotograma del documental Zurita, verás no ver (2018).
Fotograma del documental Zurita, verás no ver (2018).

El periodista y dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Augusto Carmona, padre de Alejandra, fue acribillado por la espalda en la puerta de su casa, en la comuna de San Miguel, en un operativo que incluyó más de una veintena de vehículos, según testigos. Tuvieron que transcurrir 35 años para que la justicia chilena se pusiera en marcha respecto a este caso.

Autora también del documental Zurita, verás no ver (2018), el cual aborda la historia del poeta Raúl Zurita, la cineasta prepara otro proyecto sobre su estancia en la RDA, pero ya no tanto desde la memoria o el dolor, sino desde lo que significó esa época para los refugiados chilenos y los cambios acontecidos en su generación.

Según datos de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CCHDH), durante la dictadura el número de exiliados ascendió a más de 200 mil personas. Refugiados en países como Alemania, México, Argentina, Cuba, Colombia, entre otros, los chilenos comenzaron a organizarse para denunciar los crímenes de la dictadura, agruparse para una resistencia y posible retorno o bien, para paliar las heridas provocadas por la represión vivida en Chile.

BOMBAS SOBRE LA MONEDA

A las 09:10 horas del martes 11 de septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende comunicó su último mensaje emitido por frecuencia radial al pueblo chileno. Se encontraba refugiado en el palacio colonial de La Moneda (diseñado en el siglo XVIII por el arquitecto italiano Joaquín Toesca), donde había arribado desde las 07:35 horas negándose a entregar el gobierno a los golpistas. “Seguramente esta sea la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes”. Sabía que se despedía, el caos era inminente, las fuerzas armadas se sublevaron.

Entonces corresponsal del periódico Excélsior, el periodista mexicano Manuel Mejido escribió minuciosos comunicados sobre el desarrollo del golpe militar en Chile. A la recopilación de crónicas la tituló Esto pasó en Chile (Extemporáneos, 1974). El reportero abre su publicación con los sucesos de ese fatídico 11 de septiembre, cuando el cielo de Santiago comenzó a llorar bombas.

Un profundo silencio oscilante entre el miedo y el respeto se había producido en el grupo de personas que acompañaban al presidente. Allende había tomado la decisión de no abandonar La Moneda, narra el reportero.

Salvador Guillermo Allende Gossens vino al mundo el 26 de junio de 1908 en el puerto de Valparaíso, mismo que años más tarde cautivaría al poeta Pablo Neruda. Pasó los primeros ocho años de su vida en Tacna, una localidad peruana situada a 38 kilómetros de la frontera con Chile. Al terminar sus estudios secundarios, regresó a su ciudad natal para enlistarse en el servicio militar. Luego se trasladó a Santiago, donde estudió Medicina en la Universidad de Chile.

Su carrera política comenzó justo en las aulas universitarias. Desde muy joven mostró interés ideológico por el marxismo y anarquismo. Fue detenido y encarcelado por su actividad como líder estudiantil. A los 29 años fue diputado por Valparaíso y cofundador del Partido Socialista. Participó en la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda y este lo nombró Ministro de Salud en 1938. Ejerció como Secretario General del Partido Socialista de 1942 a 1943 y vicepresidente del Senado de 1951 a 1953.

Bombardeo a la Casa de la Moneda el 11 de septiembre de 1973. Crédito: UNAM
Bombardeo a la Casa de la Moneda el 11 de septiembre de 1973. Crédito: UNAM

“El que llega por la vía democrática está, naturalmente, en desventaja”, dijo Allende en una entrevista que tuvo con el periodista mexicano Julio Scherer en 1970. El chileno contendió su primera candidatura presidencial en 1952, pero la perdió. Volvió a intentarlo en 1958 y 1964, el resultado fue el mismo.

La suerte cambió en el cuarto intento. El 4 de septiembre de 1970, Allende recibió la mayoría de votos (36.4 por ciento), pero no así la mayoría absoluta que exigía la Constitución chilena, ante su contrincante, el expresidente Jorge Alessandri. En Chile, la transición interminable (Grijalbo, 1999), Luis Maira Aguirre señala que la elección de 1970 no fue tan pasional como la de 1964, entre otras cosas, porque se tenía la sensación de que Alessandri volvería a alzarse con el triunfo. Allende apenas lo venció por un punto de diferencia.

