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Ximena Santaolalla imprime la coralidad de las heridas en Guatemala

La escritora conversa desde la FILC sobre su primera novela

La primera novela de Santaolalla recibió en 2021 el Premio Mauricio Achar de Literatura Random House (EL SIGLO DE TORREÓN/SAÚL RODRÍGUEZ)

La primera novela de Santaolalla recibió en 2021 el Premio Mauricio Achar de Literatura Random House (EL SIGLO DE TORREÓN/SAÚL RODRÍGUEZ)

SAÚL RODRÍGUEZ.-

Su testimonio remite al año 2013. La abogada y escritora mexicana Ximena Santaolalla (Tlanepantla, 1983) escuchaba la radio cuando una entrevista captó su atención. Se trataba de una conversación entre la periodista Carmen Aristegui y la fiscal guatemalteca Claudia Paz y Paz, mujer que tuvo la osadía de acusar al exdictador Efraín Ríos Montt por genocidio. 

"Fue la primera fiscal mujer en Guatemala. Me sorprendió que se atreviera a tomar el caso de Ríos Montt, porque en ese momento, tenía y sigue teniendo (aunque esté muerto) mucha gente que lo apoyaba en Guatemala, gente que lo adoraba y lo sigue adorando. Que ella se atreviera a llevar el caso implicó que ya no pudiera vivir en su país".

Santaolalla está en la Feria Internacional del Libro Coahuila (FILC). En una hora, acompañada de Julián Herbert, presentará su libro A veces despierto temblando (Literatura Random House, 2022). Se trata de su primera novela, misma que fue acreedora al Premio Mauricio Achar 2021 y cuya columna vertebral está escrita con los ecos de este fragmento perteneciente a la historia guatemalteca.

Ríos Montt formó parte de la junta militar que, el 23 de marzo de 1982, dio un golpe de estado para derrocar al presidente Fernando Romeo Lucas García. Tras tres meses, el militar se proclamó jefe de Estado, presidente de la República y comandante del Ejército. Gobernó durante año y medio y su principal objetivo fue someter a las poblaciones indígenas de Guatemala. Su estadía en el poder arrojó un saldo de 100 mil personas asesinadas, según datos de organizaciones dedicadas a la protección de los derechos humanos. 

Al revisar este suceso, Ximena Santaolalla buscó y encontró la sentencia dictada por la jueza Jazmín Barrios, colocó su vista sobre el documento, escuchó el silencio de las palabras y se impactó por las declaraciones de las víctimas. "Hubo varias declaraciones que me conmovieron muchísimo, pero me di cuenta que leer esa historia, en forma de declaración o de informes de violaciones a los derechos humanos, era muy árido. Entonces, sentí que podía aportar estilo en manera de ficción y se me ocurrió escribir unos cuentos, pero eso después se convirtió en esta novela". 

A veces despierto temblando es una novela coral a 15 voces, cada una de ellas labrada por sus propias circunstancias. La autora reflexiona sobre la suerte que sus personajes tuvieron al vivir esa dictadura. Las raíces que brotan de la crueldad resaltan por sus variantes. Ni blanco ni negro, todo es una escala de grises. El lector tendrá la oportunidad de saltar en sus páginas y elegir si se une o no a este coro disonante. 

´En la primera parte de la novela, Ocelotl habla con Estrella y se interesa por sus dolores, se interroga por ello. ¿Qué te duele de esta novela?

Son muchas cosas. Creo que por eso decidí escribir sobre esto, porque me impactó toda la historia de la dictadura de Ríos Montt y también pensar en cómo lo que pasó en año y medio, que fue la duración de esa dictadura, afecta a generaciones. No nada más a las personas que la vivieron directamente, sino también a sus hijos, a sus nietos y probablemente va a seguir afectando a más gente por venir, porque son traumas muy impresionantes. No sólo es por un ratito, es por vidas enteras que las personas quedan marcadas. A mí me interesó mucho explorarlo y hablar de ello.

Por ejemplo, a Aura, quien estuvo un año de su vida encerrada en ese cuartel, le afecta. Cuando ella habla ya de adulta, tiene 40 años, entonces dice:

"Un año de mi vida estuve allí, pero 30 años después me sigue afectando muchísimo. Probablemente toda mi vida me va a seguir afectando y a mi hijo, que nació ahí, lo ha afectado toda su vida". Entonces, ese es un tema que me impacta mucho.  

´Hablando de Aura, marcas también el final de su inocencia cuando sufre un abuso y se desprende su broche de Hello Kitty.

Sí, no la dejaron vivir su adolescencia. No tuvo derecho a ella ni a tener una mamá que todo el tiempo la hubiera necesitado, porque su mamá ni siquiera tuvo la fortaleza de escuchar lo que pasó en ese sótano. No porque no quisiera escuchar o no quisiera a su hija, sino porque era demasiado para ella. 

 ´El nombre real de los kaibiles es sustituido por apodos. ¿Este anonimato también forma parte de la deshumanización que planteas?

Sí, totalmente. Ahora que fui a la Feria del Libro de Hidalgo, me gustó mucho que la persona que presentó mi novela (la doctora Silvia Mendoza) entendió muy bien algo. Ella dijo que era impresionante cómo no sólo el terrorismo de estado, en este caso,le quitó a estas personas sus tierras y su sustento, a sus familias, sino que también les quitó su humanidad. Es decir, no solamente todo lo material, sino su humanidad. Y es cierto, en estos casos, a las personas que Ríos Montt quería eliminar (básicamente personas pertenecientes a los pueblos originarios), a esas mismas personas las utilizó para exterminarlos a ellos mismos y para lograr eso tenía que quitarles su humanidad y eso es lo que hicieron. Claro que parte de ello era ni siquiera poder tener tu propio nombre.  

