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Historia

Ecos de la segunda toma de Torreón

DR. JESUS G. SOTOMAYOR GARZA (CRONISTA DE TORREÓN)

Después de que se constituyó la “División del Norte” en la hacienda de “La Loma” del estado de Durango, el 29 de septiembre de 1913, en la que participaron los generales: Eugenio Aguirre Benavides, Martín Triana, Isabel Robles, Calixto Contreras, Juan E. García, Luis Gutiérrez, Francisco Villa, Maclovio Herrera, Tomás Urbina, Juan N. Medina, Francisco Yuriar, Toribio Ortega, José Ortega, José Rodríguez, Blas Flores y Manuel Medina, se tomó el acuerdo de marchar sobre Torreón, acordándose que el general Villa iría por Avilés (hoy ciudad Juárez, Durango) y Maclovio Herrera iría sobre Lerdo y Gómez Palacio, Durango.

Las tropas federales se fortificaron en los cerros de la cruz, calabazas, en la Polvorera y el Pajonal, entre las cuatro y las cinco de la tarde se inició la batalla, y los revolucionarios amparados en la noche, atacaron a las fortificaciones de los federales, logrando las fuerzas villistas el primero de octubre de 1913 a la media noche, que sus enemigos iniciaran la huida de Torreón, esto fue en la madrugada del día primero de octubre de 1913.

El botín de guerra de las tropas de Villa fue magnífico, tomando en consideración que se obtuvieron aproximadamente 300 granadas calibre 75 y 80 milímetros, los cañones llamados por los federales como “El Rorro”, nombre que los revolucionarios le cambiaron por el de “El Chavalito”, así como el cañón llamado “El Niño”, ambos cañones tenían un gran alcance y se encontraban empotrados en plataformas del ferrocarril, de igual manera 299 fusiles 7 milímetros con 442 cartuchos, 15 ametralladoras, máquinas y carros del ferrocarril. El día 4 de octubre, al general Villa le organizaron una cena en “El casino de La Laguna” de esta gran ciudad, conociendo ahí a Juana Torres, con quien se casó.

Otro de los grandes acontecimientos sucedidos después del triunfo de Francisco Villa, fue el de ocho españoles que según se dijo, empuñaron las armas en contra de los revolucionarios, entre ellos a don Eugenio Sáenz, quien en un tiempo era Vicecónsul de España, así como comerciante propietario de la tienda “El puerto de Santander”, todos ellos juntamente con los integrantes de las fuerzas federales fueron encontrados con las armas en las manos, por lo que Villa decidió fusilarlos; sin embargo, la esposa del español mencionado, de nombre Guadalupe Cervantes de Sáenz, quien vivía en Torreón, intercedió ante Villa sin tener suerte, pues Villa se negó a perdonarles la vida.

Sin embargo, el día de la ejecución, la esposa del aún vicecónsul español, se atravesó ante el pelotón de fusilamiento, diciéndoles que Villa ya los había perdonado, por lo que se fueron ante él y ya frente al mismo, éste sorprendido de la insistencia de la ciudadana torreonense, decidió perdonarles la vida.

Esta acción de Guadalupe Cervantes, le valió la medalla de oro de la Cruz Roja Española y el ayuntamiento de Arévalo, una ciudad española, le dio su nombre a una calle de tal ciudad, siendo develada la placa el 7 de julio de 1914. Como es de observarse, algunos de los acontecimientos se dieron con motivo de la segunda toma de Torreón.

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