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Aviación a la mexicana

JOSÉ RUBINSTEIN

La aviación nacional bajo la presente administración viene afrontando severa turbulencia. De inicio, la muy controvertida decisión oficial de suspender la avanzada construcción -35%- del Aeropuerto -HUB- en Texcoco, sustituyéndolo por otro aeropuerto de menores pretenciones, el Felipe Ángeles, que no acaba de despegar. Siguiendo con la quiebra de Interjet y el cierre de la endeudada Aeromar, tras 35 años de actividades. En tanto, el desvencijado Aeropuerto Benito Juárez, rebasado en su flujo de operaciones y con deterioradas instalaciones continúa funcionando -mal funcionando- y aun así recibió a 31.7 millones de pasajeros en 2022.

Ahora, el gobierno realiza los trámites finales para adquirir la marca Mexicana de Aviación, pagando mil millones de pesos -a repartir entre 6 mil trabajadores- y así iniciar una nueva aventura paraestatal con una aerolínea propia, a partir del próximo diciembre, rentando 10 aeronaves cuya base será el AIFA, bajo la administración de la Sedena, también a cargo del Tren Maya, el mismo AIFA y el nuevo aeropuerto de Tulum, a los cuales se agregarán el de Chetumal, el de Campeche y el de Palenque. Ya en diciembre pasado el gobierno adquirió los activos remanentes de Mexicana, incluyendo su Centro de Adiestramiento, por 816.7 millones de pesos.

Mexicana de Aviación es la línea más antigua de México y tercera del mundo. En la década de los 70 fue la aerolínea más grande de Latinoamérica. En 1982 el gobierno se convirtió en socio mayoritario de Mexicana, adquiriendo 54% de las acciones. En 2005, el gobierno de Vicente Fox vendió su participación en la empresa a Grupo Posadas, en 165 millones de dólares. A dicho grupo le bastaron 5 años para quebrar Mexicana de Aviación, la cual cesó operaciones en 2010. De principio vendieron la emblemática Torre Xola para hacerse de fondos, hasta llegar a endeudarse por más de 15 mil millones de pesos y para su mala fortuna los ingresos de la aerolínea se vieron mermados por la pandemia de influenza. El accionista mayoritario Gastón Azcárraga Andrade -hoy prófugo- fue denunciado por el sindicato de la empresa por difundir información falsa al público inversionista y por omitir el cese de operaciones de la misma.

Es así como el Tren Maya, el AIFA, una línea aérea estatal y varios aeropuertos construidos por el Estado quedan a favor de las fuerzas armadas. ¿Acaso las anteriores funciones son inherentes a la actividad de la milicia? ¿Por qué marginar la inversión privada? Seguramente el Estado tiene más urgentes prioridades donde aplicar los ingresos públicos. ¿La marca "Mexicana" vale mil millones? ¿Y si la línea aérea se llamara Maya, tendría menos pasajeros? ¿A quién le corresponde enajenar la marca de una línea que ya no existe?

Mexicana de Aviación al igual que Aeroméxico ya fueron malvendidas por el Estado, ¿acaso porque significaron un buen negocio? La nueva Mexicana va a estar subsidiada por el Estado, al igual que lo está siendo el AIFA, al igual que Dos Bocas que no ha producido un solo barril de petróleo, al igual que el Tren Maya cuyo costo final se desconoce.

Qué certero es el principio de subsidiariedad: "Tanta sociedad como sea posible y tanto gobierno como sea necesario".

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