Uno de nuestros grandes poetas del siglo XIX es Antonio Plaza Llamas, quien nació el 2 de junio de 1833 en Apaseo El Grande, Gto., y muere en la Ciudad de México el 26 de agosto de 1882. Militar, poeta y periodista dejó honda huella en la historia de la poesía.
"Como poeta, a semejanza de las aves cantaba porque sentía la necesidad de hacerlo, sin importarle que la Gloria le diera sus lauros o el Olvido sus luctuosos crespones.", se lee en su biografía. Cantó a la miseria humana, a los vicios de la sociedad de su época, a las pasiones mundanas. Tuvo una rica, abundante y trascendente producción poética. Algunos de sus poemas son: La voz del inválido, Amor de Mártir, Lágrimas y Flores, Los Héroes, A un Ángel caído, El Canto del Jesuita, A una ramera, A Gloria, A Rosa, Luz y Sombras, Hojas negras... Es autor del poema Amistad, que refleja su carácter rebelde, crítico e inconforme de poeta.
AMISTAD
Amistad... amistad...frasismo vano!
el hombre, por excelencia comerciante;
cuando puede comprar es un gigante
cuando puede vender es un gusano.
Ya que hay en la amistad Mercurio y Jano;
Me vuelvo como todos, traficante;
Me pongo al mostrador con buen talante;
Y doy la mano al que me da la mano.
Al que no deja, mi prudencia evita;
Al que no quita, mi candor corteja;
Y en mi libro de caja queda escrita
Esta útil, excelente moraleja:
Siempre algo deja lo que nada quita
Siempre algo quita lo que nada deja.
Los comerciantes inducen a la gente a que gaste, a que consuma, a que compre, como si con un objeto material se demostrara realmente el afecto y la simpatía. Ante esta reflexión, conviene que revisemos estos dos valores, la amistad y el amor, con una perspectiva mexicana, en comparación con la española.
En opinión de sociólogos y antropólogos, los rasgos psicológicos del mexicano, sobre todo del que vive en el área urbana, tienen mucho que ver con su manera de entender el amor, la amistad y el trato con propios y extraños. Quienes han estudiado el tema, afirman que "en el capítulo amoroso, el mexicano agrega a la caballerosidad española la ternura indígena y su entrega afectiva es grande con su cónyuge y su familia, aunque tenemos que reconocer y aceptar que en nuestros días hay una fuerte presencia de violencia intrafamiliar; sin embargo, en términos generales, el mexicano es exigente en el cariño, celoso en el amor y susceptible hasta el resentimiento vengativo, cuando no se le corresponde, se le traiciona o se le menosprecia.
La amistad es todo un culto para el mexicano; cumple, amable y gentil con el rito de la hospitalidad, la generosidad y el desinterés; lo problemático está en saber cuando es sincero y cuando finge, lo cual es menos difícil cuando se trata del español, que se distingue por su carácter abierto. Al mexicano le gustan los "compadrazgos" y los diversos lazos de acercamiento; procura respetar las relaciones de parentesco como las amistosas, pero también en esto el mexicano es muy hábil, por lo que hay que proceder con sumo cuidado en su trato, no solamente con los amigos, sino también con los extraños.
Los mexicanos respetamos la dignidad ajena, pero exigimos se respete la nuestra, originándose conflictos y pleitos mortales por estos motivos, lo que no ha sido suficientemente comprendido por sociólogos e investigadores superficiales.
En el tema del arraigo geográfico, el mexicano como el español, es amante de su tierra natal, aunque el segundo tiene más desarrollado el espíritu aventurero, más vocación marinera y emigra mucho más que el mexicano. Los mexicanos tenemos más nostalgia y añoranza del terruño y no renunciamos al deseo de regresar, si acaso salimos algún día del solar nativo.
No cabe duda que el mexicano es patriota, en algunos casos hasta la exageración. El "viva México", viva México", "viva México", pronunciado con voz estentórea en las fiestas de septiembre es un elemento que da identidad al nacionalismo mexicano: nuestro patriotismo atiende más a elementos plásticos y naturales, imágenes, colores y paisajes que a consideraciones de tipo cultural, como serían los valores ideológico y épico. Así tenemos diversos elementos que influyen en la idiosincrasia mexicana.: la geografía, la flora, la fauna, que en conjunto dan como resultado plástico el paisaje, el color y el movimiento que se traducen en expresiones artísticas como la pintura y la danza, originando un folklore tan rico como variado.
Por otro lado tenemos un conjunto de factores, instintivos unos y espirituales otros, que se expresan singularmente en la música indígena y la canción popular, ambos con profundos acentos anímicos; pasa después a más altas manifestaciones del arte como la arquitectura y la escultura autóctonas que se inspiran en elementos tomados por divinidades como el sol, la luna, la lluvia o la guerra que influirán fuertemente en el gusto religioso por las imágenes del mestizaje mexicano.
Cultivemos las relaciones humanas, demostremos amistad y amor a quienes están cerca de nosotros, seamos sinceros en nuestras manifestaciones afectuosas, consolidemos sobre todo los lazos familiares; fortaleceremos así la solidaridad social y contribuiremos a tener un mundo más humano y una Patria más unida.