Anda la queja rondando las redes (nuevamente) sobre las "malas" condiciones en que se desempeñan las bandas laguneras por los diferentes foros de la región. Voces que claman por un pago justo (aunque no sea mucho), pero que premie el esfuerzo y tiempo que cada músico ha invertido en aprender a hacer lo que sabe hacer.
Tanto se ha hablado del tema por la bonita y preciosa Comarca Metalera, que hasta ocioso se me hace volver a lo mismo, pero la vida es así: cíclica; nos perdemos en la memoria y pronto lo olvidamos todo.
Creo, desde mi perspectiva (que no es la de un músico), que en primera instancia la culpa está en los mismos intérpretes; si ellos no aceptaran cerveza por pago (o pagos chiquitos), esas añejas prácticas no tendrían por qué seguirse dando. Cada quien sabe cuánto vale su trabajo y a quién (si es que fuera el caso) se le hace un descuento o incluso hasta un regalo. Pero eso de andar pidiendo apoyo de esa forma suena a pura pobreza.
'Ora bien, para acabar pronto: creo que en la mayoría de los casos, nadie le ha pedido a alguien que se dedique a la música; los caminos los elige cada quien en busca de la satisfacción personal, de alcanzar la felicidad, una meta o por los motivos que sean. El músico, además, suele ser ególatra y egoísta; se cree merecedor de todo y muchas veces cae en el mismo error, no valora el esfuerzo de las personas que le rodean.
Debo decir que en este camino, desde que comencé a escribir esta columna (que por cierto, lo he hecho por mera satisfacción personal) he conocido a grandes personas que se desempeñan en el sinuoso camino de la música, al menos en este país y esta localidad. He viajado un poco, he visto aquí y allá y cuento con algunas amistades relacionadas a ella. Mi respeto y admiración para todos. Hay quien sabe lo que trae, quien se vende bien y quien tiene claro de qué se trata el negocio.
Por parte de los bares y organizadores de eventos, muchas veces la cosa no está tan alejada del comentario hacia mis queridos artistas atormentados. Creen que le hacen un favor a la humanidad (o al menos a la malograda "escena local") cuando lo que tienen es un negocio, algo lucrativo, a lo cual nadie tiene la obligación de consumirlo. Cada quien es dueño de su dinero; sabrá dónde y por qué gastarlo en un determinado lugar y lo mínimo que espera es un buen servicio y precio justo.
Pero luego hay quien quiere todo gratis: publicidad, comentarios positivos, asistencia y todavía cobran por entrar a su changarro, a donde uno no va sino más que a dejar sus pesos. ¡Páguenle a las bandas lo justo! Den un buen servicio y verán como la cosa mejora. Pero basta de quejas y lamentos, que cada quien se ponga a trabajar y que fluya la buena onda: "Apoya la escena, bro".
Aprovecho el espacio para mandar un saludo a mis compas de Black Kommando, que recién estrenaron tema con la colaboración del buen Donny y Jonathan Pereda. El tema María quizá sea lo mejor que hayan grabado hasta el momento. Enhorabuena.
Los eventos han regresado al por mayor en la región. Algunos despreciados, otros desairados y otros con mejor suerte. No me crean, pero para mí, la clave para que un evento tenga éxito depende de muchos factores: buena organización, precio justo, lugar o sede "a modo", sonido óptimo, que se cumpla el horario prometido lo más que se pueda, bandas de calidad y difusión, mucha difusión, por mencionar solo algunos. Pero hagan lo que quieran, a fin de cuentas, ¿quién soy yo para hablar del tema?
Se acerca una edición más del Hell and Heaven, con bandas internacionales de mucho peso. ¿Quién no quiere ver de nuevo a grupos como Scorpions, Mercyful Fate, Pantera, Judas Priest, Slipknot, Megadeth o Kiss? O a otros como Benediction, Hypocrisy y Unleashed. Esperemos que todo salga como debe ser y pronto nos habremos de topar. Días después, en Monterrey, todo el poder del 'thrash' metal regresa con Exodus, el 9 de diciembre. ¡Allá nos vemos!
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