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Pequeñas especies

Nuestra enseñanza de antaño

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

Iniciábamos el décimo semestre de veterinaria, a seis meses de recibirnos y enfrentarnos a la realidad, con las distintas enfermedades de cualquier especie y propietarios exigentes deseosos de ver resultados de inmediato.

Nos urgía la práctica, no queríamos recibir clases en el aula y le propusimos al Dr. Rangel, director de la escuela nos enviara a prácticas a cada alumno con un veterinario especialista, en su trabajo diario en las diferentes especies animales durante unas semanas, y después rotarnos para alcanzar a ver durante el semestre todas las especialidades; bovinos de carne, leche, porcinos, caprinos, ovinos, aves de postura, de engorda, conejos, laboratorio de diagnóstico, fabricas de alimento, etc. le agradó la idea y así lo hizo.

Las primeras semanas acompañé al Dr. Márquez, especialista en bovinos, nos dirigimos a una comunidad a 80 km. de la ciudad de Durango, el paciente era una vaca holstein de cuatrocientos kilogramos, constantes fisiológicas normales así como su apetito, el problema era que daba vueltas en círculo todo el día, afortunadamente no abrí la boca, solo pensaba en las posibles enfermedades causantes de esa sintomatología, lógico no tenía ninguna experiencia y el médico se portó muy sensato al no cuestionarme delante de los propietarios y dejarme en ridículo.

Inyectó al paciente, dio una serie de recomendaciones y nos marchamos, durante el camino me preguntó sobre mi diagnóstico, tal vez una parasitosis, le dije, "Cenurosis" presenta síntomas nerviosos a causa por una taenia en el cerebro, me dijo: "ya está desparasitado el ganado, ¿qué más harías?, llevar una muestra de sangre al laboratorio.

Fue entonces que su respuesta quedaría grabada en mi mente para siempre.

Eso sería lo indicado después de haber agotado diagnósticos y tratamientos. Los propietarios quieren ver resultados, pagan por ello y confían en ti, de ahí la importancia de tu preparación y responsabilidad, tienes que ser eficiente con el diagnóstico, administrar un tratamiento adecuado, o realizar la cirugía en ese instante cuando así lo requiera, debes tener en cuenta que eres el único recurso para sanar a sus animales, ellos están lejos de la ciudad y la mayoría son personas de escasos recursos, nuestro trabajo no es de grandes ingresos, pero obtendrás una conciencia tranquila y grandes satisfacciones por tu trabajo, será la mejor paga que podamos tener.

Pasaron las semanas y egresamos de la escuela, me encontraba trabajando como veterinario de gobierno en el valle de Súchil, Durango. Recuerdo que mi primer caso fue una cesárea, inicié con lo más complicado que un recién egresado se le pudiese presentar en su primer trabajo, pasaron algunas semanas cuando me llamaron de un poblado para consultar una paciente porcino de una familia de recursos muy limitados, pero de una gran riqueza de pequeñines, por la sintomatología sospeché de rabia, jamás había visto un caso, el laboratorio confirmó mi diagnóstico, di aviso a las autoridades sanitarias para que tomaran las medidas necesarias en lo que respecta a salud humana.

Cuánta razón tenía aquel médico, no tenemos una profesión de riquezas, pero sí de grandes satisfacciones, como ese caso que guardo con gran cariño después de tantos años, y haber evitado el contagio de esos niños inocentes, con esa enfermedad mortal por un diagnóstico acertado.

Han pasado los años, y aún sigo los viejos consejos en el trabajo diario de mi profesión. No estoy en contra de la tecnología que también utilizó cuando así lo requiere, algunos colegas cuentan con modernos equipos y los utilizan con honestidad, en cambio hay otros, que tienen que amortizar esas inversiones y lamentablemente utilizan, placas radiográficas, ultrasonidos y reactivos, para un simple caso de diarrea en sus pacientes.

Con el paso del tiempo he logrado acumular algunos fundamentos para tratar de diagnosticar a mis pacientes con mayor eficacia, a través de una montaña de libros, un cúmulo de cursos y congresos, y cuarenta y cuatro años de experiencia. La única añoranza que siento al actualizarme, es que aún me falta mucho por aprender.

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