(CORTESÍA)
El coahuilense Rubén Urbina no se considera cineasta ni cinéfilo. Su interés audiovisual se resume en contar historias, narrarlas, proyectarlas, en una evolución que ha cursado desde los terrenos del lenguaje escrito. Su primer cortometraje lo hizo después de la universidad, se trató de una ficción sobre lucha libre, pues fue de las primeras actividades que captaron su atención infantil.
A partir de ese proyecto decidió que el soporte de sus narrativas serían las imágenes en movimiento. Tiempo después, su elección por el género documental se generaría por cuestiones de presupuesto. “El documental es un retrato social, es un vestigio de un tiempo determinado y una situación. [...] Siento que será el fósil del futuro y lo he visto”. En este tenor, el oriundo de Saltillo decidió filmar Más libre que la lucha (2021), donde hace un retrato social de Maximino González, todo un personaje de barrio, para mostrar su faceta como luchador y mariachi.
“Es un ‘mexican curious’, así lo presento cuando voy a los festivales, porque sí tiene y creo que cumple esas facetas del mexicano. Se da mucho a la inventiva y la improvisación, la picardía, la chispa del momento. Max es muy auténtico, todo el tiempo está haciendo cosas ese señor. En parte es eso y en parte es alguien que propuso lo que alguna vez pensó y lo que lo hace feliz. Él ve la manera de seguir siendo niño, opino que esa es su principal victoria en la vida”.
La película de Urbina se filmó en 2021 gracias a la convocatoria Arte Resiliente de la Secretaría de Cultura de Coahuila, la cual contó con recurso del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). En su trabajo, el saltillense parte de la máxima de que el arte cinematográfica es el lenguaje de los sueños, donde para transmitir el autor debe sentir el mensaje.
“Creo que los sueños y los anhelos más puros son los que tienes cuando eres niño, cuando estás libre de malicia”.
La lucha libre tiene un vínculo especial con la juventud de este creador audiovisual. Para este proyecto eligió a Maximino González, pues es un personaje que conoció en la adolescencia.
“Cuando estaba chavo, yo iba a la arena de Max, la que tenía cuando era promotor, y pues me llamó la atención desde chavo. Ves gente, personas que se ven distintas, que tienen un aura y que te marcan cuando los ves y así era Max, desde que lo vi sabía que tenía cosas qué contar. Nunca me imaginé que fueran tantas. Conforme fui filmando, fui descubriendo cosas de su vida. Pero sí, viene también de la adolescencia, de momentos agradables que viví en su arena y los relacionaba con que tenía un trasfondo interesante qué contar”.
En Más libre que la lucha, la vida de “El Tiburón” se narra a partir de entrevistas realizadas al protagonistas y a personajes de su entorno. Esta herramienta periodística le da armas para poder profundizar en los detalles de sus vidas. Las imágenes muestran sus andanzas en el cuadrilátero y la creación de llamativos personajes como “El Tiburón”, pero también un rostro tras la máscara, cuyo semblante no se desprende de su picardía.
Maximino González es actualmente presidente de la Comisión de Box y Lucha de Saltillo. El documental ya ha sido proyectado en tres ocasiones en La Laguna, la más reciente el pasado domingo 10 de abril en el Museo Arocena de Torreón. También ha tenido la oportunidad de ser observado por ojos internacionales, pues en octubre pasado fue proyectado en un festival de Kenia.
“Se estrenó internacionalmente en Kenia, en un festival de deportes y pues estaban desconcertados porque no conocían este deporte. Decían que lo más cercano era la lucha grecorromana, pero no sabían de la existencia de la lucha libre, de lo que se hacía en México”.
