(CORTESÍA)
El cine lagunero ha tomado una nueva oportunidad de proyectarse en pantalla, al formar parte del Desafío Buñuel México, rally cinematográfico que se realizará del 31 de mayo al 3 de junio en Tepic, Nayarit.
Desafío Buñuel tiene su raíz en España, en la localidad de Teruel, tierra natal del gran director Luis Buñuel. Su reto consiste en filmar un cortometraje en 48 horas, para posteriormente proyectarlo y competir por los distintos premios que se ofrecen, en especial el premio del jurado que incluye una dotación económica de 25 mil pesos.
Pato Rivera es director y guionista de Memoria de un pez, proyecto audiovisual que representa a Coahuila en este concurso. Cabe señalar que la iniciativa del joven cineasta sobresalió entre las 56 propuestas nacionales que se postularon.
“Es un cortometraje de ficción, de aproximadamente 10 minutos. Es la historia de Mario, una persona que está entrando a un hospital debido a un intento de suicidio. En la aventura de atender su recuperación, conoce a Andrea, una pequeña que siempre abraza un pez en un frasco y, en el motivo de la vida, en esta analogía sobre lo que representa un hospital para una persona que se está recuperando, pues se dan cuenta de que ambos son muy similares y que, mientras uno intenta quitarse la vida, la pequeña intenta abrazarla pese a tener una enfermedad terminal”, indicó el director.
El equipo de Rivera estará integrado por demás talento local como Ofelia Hernández (producción), Carlos Wong (director de fotografía), Humberto Casas (asistente de producción), Pedro Estebané (diseño de producción), Roberto de Valle (sonido y diseño sonoro), Alberto Sánchez (edición), Liliana Wong (asistente de producción), Ana Guzmán (asistente de cámara), además de la nayarita Lluvia Pérez (vestuario y props), quienes trabajarán en diferentes locaciones de Tepic como el lago de las Moras y un hospital.
En esta analogía de la vida y la muerte, la memoria juega papel fundamental. Los peces tienen periodos de memoria muy cortos y, al aproximarse la muerte, suelen contemplar a otro ejemplar de su misma especie como si fuera un espejo o existiese la necesidad de reconocerse antes de partir.
“Cuando ellos saben que van a morir, uno se tiene que ver con el otro para poder distinguir que están en un ambiente que los mantiene tranquilos. Si no lo hacen, al momento que va a morir, el pez se siente estresado y ansioso y evita que su muerte suceda de manera tranquila”.
Los integrantes de la producción de Memoria de un pez viajarán este domingo a la ciudad de Tepic, con el fin de tener todo listo antes de iniciar la filmación.
