
(CORTESÍA)
La pandemia por COVID-19 fue el origen de su reciente álbum. El mexicano Yeudiel Infante es un artista entregado al sonido en todas sus manifestaciones. Además, posee una pluma sensible que le permite dotar de sentido poético a sus canciones, virtud que no se ha ausentado de Lapsus torbellino (2022).
Desde hace tiempo, Infante decidió migrar de la sonoridad académica hacia la música popular, con un afán conscientemente hambriento por la experimentación. Contrario a Ruido Espejo (2017) su anterior material discográfico, Lapsus torbellino posee un sonido hecho en casa, rebozado de intimidad y no por eso menos preocupado por su calidad técnica.
“Este es un disco que hice yo solo, con mis cosas, en mi estudio y que no pedí más que a mis amigos tocar conmigo. No son canciones revisadas por nadie. Son canciones donde hablo de las cosas que quise hablar, donde las palabras que pongo son las que quise poner y donde canto como canto yo. Toqué muchos instrumentos para el disco, todos los bajos, pianos, guitarra, voces y sintetizadores los grabé yo, junto a algunos objetos”.
Al compositor le parece un álbum fraguado desde las canteras de la honestidad y lo personal. En el producto final, se contempla reflejado de una manera más genuina, hasta al grado de sentirse desnudado.
“Incluso diría a grados que me incomodaron, pero que son lo que buscaba. Hay canciones en las que hablo acerca de miedos muy reales, de angustias personales, de cosas que tal vez no sentía tan fácil de hablar con una persona desconocida, que sería así de incómodo”.
Los tópicos del álbum desglosan discursos sobre la muerte, en especial sobre el suicidio, pues es factor que ha abordado desde la adolescencia al compositor, quien en el transcurso de su vida ha perdido a personas cercanas que decidieron tomar ese camino. La idea musical le surge tanto en ese torbellino emocional, como cuando termina la tormenta y es tiempo de evaluar los daños. Incluso, el álbum no iba a recibir el nombre de Lapsus torbellino, sino el de “Condición suicida”.
“Creo que nada se acaba. Si a lo mejor estás triste porque murió tu amigo, pues ya no va a dejar de estar muerto, es una cosa que ya no se va a acabar. Tal vez el duelo pueda llegar a diferentes etapas, pero la situación es permanente y tu relación con esa situación traumática nunca va a acabar hasta el resto de tus días. Tenemos momentos de reposo y momentos de tormenta en la vida, pero, en general, creo que escribo cuando puedo”.
Lapsus torbellino se compone de trece cortes musicales, en los cuales pueden apreciarse las colaboraciones de artistas como Leonardo Ponce, Carlos Maltos, Emilio Ponce, Carlos Rapo, Ernesto Anaya y Karina E. Espinoza. Yeudiel se declara preocupado por poner atención en las palabras.
“Soy defensor del género canción como un género musical y literario, pero no es totalmente literario ni totalmente musical. La canción, sea aria de ópera, sea ranchera, un corrido o rap, es una entidad que se tiene que entender como eso, como algo que involucra a la música, a la letra, a la voz, a las rimas y que no puedes separar esos elementos de ninguna forma, porque es como si le quitaras un cacho a un libro”.
La portada de Lapsus Torbellino muestra la metáfora de una persona devorándose a sí misma. Se trata de una obra realizada por la artista tijuanense Melissa Zamudio, quien se dedica a hacer autorretratos basados en escenas de películas, especialmente desde la fotografía surrealista y de fantasía.
“El asunto del suicidio me parece delicado porque es el eje (del álbum). Ella (Melissa Zamudio), se está comiendo a sí misma y creo que es un poco eso, un uróboro, una serpiente que se muerde la cola a sí misma y se empieza a comer. Creo que la vida es un poco eso, un uróboro”.
Infante se muestra maduro ante el resultado de su proyecto y deja de preocuparse por ciertos elementos que “suceden solos”. Habla sobre su generación porque es su generación, no se esmera en abordar un momento histórico, porque sabe que lo que diga integrará su propio momento histórico.
“Acá pasó algo en la Ciudad de México. Cuando fue el terremoto de 2017 y pensé que iba a morir porque me quedé atrapado en mi casa, después de que pasó esto y estuvimos ayudando a rescatar sobrevivientes de los escombros, cargando piedras, trayendo agua, llevando comida. Todo ese proceso, en una época, me hizo sentir muy culpable. No sé por qué, pero como que me sentía culpable por haber sobrevivido. Decía: “¿Por qué no me morí yo y sobrevivió otra gente? ¿Por qué ellos y yo no?”. Y tal vez eso está en este disco, esa búsqueda que, como dices, es un problema existencial perenne, pero que a lo mejor se ve tras un cristal distinto, tras una pandemia en la que murió tanta gente”.