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Opinión

Un basurero gigante en Gómez Palacio

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

LA CUARTA ETAPA DEL PIL EN EL MÁS COMPLETO ABANDONO

(SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)

Pavimento, luz, limpieza, seguridad y vigilancia, requieren los fabricantes que ocupan la etapa referida pero a pesar de las múltiples gestiones que han realizado los representantes del sector fabril, la respuesta de las autoridades ha sido nula y a veces cínica, como la que dieron los funcionarios locales de la Comisión Federal de Electricidad al ingeniero Saúl García Pérez, presidente de los productores de la cuarta etapa: "Nomás no se acerque, no se acerque" le dijeron burlonamente ante su reiterada queja de que el poste colapsado podría provocar una catástrofe.

Esa actitud de desprecio la asumen, como ya se dijo, desde Protección Civil hasta los bomberos, que también resultan involucrados en el problema, pues si la desgracia sucede, a ellos son a los que primero llaman los interesados para labores de rescate, sofocamiento de incendios y búsqueda de cuerpos desaparecidos en las conflagraciones.

Hay empresarios responsables que cada vez que llueve y se tapan las alcantarillas, las destapan con sus propias manos y retiran los perros muertos que por una curiosa coincidencia, aparecen tirados en las cercanías de los negocios de gorditas que auxilian a los trabajadores en cuestiones alimentarias y que ya son indispensables en un sector abandonado a su suerte, donde nadie aporta nada para mejorar las condiciones generales del Parque Industrial Lagunero en su extremo noreste, que por cierto, fue construido a un nivel más elevado que el resto de la superficie de asentamiento de las instalaciones, lo cual generaba inundaciones hasta que el problema se corrigió con un drenaje pluvial que lleva la corriente al cauce del Nazas o las mezcla con las aguas residuales citadinas a las tierras ejidales de "Las Huertas".

Un señalamiento más contra los empresarios negligentes: no acondicionan estacionamientos para sus vehículos en las afueras de las plantas, y toleran daños al ancho camellón de la calzada Armando del Castillo Franco. Suelos de gravilla sería la solución, pero nadie les dice nada y se apropian y destruyen terrenos ajenos. Las quejas de los afectados no cesan en ningún momento, pero silencio, desdén y burlas como la descrita, son las respuestas.

En vialidad igualmente hay caos. En la Simón Bolívar los vehículos se estacionan en sentido contrario y en doble fila y ahí permanecen por horas, obstruyendo el resto de la movilización vehicular y generando peligro de choques.

Entiendo que los bomberos se encargan de vigilar el buen funcionamiento de los hidrantes instalados en el Parque Industrial, pero no sé si mantienen vigente esa tarea. Me consta que en mis tiempos de reportero activo, los bomberos informaban oportunamente a los funcionarios municipales, de los daños detectados -derrumbes, oxidación de las tomas, falta de tapas- pero las cosas no mejoraban. Una de las denuncias públicas aparecidas a ocho columnas en El Siglo de Torreón, molestó al alcalde Rebollo Acosta y sometió a un juicio sumario al comandante de los bomberos y al que esto escribe, ambos sentados cómodamente en la sala de su casa, expectantes e ignorantes de lo que iba a suceder. No sé si en la reciente explosión de una fábrica, los hidrantes resultaron útiles y funcionales. Mientras todo esto sucede, el bulevar Carlos Herrera Araluce hace su entrada triunfal al Parque Industrial Lagunero pero le da la vuelta a la calzada Armando del Castillo Franco por aquello de la basura, los escombros, el abandono y las carencias de un sector de varios kilómetros de largo víctima del letargo oficial, aparejado con la indolencia de los mismos empresarios. "Voy a tratar de reunir de nuevo a mis compañeros para presentarnos en la Presidencia Municipal con las mismas exigencias. No habrá descanso en esas tareas, a pesar de que en la última ocasión sólo acudimos mi contador y yo", prometió el ingeniero García Pérez. Ambos recordamos con nostalgia a la Promotora del Parque Industrial Lagunero creada por don Carlos Herrera para fomentar las inversiones y atender las necesidades de los industriales, pero Prodinur -su nombre de batalla- ya no existe y hay desamparo y olvido. El sillón desvencijado es la muestra más reciente del gran basurero. Pero la más explícita y contundente es la frase que lo dice todo: "Nomás no se acerque"…

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