"La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía".
-Simón Bolívar-
Hace algunos meses, un destacado priista me admitió lo que a los ojos de todos es evidente: el tricolor atraviesa por la crisis más profunda de su historia, la marca se encuentra devaluada y en mínimos pocas veces vistos.
Sin alianza a nivel nacional, sostuvo, pretender ganar las elecciones de 2024 será imposible, de ahí que se busque formar una coalición opositora de pronóstico reservado.
A nivel local otra es la historia, si partimos de la premisa de que cada elección es única. En lo que a Coahuila respecta, el diálogo rumbo a posibles alianzas avanza gracias a los buenos oficios y capacidad de negociación de los liderazgos partidistas y el propio gobernador del estado, Miguel Riquelme.
Parece que lo ocurrido en Durango dejó un buen aprendizaje respecto a la importancia de privilegiar la unidad y el diálogo sobre cualquier otra consideración. Mientras Morena se dedicó a las divisiones, pleitos internos y eligió por dedazo a una candidata -Marina Vitela- que resultó un auténtico desastre, la Alianza se impuso en el estado vecino. Todo puede cambiar, veremos muchas sorpresas, pero hasta ahora, las pláticas entre PRI, PAN Y PRD continúan sin mayores sobresaltos rumbo a 2023.
Regresando a lo que charlábamos durante esa reunión aquél destacado miembro del PRI y tu servidor, coincidimos en que sin importar quien llegue a la Primera Magistratura, su tarea consistirá en serenar los ánimos de la República y gobernar para todos, sin distingo o ánimos partidistas. México no resiste otros seis años de polarización, agravios desde ambas vías y conferencias mañaneras que terminan aturdiendo a la población. Todos, sin importar filias y fobias, estamos cansados del predicador tropical y su discurso pendenciero y agresivo. Urge un mandatario que sepa conciliar.
Como organismo político, el futuro del PRI a corto y mediano plazo no solo depende de las posibles alianzas que teja e hilvane, sino de qué tanto honre la palabra empeñada y no traicione a la población con falsas promesas.
Su actual dirigencia, encabezada por Alejandro Moreno, hoy es insostenible hasta para los priistas de primer orden. Moreno, presionado desde la presidencia de la República y en comparsa con liderazgos de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados y algunos senadores, incumplió la promesa de votar en contra de la militarización de la Guardia Nacional, iniciativa a todas luces contraria a lo que dicta nuestra Carta Magna. Gracias a ello, Morena y aliados obtuvieron los votos necesarios para extender las labores del Ejército en temas y ámbitos que no son de su competencia.
Sí, el mismo "Alito" Moreno, que vulneró la confianza de millones, ahora sale a decir que el PRI no votará a favor de la pretendida Reforma Electoral que, entre otras cosas, busca debilitar al INE, erosionar su independencia, vulnerar a nuestra endeble democracia y darle (todavía más) poder al presidente y a los radicales que le endulzan el oído.
Ojalá nos equivoquemos, pero en política, como en todo, quien traiciona una vez traiciona dos, tres o más veces. Si el ala del PRI controlada por Moreno vuelve a incumplir su palabra y termina dándole los votos a Morena para la mal llamada Reforma Electoral, ello equivaldría a tirar por la borda el escaso capital político que les resta. Una ciudadanía que reconoce al INE como garante de nuestra democracia, jamás se los perdonaría. Hay demasiado en juego.
Hablábamos, en la colaboración anterior, de que hoy las personas son más importantes que los partidos y los membretes. Durante la pasarela tricolor, así lo demostraron cuatro figuras que, pese a la natural desconfianza que genera la clase política, gozan del respeto de muchas personas y entienden que hoy de poco importa la marca, pues tan solo es el vehículo. Primero el proyecto, las ideas y la capacidad de sumar a un gran bloque ciudadano, luego nombres y apellidos.
Sin embargo, hasta ahora la moderación, concordia, altura de miras, disposición a la autocrítica y ánimo de construir de Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu, Enrique de la Madrid e Ildefonso Guajardo, no ha hecho demasiado eco en un país inmerso en la confrontación.
Para el periodista Raymundo Riva Palacio la pasarela tuvo buenas ideas sobre qué políticas públicas pudieran implementarse. El problema de los priistas, dice Riva Palacio, es insistir en hablar a una sociedad que tiene otros motivadores. "No se han dado cuenta de que la moderación no gana elecciones, y que la fórmula actual, lamentablemente, llama a la beligerancia y a la confrontación, a lo que le tienen aversión".
Ante un 2024 de pronóstico reservado y batallas campales hagamos votos, como aquel amigo priista al que aludo, en que la República, por lo menos a nivel discursivo, termine serenándose. Insistir en divisiones, a la larga nos conduciría a un camino sin retorno. Ya lo estamos viendo, es una desgracia.
Twitter @patoloquasto