Sin embargo, apenas se conocieron las noticias del estrecho triunfo de la izquierda, se iniciaron diversas maniobras para impedir su instalación en el poder.

Aguirre escribe que Allende supo sortear con maestría política esas primeras dificultades. Incluso favoreció el acuerdo llamado Estatuto de Garantías, donde pactaba con la Democracia Cristiana patrocinar una reforma constitucionalista en pro de reforzar los derechos básicos del país. Pese a la resistencia de sus detractores y el clima tenso ante el intento de secuestro y muerte del general René Schneider, el Congreso Pleno ratificó la nominación de Allende. La Unidad Popular (coalición de izquierda entre el Partido Socialista y el Partido Comunista), en teoría, había llegado al poder y buscaría llevar a Chile hacia el socialismo a través de la democracia.

No obstante, la administración de Allende siempre estuvo rodeada de tensiones políticas. Mejido indica en su texto que tuvo el gobierno, pero nunca el poder. Los ataques perpetrados por sus detractores lo imposibilitaron para planear a largo plazo. Ejemplo de ello fue la ola de huelgas suscitada en octubre de 1972, donde destacó el paro de los transportistas. Eso desembocó en la invitación hacia los militares para que participaran en el gobierno de la Unidad Popular.

Entre el golpetear de la ultra derecha y la ultra izquierda, se encontraba en el centro y recibía golpes de los dos. Los primeros lo acusaban de ir demasiado de prisa en las reformas. Los segundos de lentitud en la acción y de encausar el socialismo dentro de un esquema, unas leyes y una constitución burgueses.

Sobre cómo se gestó el golpe, Mejido redacta que el domingo 9 de septiembre de 1973, en algún lugar de Santiago, los generales Augusto Pinochet, Gustavo Leigh y César Mendoza Durán, además del vicealmirante José Toribio Merino Castro, se reunieron para analizar el discurso que Carlos Altamirano Orrego, secretario general del Partido Socialista, emitiría en el Estadio Chile (actualmente conocido como Estadio Víctor Jara).

En ese discurso, Carlos Altamirano Orrego lanzó acusaciones directas a la CIA de estar detrás de los boicots al gobierno de Allende. Señaló a la derecha de instar a un golpe militar y cerró las posibilidades de diálogo con los detractores.

Carlos Altamirano Orrego, secretario general del
Partido Socialista, pronunciando un discurso en el
entonces Estadio Víctor Jara (ahora Estadio Chile). Crédito: Fundación Futuro
Carlos Altamirano Orrego, secretario general del Partido Socialista, pronunciando un discurso en el entonces Estadio Víctor Jara (ahora Estadio Chile). Crédito: Fundación Futuro

“No puede ser, el Partido Socialista ha dicho que no puede haber diálogo con los terroristas, con los asesinos, con quienes están hambreando al pueblo, con quienes están llevando a la catástrofe y al caos económico de la patria, con los responsables de tanta miseria, de tanta angustia, de tanta inseguridad”.

Ante tales palabras, los militares chilenos decidieron ponerle fecha al golpe. Mejido asegura que se eligió el martes 11 de septiembre por razones psicológicas: el lunes resultaba un día inapropiado porque las fuerzas armadas, entre cuya tropa nada se sabía aún, podían encontrarse después del fin de semana poco aptas para una acción de tal envergadura.

“No voy a renunciar”. Momentos después de las 12:00 horas del 11 se septiembre, las primeras bombas comenzaron a caer sobre La Moneda. Los golpistas vulneraron la sede presidencial a eso de las 13:30. Allende intentó soportar el embate y organizó la resistencia en la planta baja. Se le instó a rendirse y respondió con fuego. Media hora más tarde, el presidente había fallecido. La versión oficial arrojó suicidio. Manuel Mejido escribe que el cadáver de Allende fue sacado de La Moneda hasta las 16:00 horas. El cuerpo permaneció 17 años en una tumba de Viña del Mar. Hoy se encuentra sepultado en el Cementerio General de Santiago.

Nadie vio morir a Salvador Allende. De este hecho se desprendieron dos versiones: la de su suicidio y la de su holocausto combatiendo. Lo cierto es que Allende murió como había querido: como Presidente de la República y en el Palacio de La Moneda.

DISCURSO EN GUADALAJARA

El maestro Antonio Ceja Mercado permite la entrada a las viejas instalaciones del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), ubicadas en pleno corazón de la capital jalisciense. Es junio a medio día y el calor golpea en esta institución que hasta la anterior jornada permanecía tomada por estudiantes.

