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Diálogo

2024

YAMIL DARWICH

Por terminar el año 2023, e iniciar el 2004, continuamos con la "fiesta de las calorías", tiempos en que los azúcares y las grasas resaltan nuestra preferencia como mexicanos por comer y beber para celebrar, aun cuando se rompan los propósitos de enmienda que repetidamente hemos hecho, incluso prometiéndolo ante testigos.

El alcohol también contribuyendo al metabolismo de la obesidad, al fin que "ya empezaremos el día primero de enero cuidando nuestro peso", promesa que se repite con cierta hilaridad y poca fe de parte de nuestros escuchas.

Es bien sabido que somos un país de obesos; según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, en México, entre los adultos de 20 años y más, el 39.1% tenemos sobrepeso y 36.1% presentan franca obesidad -totalizando 75.2% de la población quienes estamos catalogados como "gorditos"-.

En los niños de 0 a 4 años, 22.2% presentan riesgo de sobrepeso y entre los menores de 5 y 11 años, 35.6% muestran esta condición. Mal presagio.

Por favor no confundamos sobrepeso con nutrición; muchos somos gordos y mal nutridos.

El llamado período "Lupe-Reyes", representa un incremento en el consumo de grasas y carbohidratos que nos perjudicarán en adelante.

Lo que empezamos con el Día de la Virgen de Guadalupe, que de hecho inició semanas antes con peregrinaciones y consumos desmedidos de comida callejera, fue el arranque de casi un mes de jambar y beber sin considerar nuestra salud; luego vinieron las posadas, con los tradicionales tamales y buñuelos, muchos dulces para los menores, alcohol para los mayores y más refrescos endulzados.

Habrá quienes festejan asistiendo, "aplicados", a varias pachangas de celebración -por cierto, sin recordar sus orígenes religiosos- y bloquearán la consciencia propia para evitar sentimientos culposos al calcular las calorías consumidas.

Pero… ¿Cómo no festejar la navidad? Se trata del nacimiento del hijo de Dios, que vino a redimirnos; perfecta excusa para la opípara cena, según posibilidades económicas, que van desde el pollito entre los más pobres y/o tamales y/o pavo para los demás, hasta el bacalao -sea o no noruego-. Todo abundantemente acompañado con bebidas dulces y espirituosas.

Pronto llegará el día último del año, otra fecha de celebración; en casa los más conservadores o en cenas bailes entre los más holgados en su economía y todos festejaremos con comidas y bebidas. Más tentaciones calóricas consumidas.

La tradición marca comer 12 uvas durante las campanadas del nuevo año; salir y entrar con maletas para viajar durante el 2024; estrenar vestido y ropas interiores de colores varios, según los deseos para el nuevo años: rojo, para los esperanzadores de tener amor romántico; naranja para conseguir trabajo o incrementos de puesto y sueldo; blanco, para alcanzar la paz y armonía con los seres queridos; negra, para alejar las malas vibras y de pasada lucir más delgado o esbelta, según sexos; verde, para curarse o mantener la salud durante los siguientes doce meses; azul, que facilitará se cumplan planes y proyectos; o morado, quienes sientan necesidad de incrementar su vida espiritual, pero… todos comiendo y bebiendo.

El ciclo terminaría con el festejo de Los Reyes Magos, cuando se recordarán a los personajes que no eran reyes, ni magos y sí más de tres. Para el caso, vendrán bien los tamales y/o pavo, siempre bien acompañados por un azucarado champurrado o atole.

No olvidemos la sorpresa del monito que las roscas llevan en su interior -ahora ya son hasta 4, cuestión de economía- que recuerdan el embarazo de María, comprometiendo a quienes los encontraron al cortar su rebanada a ofrecer tamales y atole el día de La Candelaria, prolongando los festejos, aunque en esta ocasión sean considerados "como tiempo extra".

Se dice que los humanos vivimos en el tiempo de Cronos, en referencia al dios de la mitología griega, -un titán, hijo menor de Urano, el cielo y Gea, la tierra, medidor de períodos-; dimensiona nuestra consciencia colectiva de que somos perennes y que debemos seguir el proceso de gestación, nacimiento, crecimiento, desarrollo, reproducción, envejecimiento y muerte, todos pasos inevitables.

Pero… ¡qué caray!, sabemos que en la vida todo el proceso biológico es inevitable y por ello queremos festejar en todas las oportunidades que nos sea posible y qué mejor que aprovechando las fechas señaladas como memorables en nuestra sociedad mexicana y compartirla con los seres queridos, en el estrechamiento de los lazos familiares de amor filial.

Siendo así, ¡bienvenido año 2024!, que sin duda nos presentará retos en lo personal, familiar y social, los que sabremos encarar y resolver para seguir adelante.

Le deseo éxito en todo lo que emprenda, sea amoroso o laboral y que el año le transcurra en medio de la felicidad compartida.

[email protected]

P.d. Le recomiendo que busque y porte algún ropaje que incluya todos los colores que le describí anteriormente… ¿por qué limitarnos?

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