Faltan apenas doce días para que terminen las campañas en Durango y dieciséis para que se celebren los comicios respectivos para renovar la gubernatura del estado y las 39 alcaldías.
Ha sido un tiempo de campaña particularmente violento e inédito en lo que a la competencia por los puestos de Poder Ejecutivo se refiere.
Por primera vez en la historia política de Durango, PAN y PRI van de la mano (desde el año pasado esta alianza ya se había consumado, solo que en esa ocasión se trataba de la elección de cuatro diputaciones federales y la renovación de las curules para el Congreso local).
Ahora la lucha es por lo más apetitoso, por el poder administrativo. Por ello, ver por estos lares a priistas y panistas caminar de la mano, lo menos que se puede sentir es extrañeza. El perredismo aquí siempre ha sido periférico, nunca ha conquistado en las urnas posiciones importantes.
Pero más allá de ello, lo que ha dado la nota es el tono con el que han competido los dos candidatos con posibilidades reales de poder alcanzar el triunfo el próximo 5 de junio. Tanto Esteban Villegas, de la alianza PRI-PAN-PRD (denominada Alianza por México), como Marina Vitela arriban al final de la contienda con optimismo de lograr la victoria. Patricia Flores, candidata de Movimiento Ciudadano, es una jugadora testimonial en esta ocasión, al igual que sus compañeros candidatos para las presidencias municipales.
En cambio, la disputa entre Villegas, el duranguense capitalino, y Vitela, la lagunera, no termina por definirse claramente antes de las votaciones.
Al inicio, la marca Morena y los niveles de aceptación del presidente Andrés Manuel López Obrador colocaban a la candidata morenista a la cabeza de preferencias en las encuestas electorales.
Tan es así que el partido del presidente, obligado como todos los demás a presentar equidad de género para la elecciones de sus candidatos para las seis gubernaturas (Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Aguascalientes, Tamaulipas y Durango), decidió par el caso duranguense otorgarle a Marina la estafeta, no obstante el método de selección de su organización política había optado por uno basado igualmente en levantamientos de encuesta para conocer el posicionamiento a los aspirantes a convertirse en gobernador, y Vitela aparecía en tercer lugar, detrás del senador Enríquez y hasta el sempiterno González Yáñez.
Así, a sabiendas que en el imaginario popular Marina era tercera opción, la calibración nacional de Morena optó por presentarla en Durango, seguramente apostando a que es tal arrastre del presidente, que con eso casi se tendría en la bolsa la silla que hoy ocupa el gobernador José Rosas Aispuro Torres.
Con esas condiciones se inició campaña. Morena arriba y la Alianza por México cuesta arriba en un hecho que no deja de ser curioso. En Durango, el gobernador se hizo del cargo hace seis años compitiendo bajo las siglas del PAN, ante el propio Esteban Villegas del PRI. El que luego de un sexenio repita como candidato con el supuesto apoyo de quien fue su rival resulta paradójico.
Sin embargo, con el paso de los días, la brecha entre Morena y su rival se estrechan, si no es que se revirtió. Hay estudios que señalan que ahora Esteban lidera y Marina es segunda. De igual forma, los seguidores de Morena gritan a los cuatro vientos que ellos están aún arriba.
En tanto, en el escenario municipal, parece que las cosas están un poco más claras. En la capital, el candidato aliancista Ochoa parece que mantiene a distancia a Yáñez, de igual manera, el presidente municipal de Lerdo, Homero Martínez parece que logrará repetir.
Gómez Palacio, el otrora bastión del herrerismo, aún duda si podrá sacar a Morena de la presidencia municipal, aunque es claro que el bagaje político de Leticia Herrera abruma a la joven candidata producida por Vitela, Betzabé Martínez, para impedir que su rival interno, Omar Castañeda, pudiera llegar a la alcaldía que ahora Marina aún controla.
Parece entonces que por el gobierno del Estado de Durango la elección puede acabar de fotografía, aunque los tres principales centros urbanos están en apariencia con la Alianza, es resto rural se está inclinando por la opción de Morena.