Sobre los edificios se leen pintas hechas con pintura en aerosol como registros de la toma. Hay algunas bancas afuera de los salones. También son evidentes los movimientos de una mudanza (objetos reunidos en cajas de cartón, camionetas de la universidad cargadas con mobiliario de oficina y equipo de cómputo), pues el plantel será trasladado al municipio de Zapopan, en la zona de Belenes.

Las viejas instalaciones del CUCSH se emplearán para conformar el campus universitario La Normal, el cual albergará hasta ocho mil alumnos en el centro de Guadalajara. Lo que acontece con este plantel es de relevancia, pues su auditorio fue visitado por Salvador Allende el 2 de diciembre de 1972. En este lugar, el entonces presidente de Chile emitió uno de sus más celebres discursos, aquel donde dijo la frase: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.

Al igual que los edificios del campus, el ahora llamado auditorio Salvador Allende fue diseñado por el arquitecto jalisciense Salvador Alba Martí e inaugurado en los años sesenta del siglo XX, con una capacidad para más de 600 espectadores. En 2014, la universidad lo sometió a una renovación completa que incluyó la instalación de nueva tecnología, equipo de audio y una zona de asientos para personas con discapacidad motriz.

Busto de Salvador Allende frente al auditorio que lleva su nombre en la Universidad de Guadalajara, durante la
visita de la embajadora de Chile en México, Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz. Crédito: Cortesía
Busto de Salvador Allende frente al auditorio que lleva su nombre en la Universidad de Guadalajara, durante la visita de la embajadora de Chile en México, Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz. Crédito: Cortesía

Un video disponible en la plataforma YouTube muestra a Salvador Allende ese 2 de diciembre ante un auditorio repleto. Lo acompañó Luis Echeverría, entonces presidente de México. “Hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, y en estos me ubico yo”. El estrado de madera del auditorio es el mismo donde Allende pronunció su discurso. Una escultura en bronce del exmandatario chileno custodia el frente del inmueble.

Guadalajara cuenta con una importante población de migrantes chilenos, quienes suelen organizarse y estar en contacto a través de asociaciones como la Alianza Comunitaria de Chilenos en Jalisco (ACOCHJAL). En estas organizaciones es común la activa participación de artistas, escritores e intelectuales provenientes de ese país sudamericano.

El escritor chileno Víctor Munita Fritis (Copiapó, 1980) se encuentra en un bar ubicado bajo el viejo edificio art déco del Laboratorio de Artes Variedades (LARVA). Lo acompaña Cristian de Rivera, presidente de la ACOCHJAL. Sobre la mesa ha puesto un ejemplar fotocopiado de su libro México. Paisaje de Copiapó, un puente entre estos dos países, narrado desde el apoyo que los mineros de su ciudad natal otorgaron a Benito Juárez tras la intervención francesa.

Copiapó es una ciudad de 174 mil habitantes ubicada en la región de Atacama, al norte de Chile. Fue testigo del paso de la Caravana de la Muerte, nombre que recibió una comitiva del ejército chileno que recorrió el país en 1973 por orden de Augusto Pinochet. Su misión consistía en “agilizar y revisar” los procesos de las personas detenidas tras el golpe militar. La operación culminó con el asesinato y desaparición forzada de 94 personas.

“Mi padre estuvo detenido, era músico. Estuvo detenido en el Regimiento 23 de la ciudad. Y la casa de mis padres y mis abuelos, que vivían juntos, fue allanada muchas veces pensando que tenían armas, ya que mi abuelo pertenecía al Partido Socialista. Mi abuelo ya había muerto mucho tiempo antes, pero aún quedaban esos datos de registro por ahí […] Mis padres también me cuentan de sus vecinos, quienes fueron detenidos y nunca más volvieron. El padrino de mi madre también tiene un vecino al que nunca más volvió a ver; lo asesinaron. Y así te vas enterando y conociendo gente”.

En julio pasado, Gabriel Boric, actual presidente de Chile, anunció un plan nacional para que el Estado asuma la búsqueda de mil 100 chilenos desaparecidos entre 1973 y 1990. Se tiene registro que durante la dictadura de Pinochet, mil 400 personas fueron víctimas de desaparición forzada y hasta el momento sólo ha sido posible identificar los restos óseos de 307. La dictadura ultimó o desapareció a tres mil personas y afectó a 40 mil.

