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Zaldívar, un ministro disruptivo

SASKIA NIÑO DE RIVERA

Desde la Suprema Corte de Justicia se está denunciando la ineficiencia absoluta de las fiscalías, los policías de investigación y los ministerios públicos. Se está haciendo lo que se necesita hacer, por más irónico que suene.

En México la inseguridad es una bomba de tiempo. Durante muchos sexenios se han implementado distintos métodos para combatir la delincuencia: "legalización de las drogas", "combate contra el narcotráfico", "abrazos no balazos". Todas estas estrategias dejan mucho que desear, ya que ninguna ha garantizado lo que todos y todas las ciudadanas queremos: justicia.

Las opciones se van acortando, y las acciones reactivas y punitivas del gobierno y del Poder Legislativo para contener todos los actos de violencia, seguidos por las injusticias del sistema de justicia penal son insuficientes. La ciudadanía prefiere quedarse callada ante la violencia dejando terreno fértil para la delincuencia o de plano tomando medidas propias como los linchamientos que tanto vemos viralizados en redes sociales.

Las opciones se nos están acabando. No hay mucho más que hacer que entender que la única manera de garantizar la seguridad en el país es combatiendo la corrupción y la impunidad en el sistema de justicia penal. Necesitamos condenar a las autoridades que practican, ya de manera sistematizada, la corrupción. Es momento de apostar por la salud mental de quienes están al frente de la atención a las víctimas y del equipo de primera respuesta. El trauma vicario en las autoridades es un problema. Basta ya de la revictimización de las y los sobrevivientes; revictimización que nos lleva a preferir no denunciar creando terreno fértil para la delincuencia. Urge que redefinamos la justicia desde una perspectiva restaurativa, ya que solucionar años de ausencia de estado de derecho va a ser físicamente imposible.

La serie "Caníbal", presentada la semana pasada a un grupo de periodistas y activistas, impulsada por el presidente ministro de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, y su equipo, es un acto disruptivo por mostrar lo que realmente pasa en nuestro país. Basta de rodeos y de propuestas de política barata para "combatir" la delincuencia en el país. La inseguridad no se va a terminar si no fortalecemos nuestras instituciones. El tiempo se nos agota y la posibilidad de crear miras de un México justo y seguro cada vez se perciben más lejos. Prácticamente una utopía. La solución está de manera interna. No hay más.

"La historia de Caníbal no busca generar morbo. Tenemos que ver más allá y entender por qué un hombre mata a una mujer. En este país nadie busca a las mujeres. La serie busca generar una reflexión sobre lo que tenemos que hacer para prevenir".

Gracias, ministro Zaldívar, por ser disruptivo. En este país ya no hay espacio para autoridades que no confronten la verdad como es. Basta de rodeos.

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Escrito en: Editorial Saskia Niño de Rivera editoriales

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