
(FERNANDO COMPEÁN)
El cantante Vicentico tomó el escenario del Poliforum, al interior de las instalaciones de la Feria Torreón. Su voz fue la de un Cadillac que ha marcado a generaciones, un matador de la música que ha sabido dar faena a su carrera y encontrarse en los caminos de la vida que, quizá sí, no fueron como él esperaba.
Una esfera roja se impregnó en la pantalla que resguardaba el escenario. En punto de las 21:30 horas se pudo observar al vocalista de Los Fabulosos Cadillacs, acompañado de un par de músicos y respaldado por una batería virtualmente secuenciada.
La primera pieza interpretada fue ¿Quién sabe? Vicentico abrió acordes para emitir sus sonidos más recientes. El pozo brillante es su último material en solitario, publicado hace un año.
Luego, tomó la guitarra para interpretar 68, una canción que se incluye en su álbum Vicentico de 2003. La primera parte del concierto fue un repaso por el repertorio solista del argentino.
No tengo fue otra pieza de El pozo sin fondo que hizo presencia en el recinto. Sus letras arrojan un debate existencial. Sobre el escenario un Cadillac siempre tiene todo y no tiene nada.
Uno de los momentos laureados de la noche fue cuando Vicentico interpretó No te apartes de mí, melodía que en su momento también entonara el cantante brasileño Roberto Carlos. También Algo contigo, ese bolero autoría de Chico Novarro.
La nostalgia se hizo presente con Solo un momento. Si Vicentico, quien recientemente estuvo los festivales Vive Latino y Pa'l Norte acompañando a Los Fabulosos Cadillacs, viajó solo a La Laguna, este cálido público fue su faro en la ciudad.
Un intermedio del jazzista Bill Evans sirvió como preámbulo para entonar Smile y retornar a la música.
Gabriel Julio Fernández Capello, mejor conocido como Vicentico, nació el 24 de julio de 1964 en Buenos Aires, Argentina.
Las luces se encendieron y el cantante le habló al público: "Gracias por venir hoy, para nosotros es un honor tocar música para ustedes"
Los ecos de Los Fabuloso Cadillacs se escucharon gracias a Demasiada Presión, interpretada solo con el acompañamiento del teclado, con la voz de Vicentico flotando en el aire y él cubierto de luz roja.
Eso abrió paso a Los Caminos de la Vida, un vallenato que Vicentico escuchó por primera vez en una cantina de Ciudad de México y que ha adaptado en una mezcla que hace recordar a la cumbia villera de su país. El lagunero conoce bien la cumbia, sabe que ese es el verdadero lenguaje universal, por eso los asistentes no dudaron bailar.
En la última sección del concierto, el Cadillac amagó con retirarse, pero regreso ante el aplauso y los gritos del público que lo solicitaron.
Vicentico rasgó las cuerdas de su guitarra, para que su timbre le entregará sonidos brillantes con los que construyó una versión acústica de Siguiendo la luna, uno de los más importantes éxitos de Los Fabulosos Cadillacs, el cuál fue coreado como himno por el público presente.
Lo mismo sucedió con Vasos Vacíos otro gran éxito de la banda, cuyo último acordé despertó el grito: "¡Vicentico! ¡Vicentico!". La unión entre La Laguna y el cantante fue agua de río mezclada con mar.
El concierto culminó con Yo no me sentaría en tu mesa.