Víctor Munita Fritis retornó a Chile en 2022 para asistir a un funeral. Los restos de dos chicos, de 18 y 30 años asesinados durante la dictadura por fin habían sido identificados y recibirían sus exequias tras casi cinco décadas de su desaparición. La ceremonia se realizó en la Plaza de Armas de Copiapó.

El escritor Víctor Munita Fritis. Crédito: YouTube
El escritor Víctor Munita Fritis. Crédito: YouTube

“Compartí ese momento de descanso para los hijos y nietos de esas dos personas, que en su tiempo fueron detenidas y dejaron niños de cinco, ocho años. Fue una situación muy emotiva. Gran parte de la ciudad se movilizó para acompañar a estas dos personas que por fin descansan en paz”.

El escritor indica que la dictadura no sólo fungió como un cambio económico y de poder, sino también como uno de cosmovisión, por eso considera importante que el 50 aniversario del golpe militar se muestre como punto de encuentro para debatir su herencia. Así mismo, lamentó el poco interés que los jóvenes chilenos llegan a tener sobre su historia.

“Nos cambiaron la forma de ver la vida. Es decir, la forma ver todo y de sentir todo. Que tengamos una sociedad tan desconectada de la historia, cuando los jóvenes de Chile dicen que no saben mucho sobre lo que ocurrió, es parte de que todo esto ha funcionado. Lamentablemente, el golpe militar funcionó”.

El 19 de diciembre de 2021, se realizaron las más recientes elecciones presidenciales en Chile. Gabriel Boric, candidato del Frente Amplio y el Partido Comunista, resultó ganador al obtener cerca del 55.8 por ciento de los votos, contra el 44.3 de su contrincante, el abogado utraderechista y candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast. Sin embargo Víctor Munita Fritis señala que, a pesar de estos números, la situación política en su país es mucho más compleja.

“Tenemos un gobierno de izquierda. Sin embargo, el que preside la Cámara de Senadores (Juan Antonio Coloma Correa) es alguien prodictadura, a 50 años del golpe militar”.

Víctor Munita Fritis también ha visitado el Auditorio Salvador Allende del CUCSH. El escritor considera que es el lugar donde el 2 de diciembre de 1972 se transmitieron las mejores ideas para el desarrollo de un ser humano integral.

“Yo entraba ahí y sentía que estaba la presencia de Salvador Allende aún junto a todas sus ideas, de un proceso que quedó trunco. Creo que es el espacio de Guadalajara que cobija el alma de un país como Chile y creo que ese espacio debería ser declarado como un testimonio de memoria latinoamericana”.

TENSIONES

Quien también visitó el Auditorio Salvador Allende del CUCSH fue Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz, embajadora de Chile en México. La diplomática se reunió con el doctor Juan Manuel Durán Juárez, rector del centro educativo, con el objetivo de planear una serie de eventos académicos conmemorativos por el 50 aniversario del golpe militar en su país.

Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz en la Feria
Internacional del Libro de Coahuila, donde Chile
fue el país invitado. Crédito: FILC
Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz en la Feria Internacional del Libro de Coahuila, donde Chile fue el país invitado. Crédito: FILC

Semanas antes, Sánchez Muñoz participó en la vigésima quinta edición de la Feria Internacional del Libro Coahuila (FIL Coahuila), celebrada en el municipio de Arteaga, donde Chile fue el país invitado. En el discurso inaugural del encuentro, la embajadora citó versos de Gabriela Mistral e indicó que el marco de los 50 años del golpe militar no se narra en pasado, sino en presente. La conmemoración da lugar a un cúmulo de reflexiones. Por ejemplo, en la actualidad, Chile vive un proceso constituyente para dejar atrás la Constitución instaurada por Augusto Pinochet en 1981. Se trata de un clima que mantiene en tensión a las diferentes corrientes chilenas.

“Para nosotros así de viva está la herencia de la dictadura. Estos 50 años traen ese sabor, para mi gusto, algo amargo. ¿A qué me refiero con ‘herencia de la dictadura’? A que quizá lo que más tenemos en la retina en Chile, en América Latina y en el mundo, es el horror de la dictadura, cuando se instala un régimen autoritario con muerte, con desapariciones, con tortura, de una manera así de violenta y de brutal”.

