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Simas o el huachicoleo del agua

YOHAN URIBE

En Torreón, si algo ha logrado romper las barreras de clases sociales o la estratificación de la vivienda, desafortunadamente es la falta de agua. Claro, entre más marginación, peor es el sufrimiento de una familia al no poder contratar el servicio de una costosa pipa de agua para poder resolver, al menos por unos días, el suplicio de no contar con uno de los llamados derechos universales, el acceso al agua potable. Lo mismo en el cotizado sector de Viñedos, que en San Joaquín. En el centro de la ciudad, que en la mayoría de las colonias del sector poniente, también en el sur y ahora en el norte, parece que lo que conecta a sectores sociales tan diferentes, es un mismo padecimiento, la escasez del vital líquido.

Una de las principales promesas de campaña del actual alcalde priísta de Torreón, Román Alberto Cepeda, "agua para todos"; al igual que en la pasada administración del panista Jorge Zermeño, se está convirtiendo en una piedrita en el zapato, a cinco meses de haber iniciado su administración. Más allá de los bloqueos que han realizado los habitantes de algunos sectores tras el desespero por la falta de agua, lo cierto es que al Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón (Simas), que encabeza Lauro Villarreal, no se le ve por donde pueda brindar soluciones a un rezago histórico cuya factura cada vez es más costosa.

A menudo se sostiene una tesis débil de creer, para algunos expertos, cuándo los encargados de los sistemas municipales de agua afirman que cerca del 50 por ciento del agua que se extrae del subsuelo en la región se desperdicia gracias a las fugas de la obsoleta red hidráulica. Sin embargo, en un ejercicio propio del oficio periodístico, apenas hace un año, escuche a un experto de la Conagua decir que esto era poco probable ya que las fugas de agua potable suelen detectarse rápidamente porque casi siempre el agua suele salir a la superficie tras agotar un encharcamiento, es decir, se deja ver.

Personal del propio Simas, ha dicho, no una, sino varias veces, que las fugas más importantes de agua no se dan por fallas en la red, sino por la cantidad de tomas clandestinas de agua tanto en los sectores residenciales más exclusivos de la ciudad, como en empresas, industrias e incluso escuelas particulares, y que cuándo son supervisadas para su cancelación, la presión que ejercen algunos grupos económicos, hace que las autoridades prefieren hacer caso omiso y siguen confirmando una vez más que aquello de la imparcialidad de la ley, no es más que una utopía.

Para la muestra un botón. Hace poco más de doce años, como reportero testifique la valiente denuncia de un empresario de Torreón que señaló a tres vecinos suyos del Campestre, de tener tomas clandestinas de dos pulgadas, conectadas de manera ilegal a la red de Simas, para regar sus jardines y alimentar sus refrescantes albercas. Tras la visita, el personal de Simas solo logró clausurar las tomas, sin multas, sin señalamientos. Los propietarios de los inmuebles, además habían sido, y fueron más adelante, funcionarios públicos en diferentes administraciones municipales y estatales.

En lo que han fallado muchas administraciones municipales de Torreón, es en poner a un burócrata y no a un técnico al frente de la paramunicipal. Razón por la que el agua incluso se ha vuelto una moneda de cambio en tiempos electorales, en parte gracias a la forma en la que está ubicada la red de abastecimiento, que permite cerrar o abrir una válvula y favorecer o dejar sin agua a un sector completo, dependiendo de sus preferencias al momento de acudir a las urnas.

Sumado claro, al mafioso comportamiento del sindicato de Simas, cuyas prestaciones y privilegios, además de significar una enorme carga al erario público, han controlado como negocio particular, el manejo de válvulas y repuestos para la reparación de la red. Una fuente, me explicaba que incluso se inventaban reparaciones con tal de comprar material costoso que luego vendían a menor precio al sector privado, práctica que sigue vigente sin que haya autoridad capaz de controlarla.

Ya ni con las populares bombas que lograban extraer de la red el líquido ante la falta de presión, la ciudadanía ha podido resolver un problema cuya única luz al final del túnel parece ser el proyecto del Gobierno Federal "Agua Saludable para La Laguna", del que poco sabemos en sus avances, pero que ante la gravedad del problema, se ha convertido en la esperanza de muchos sectores que hoy tienen que padecer un servicio del que no llega sino la factura puntual cada mes, porque en los grifos ya ni aire se asoma.

Solventar la deuda que tiene Simas con la Comisión Federal de Electricidad y con la Conagua, es otro de los retos que la actual administración deberá enfrentar, y para lo cual tendrá que ir preparando una loza presupuestal que terminará afectando la inversión en otros rubros. Luego del desgaste político y económico que significó el pleito jurídico con la Planta Tratadora de Agua, que la anterior administración dejó pasar sin pena ni gloria, el panorama no vaticina nada bueno, habrá que esperar que el agua caiga del cielo.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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