´¿Tiene que ver también con esta prohibición de hablar en su lengua madre? ¿Tratar de que uno se olvide de sí mismo para despojarte de tu sensibilidad?

En el caso particular de Guatemala y de Ríos Montt, fue un asunto totalmente racial. El progreso para este dictador y para la concepción, en ese momento, de la élite en Guatemala (y sigue siendo un poco así, desgraciadamente) es que fuera blanco, que el rostro del progreso fuera blanco. Y quien no fuera blanco o no se adhiriera a ese principio, debería ser asesinado. Ni siquiera no incluido, ¡asesinado! Entonces, ninguna lengua que no fuera el castellano podía entrar en lo que se conoce como "progreso". Por supuesto que estaba prohibidísimo hablar cualquier lengua que no fuera el castellano y eso además era muy peligroso en un entrenamiento. Mucha gente llegaba sin hablar español y les daban órdenes en español. Entonces, en un entrenamiento complicado como lo es el militar (y más de élite), los entrenamientos podrían ser peligrosos al grado de perder la vida. No saber perfectamente el idioma que se estaba usando podría poner en riesgo partes del cuerpo o la integridad física, y aún así estaba prohibido hablar en una lengua nativa. Entonces, es impresionante cómo era el odio hacia los no blancos, era totalmente un asunto racial. 

´Haces una novela coral a 15 voces, ¿qué disonancias y armonías encuentras entre ellas?

Al principio, sobre todo, lo que quería explorar era cómo una persona como yo, como tú, como cualquiera, podía irse volviendo una persona tan cruel. Quería explorar cómo un ser humano puede ir perdiendo su lado humano y cometer esas atrocidades. Entonces, mis primeras voces solamente eran kaibiles, pero después me di cuenta de que no era suficiente para contar esa historia y ahí fue donde empecé a meter e incluir otras voces. Por eso se fue convirtiendo en una novela coral. Mi intención siempre fue que fueran diferentes voces y distinguirlas lo más posible, para que fuera un universo lo más completo posible y ver diferentes puntos de vista. Esa siempre fue mi intención. Todo el tiempo traté de que las voces no se parecieran entre ellas, porque claro, yo solo soy una persona y traté de convertirme en diferentes personas a mi capacidad.   

´¿Tienes la sensación de que los personajes, con todo este entorno represor de deshumanización, en ocasiones gritan hacia adentro de sí?

Sí, como un lado de autodestrucción. Siento que eso le pasó a Ocelotl, por ejemplo. Él por eso termina quitándose la vi. Aunque no queda tan claro en la novela, pienso que termina suicidándose cuando ahoga a Lucía. Él ya no puede con todo lo que hizo y se destruye, que la descripción máxima finalmente es suicidarse. Pero todo el tiempo, cuando tal vez oportunidades para salirse de lo que estaba haciendo, nunca lo hace. Eso quiere decir que, aunque todo su ser le decía que no él no quería esa vida, la siguió repitiendo. Incluso Estrella le dice: "Tu seguiste ahí, nunca cambiaste de rumbo". Y eso quiere decir que siguió matándose, hasta que un día sí se suicidó. También creo que a Aura le p asó un poco eso. Aura trató de estar bien y pudo estarlo en algunos momentos; pudo ser una cantante de ópera, que era lo que le gustaba; se fue a México, lejos del lugar donde ya no quería estar, pero al mismo tiempo siempre se quedó muy sola y nunca fue realmente feliz. Se metió en cosas que lo le convenía meterse, hacía ciertos actos para lastimar a Dedos… creo que todos tenían un lado autodestructivo, como Lucía, que terminó poniéndose en la situación de que la mataran.  

´Ocelotl es el ejemplo más claro de cómo se deshumaniza una persona. Al principio de la novela el lector lo encuentra amigable, incluso mantiene algunos elementos de su mundo, su nahual, por ejemplo.

Sí, a Ocelotl lo quería mucho y me dolió que terminara como terminó. Creo que es un ejemplo muy interesante de lo complejo que es una situación como la que se dio en Guatemala. Si Ocelotl no hubiera tenido la mala suerte de nacer en ese momento de la historia y no hubiera tenido la mala suerte de tener una situación económica muy difícil, si su papá no le hubiera dicho (cuando se enlistó al ejército): "pues es que ahí si vas a tener que comer y te van a pagar" y él no se hubiera convencido, creo que nunca hubiera tenido una vida tan terrible. No hubiera tenido que matar a nadie ni estar amenazando gente, hubiera sido un hombre bueno. Eso es lo que me hace pensar mucho, en situaciones donde hay un terror de estado, como este, tan extremo, en qué hubiera sido de mí si hubiera tenido la mala suerte de crecer en un entorno así, de que me tocara esa circunstancia, cómo hubiera sido yo o cómo hubiera sido una persona que conozco y que me parece buena. Son circunstancias que no puedo imaginar y me cuesta trabajo juzgar a esas personas. Creo que siempre tenemos una opción para elegir, pero nunca sabemos realmente qué haríamos, por eso se me hace tan interesante ese personaje, porque lo escribí tratando de dejarlo ser lo más libre posible, dentro de mis posibilidades. Al final sí lo escribí yo, pero creo que lo dejé decidir qué iba a hacer en cada momento y esas fueron sus decisiones. Es interesante pensar, si nos pasaran estas cosas, si nos tocara vivir una situación similar en nuestros países, ¿cómo nos comportaríamos?

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