En un salón del Centro Cultural Universitario de Arteaga, donde se lleva a cabo la FIL Coahuila, Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz descansa en un sofá y conversa sobre esta importante fecha para su país. Frente a la grabadora, asegura que la dictadura de Pinochet no sólo tuvo como objetivo derrocar a Allende y el socialismo democrático que este buscaba consolidar, sino desarrollar un proyecto neoliberal a largo plazo.

“Por eso tenemos un sistema que no existe, creo yo, en ninguna otra parte del mundo: salubridad y educación privada, el agua privada, un código de trabajo que anula las posibilidades de los trabajadores, y así, sucesivamente. Eso ha provocado un Chile muy desigual. Si bien reconozco que saltó desde sectores muy pobres a un nivel de vida superior en últimos 30 o 40 años, sí tenemos un país muy desigual y una forma de vida con una constante vulnerabilidad que terminó con el estallido de 2019”.

En palabras de la embajadora, las manifestaciones ocurridas en Chile durante 2019 suponen la representación más clara de la vulnerabilidad referida. Las represiones a los clamores populares se presentan en todo el orbe, pero en el país sudamericano han tomado un papel especial.

“Todavía tenemos detenidos desaparecidos. ¡Con lo brutal que significa eso! Todavía hay familias que no saben qué pasó con su hermano, con su padre, con su madre, con su hijo. Hay familias que están muriendo y que nunca van a saber o nunca supieron qué pasó con su ser querido. Y hay gente que sabe qué pasó y no lo dicen. Así de brutal”.

La diplomática recalca de nuevo: hay que mirar el pasado para construir el futuro. Sobre la actual Constitución Política de la República de Chile y su vigencia, se refiere al grupo de los Chicago Boys, el cual se conformó por economistas chilenos graduados del departamento de Economía de la Universidad de Chicago, quienes tuvieron una gran influencia durante la dictadura de Augusto Pinochet y apostaron por privatizar el sistema de servicios esenciales.

Fotografías de personas desaparecidas tras el golpe de estado de 1973 en Chile. Crédito: Wikimedia / Marjorie Apel
Fotografías de personas desaparecidas tras el golpe de estado de 1973 en Chile. Crédito: Wikimedia / Marjorie Apel

Beatriz de Jesús Sánchez Muñoz participó en el proceso constituyente que proponía una nueva constitución en Chile, la cual fue rechazada tras las votaciones del 4 de septiembre de 2022. El plebiscito registró 62 por ciento de los votos en contra del proyecto y tan sólo 38 por siento a favor del mismo.

No obstante, el proceso continúa abierto. El pasado 7 de mayo se llevó a cabo la elección del Consejo Constitucional 2023 para elegir a los 50 ciudadanos que conformarían el órgano responsable de discutir y aprobar una propuesta de texto para la nueva constitución. Los resultados favorecieron a la derecha, pues el Partido Republicano registró mas de un 35 por ciento de los votos, lo cual le permitirá aportar 23 consejeros.

Por su parte, Unidad para Chile, la coalición de izquierda del presidente Boric, alcanzó el 28 por ciento de los votos y el derecho a 17 consejeros. Mientras que Chile Seguro, agrupación de centro derecha, registró 21.5 por ciento de los votos y los 11 consejeros restantes. A estos se sumará un consejero más en representación de los pueblos indígenas, para dar un total de 51.

Es decir, entre las coaliciones de derecha y centroderecha (Partido Republicano y Chile Seguro) suman 34 consejeros, por lo que tendrán mayoría ante la izquierda para redactar la próxima carta magna que se votará en plebiscito el 17 de diciembre.

CONTRAPARTE

En 1974, el reconocido periodista mexicano Julio Scherer solicitó entrevistar al general Augusto Pinochet, entonces presidente de la Junta Militar de Gobierno de Chile. La solicitud se aceptó con la condición de que el cuestionario se entregara por escrito. Fiel a su oficio, Scherer escribió preguntas puntuales cuestionando el actuar de los militares para derrocar a Allende, a lo que el general respondió: “Durante casi tres años, el gobierno marxista de la Unidad Popular quebrantó reiteradamente y sistemáticamente la Constitución y las leyes”.

El entonces mandatario negó que la Junta Militar estuviera quebrantando la legalidad y principios democráticos del país e indicó a Scherer que, ya que Allende no había ganado las elecciones con la mayoría absoluta, su gobierno “no tenía ninguna posibilidad de llevar a cabo su programa (que implicaba implantar en Chile el socialismo marxista) dentro de la ley, y la razón es muy sencilla: la institucionalidad chilena no era socialista marxista y para convertirla en tal, dicho gobierno habría requerido de la dictación de nuevas normas constitucionales y legales, para lo cual le resultaba indispensable el apoyo mayoritario del pueblo o del Parlamento, que nunca tuvo”.

