Se cumplió ya la mitad del calendario regular en la temporada 2022 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) y sin lugar a dudas lo más relevante es que nueve de los 18 equipos cambiaron a su mánager, lo que habla de un problema serio de planeación; hubo injusticias como el cese de Erick Gutiérrez, con quien los Guerreros de Oaxaca habían elaborado un proyecto a mediano plazo, con el gran riesgo de tener una mala temporada en números. Exactamente lo contrario pasa en los Piratas de Campeche, en donde la directiva brinda todo el apoyo a Francisco Campos, ya en su segundo torneo al frente de la nave filibustera.
El último mánager en caer fue el boricua Antonio Rodríguez, que a pesar de muchas carencias en el roster, cumplió una primera vuelta muy positiva al frente de los Tigres de Quintana Roo. No se puede entender cómo un equipo con un roster tan limitado, quite a su mánager con los números que dejó Tony Rodríguez, debutante en el nonagenario circuito mexicano. Tecolotes de los dos Laredos dejó muy pocos días a Mark Weidemaier, a pesar de que los emplumados estaban en el liderato de la Zona Norte; el elegido fue Félix Fermín, gran amigo de Kelvis Flete y del presidente de la organización, José Antonio Mansur Galán.
La salida de Roberto Vizcarra de Saraperos de Saltillo, causó controversia, ya que el "Chapo" habló antes con sus jugadores, y cuando su decisión ya estaba tomada, dio aviso al presidente. Vizcarra ya estaba arreglado con los Leones de Yucatán y eso fue mal visto por la LMB, que permitió al sonorense tomar las riendas de Yucatán, una semana después de su graciosa huida de Saraperos. A Vizcarra se le señala como responsable de la salida de Missael Rivera de Unión Laguna; lo cierto es que la forma de conducirse de Roberto Vizcarra, deja mucho que desear, en cuanto a honestidad, lealtad y profesionalismo.
Parece que entre los directivos existe muy poca paciencia, aunque en Unión Laguna sí hay bastante, porque a Óscar Robles se le aguantó demasiado a pesar del gran daño que ya hacía al equipo su presencia; hasta ahora no se conoce alguien que lamente la salida del hoy mánager de los Guerreros de Oaxaca. El golpe anímico en el grupo fue inmediato, el equipo entró en una buena racha de triunfos, la cual no se dio porque Ramón Orantes tuviera una varita mágica; esa misma paciencia parece tener la directiva lagunera con algunos jugadores que prácticamente nada aportan ya al equipo, así hayan llegado con gran historial.
De acuerdo a la fuerte inversión que se hizo, este equipo tendría que estar junto a Tecolotes y Toros, en la cima de la Zona Norte, sin embargo, muchos recursos se tiraron a la basura, por la llegada del propio Óscar Robles, así como Jhoan Ureña, Pedro Florimón, Jordan Kipper, Juan Noriega, Austin Bibens-Dirkx, Luis Serrano y sostener a elementos como Jenrry Mejía, Alejandro Chavarría, Jordan Suárez y Jordan Guerrero, jugadores muy lejos de considerarse refuerzos. Erick Aybar es otra prueba de la paciencia, porque el dominicano hace tiempo debió irse, con todo y su brillante trayectoria en ligas mayores; y que conste que se habla de un gran profesional.
La afición no entiende por qué la pasividad de la directiva a la hora de hacer ajustes; es claro que son conscientes de las necesidades, pero el despilfarro de recursos ha sido tan grande, que es muy probable que el presupuesto esté agotado. De ser así, prácticamente habrá que caminar la segunda mitad con lo que se tiene; esperar que Josh Corrales sea un efectivo inicialista, al igual que David Richardson; habrá que esperar que Jorge Sesma de la noche a la mañana se convierta en un bateador consistente y esperar que Ramón Orantes tenga una varita mágica para resolver problemas que hoy parecen sin solución.
