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Una apuesta perdida

YOHAN URIBE

Gobierne PRI, PAN o Morena, si algo ha caracterizado a las instituciones federales (IMSS, CFE, Conagua, y otras tantas) en La Laguna y cualquier otro municipio que no sea la Ciudad de México, es que sientan que están por encima de lo que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece como el principio de "Autonomía Municipal, una figura jurídica que reconoce en el "municipio" una de las principales instituciones en la vida pública de los ciudadanos de un estado confederado.

No piden permiso para realizar obras de infraestructura, su parque vehicular renueva placas cuando quiere, no respetan los reglamentos de vialidad, y mucho menos rinden cuentas a la ciudadanía que demanda soluciones a un problema determinado y que es de su competencia. Es como si tuvieran una especie de licencia para violar cualquier tipo de ordenamiento municipal o estatal. Siempre que alguien solicita una aclaración o solución, la excusa se limita a decir: "son instrucciones de las oficinas de México".

Al menos eso he escuchado en años como reportero, cuando se pregunta a CFE por qué el corte de luz en un pozo de agua que deja a miles de familias sin el servicio más básico, digo, eso cuando había agua; también a esa frase recurren los representantes del Seguro Social cuando se les cuestiona la fecha para el arribo de medicamentos o un procedimiento de urgencia. Se repite una y otra vez, en la omisión de operativos en defensa del consumidor de la Profeco, cuando se solicita a Conagua inspeccionar pozos irregulares y un sin fin de etcéteras imposibles de enumerar.

Parece que sus delegados son poco menos que figuras decorativas sin capacidad de resolver o tomar decisiones. Hasta para entregar una información sencilla tienen que pedir permiso a México. Tal vez por eso no obtuve respuesta cuando pregunte porque el Seguro Social construía un horno crematorio justo al lado de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Coahuila, a donde más de 3 mil estudiantes acuden a diario para buscar un futuro en la formación académica.

Se, por una fuente del propio IMSS, que la institución federal no pidió permiso al Ayuntamiento de Torreón para la realización de la obra, alegando que se encuentra dentro de sus instalaciones. Tampoco hubo una visita de las autoridades municipales de Protección Civil, Urbanismo, Medio Ambiente, o Inspección y Verificación. No le preguntaron a las autoridades universitarias, como tampoco informaron a nadie, mucho menos a los estudiantes, que tendrán que lidiar ahora con la expedición de humo y gases propios de una cremación.

La afectación no solo es para estudiantes, maestros y personal administrativo de está facultad, el horno se encuentra a escasos tres metros de uno de los bulevares de mayor tránsito de la ciudad, el Revolución, justo enfrente de una parada de camiones; claro, donde para variar tienen que esperar los ciudadanos menos favorecidos que son los que a diario deben sufrir con el lamentable servicio de transporte público que tenemos en la ciudad.

Se entiende que el Seguro Social debe ofrecer, porque es su obligación según marca la ley, el servicio crematorio para sus derechohabientes, pero que no consulte a la máxima casa de estudios del estado, que no se sujete como cualquier ciudadano de a pie, a los permisos y estudios municipales, es no solo una falta por omisión, sino una violación a esa autonomía municipal. Estudiantes, vecinos y personas que transitan por esa vialidad, supieron de que se trataba la obra hasta hace unos días cuando vieron el letrero.

Tampoco, y desconozco si la tienen, han mostrado un estudio de impacto ambiental para evaluar qué tanto afectará a los estudiantes de la FCA la cremación de un cadáver. Habrá entonces que terminar el tramite y elevar casi al rango de derecho de petición, la solicitud de información a las oficinas del Seguro Social en la Ciudad de México, haber si ellos que se encuentran a más de mil kilómetros de distancia, saben o conocen lo que sus delegados en la región no dicen, o no pueden informar.

Por lo pronto hay que reconocer que esas instituciones federales al igual que los poderosos y casi mafiosos sindicatos que las manejan, han sabido estar por encima de cualquier partido político en el poder, porque lo que queda claro es que gobiernen los de derecha, centro o izquierda, ellos siguen haciendo caso omiso de las normas mínimas de convivencia jurídica que necesitan los tres niveles de gobierno.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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