Según expresa Pinochet en esa entrevista, el gobierno de Allende intentó usurpar los “poderes legalmente constituidos”.

Por su parte, el historiador mexicano Enrique Sada Sandoval coincide en que la figura de Allende tiene claroscuros. En su explicación cita los archivos del desertor de la inteligencia soviética Vasili Mitrokhin, los cuales aparecieron en los años noventa. En estos documentos, publicados en dos tomos por el historiador Christopher Andrew, bajo el título The sword and the shield (La espada y el escudo), se afirma que la URSS financió el ascenso al poder de Salvador Allende.

Augusto Pinochet, comandante del Ejército de Chile,
y el presidente Salvador Allende en1973, antes del
golpe militar. Crédito: AFP
Augusto Pinochet, comandante del Ejército de Chile, y el presidente Salvador Allende en1973, antes del golpe militar. Crédito: AFP

“Es interesante cómo la KGB hace un análisis de Allende como agente suyo. Allende era títere de la KGB, había esta financiado desde los años cincuenta, prácticamente. Pero, en un momento dado, el análisis que hacen de la personalidad de Allende es ‘un idiota egómano’. Así lo describen, como alguien que los va a ensuciar o que por sus malas decisiones y gestiones de gobierno los va a desprestigiar. Entonces, la KGB abandona a Allende”.

Sada Sandoval también cita el llamado Tanquetazo, un intento de golpe de Estado suscitado el 29 de junio de 1973 al que define como un “autogolpe”, e indica que el golpe militar de septiembre fue una réplica ante las decisiones que estaba tomando el gobierno de Allende.

“La inflación estaba en 400 por ciento. Cuando Allende se suicida y la Junta Militar asume el poder, Chile se encontraba al mismo nivel que Haití, en 1973. Cuando Pinochet deja el poder, Chile se convierte en un país de primer mundo, sobreindustrializado y con instituciones democráticas que permiten la transición”.

Augusto Pinochet dejó el poder el 17 de marzo de 1990. Según la Constitución instaurada en 1980, Chile debería elegir a un nuevo mandatario en 1989 y este no podría ser Pinochet a menos que contara con la aprobación ciudadana por medio de un plebiscito. Este se realizó el 5 de octubre de 1988 y la opción “no” ganó con el 55.99 por ciento de los votos. Se llamó entonces a elecciones el 14 de diciembre de 1989, resultando ganador el democratacristiano Patricio Aylwin, quien encabezaría el proceso de transición rumbo a la democracia.

Sin embargo, la Constitución de 1980 aseguró la permanencia de Pinochet como jefe del Ejército durante los ocho años siguientes. En marzo de 1998 entregó el mando de las fuerzas armadas al teniente general Ricardo Izurieta Caffarena, pasando a retiro. Luego se integró al Congreso Nacional tras jurar como senador vitalicio. Permaneció pocos meses en el Congreso y decidió viajar a Londres por motivos médicos. Fue arrestado por la Justicia Inglesa en octubre de ese año, debido a su supuesta responsabilidad en la acaecimiento de ciudadanos españoles en Chile durante la dictadura. En marzo de 2000, Jack Straw, Ministro del Interior Británico, dispuso su liberación por razones de salud.

De regreso a Chile, Pinochet siguió enfrentando querellas por violaciones a los derechos humanos durante su gobierno. La Corte Suprema de Justicia concluyó lo anterior con un dictamen de desafuero parlamentario en agosto de 2000. En julio de 2001 se decidió el sobreseimiento temporal de la causa por cuestiones de salud. Murió el 10 de diciembre de 2006 en el Hospital Militar de Santiago. Su cuerpo fue velado en la Escuela Militar y se le rindieron honores como excomandante en jefe del Ejército.

Respecto a la actualidad, Chile organizará este septiembre los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, donde el Estadio Nacional, ese inmueble que fungió como campo de concentración durante la dictadura, será el principal escenario. El país sudamericano continúa así emitiendo los ecos de su canto, en un diálogo constante entre el pasado y el presente, cuya sonoridad es un mosaico de posturas políticas e ideológicas, en eso que Luis Maira Aguirre llamó “la transición interminable”.

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