Creado, alimentado, nutrido y fortalecido por el ingenio popular, el refrán es fuente de inspiración y de sabiduría irrebasable que halla su mejor medio de expresión en la política, actividad tan importante que, por serlo, no se le debe tomar tan en serio. Dicho de otro modo: la política es un quehacer tan importante que no vale la pena tomarlo con mucha solemnidad y tanto formalismo.
Recientemente fallecido, José Luis Cisneros Pérez fue un eminente jurisconsulto y jurisperito, distinguido duranguense que gustaba le llamaran de tal modo. "¡Soy jurista"!, exclamaba cuando alguien se atrevía a disminuir su nivel profesional. Tenía bien ganado ese título de jurista. Lo conocí desempeñándose como asesor jurídico de la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Durango, después de haber sido diputado por el distrito de Nombre de Dios; cuando alguien hacía alusión al importante cargo que ejercía, él refutaba, irónico y sarcástico: "Soy un obrero parlamentario, un proletario legislativo, porque he hecho de la profesión un oficio".
No obstante estar identificado con el grupo parlamentario del PRI en el Congreso, prestaba orientación y daba consejo a los diputados de cualquier filiación política, quienes acudían a él con la seguridad de encontrar respuesta a sus inquietudes jurídicas o políticas. Así se ganó el respeto, el afecto y el reconocimiento de quienes lo tratamos.
Manejaba con destreza los refranes y los aplicaba acertadamente a situaciones reales o ficticias, pero siempre alusivas a la política. Tenía dos que con mucha frecuencia citaba:
1.- "Los carniceros de hoy, serán las reses de mañana". Este sabio refrán mexicano tiene aplicación para el caso de la nueva administración pública, sea federal, estatal o municipal que al iniciar funciones, quiere impresionar a la población ordenando auditorías, investigaciones y denuncias en contra de los que se fueron, sin advertir que ellos estarán en la misma situación una vez que termine su gestión.
2.- "Pa´ los toros del jaral, los caballos de allá mesmo". Refrán de naturaleza rural, de aplicación múltiple. Una de ésas sería el caso del político astuto, sagaz, irónico, burlesco y jactancioso, al que hay que ponerle otro de la misma calidad y características, sobre todo si se enfrentan en debate con un tema que requiere de información y conocimiento.
Otro caso que sirve para ilustrar el refrán: se daba un debate sobre dos posturas contradictorias; uno de los protagonistas manifestó su aceptación por una de ellas, sin renunciar a la otra. Su oponente contraatacó con el siguiente relato: "El sacerdote aplicaba la extremaunción al moribundo, preguntándole: ¿crees en Dios Padre todopoderoso? Sí creo. ¿crees en Jesucristo, su único hijo? Si creo; ¿crees en María la Virgen, en la Santa Iglesia católica y apostólica? Si creo. ¿Renuncias a satanás?. Silencio del moribundo. Y así, varias veces. A la quinta oportunidad el que está por morir, responde, exhalando un suspiro: Padre comprenda que en mis circunstancias, no me conviene estar mal con nadie. ¿qué tal si voy al infierno?. . Lo que destruyó la argumentación del contrario y provocó la risa de los asistentes.
Un conocido y popular refrán advierte: "Del político, del cura y del doctor, mientras más lejos, mejor". La aplicación de este dicho, quizás se deba, en una interpretación libre y caprichosa, a que al político se le identifica como un tipo mentiroso, tramposo y deshonesto; aunque no es válido generalizar, pues hay políticos exitosos y políticos fracasados. El que alcanzó el éxito, quizás lo hizo con trampas, con mentiras, con engaños; y el que fracasó, tal vez actuó con rectitud, con honestidad, con limpieza.
Del cura, porque se requiere su presencia cuando alguno "está en las últimas", porque "ya se va" y quiere reconciliarse con Dios, de tal modo que después de haber llevado una vida pecaminosa, en una actitud hipócrita quiere estar libre de pecado cuando se "encuentre" con el Ser Supremo, pensando optimistamente que al morir irá al cielo, según la religión que profese.
Por último, la presencia de un médico en un domicilio, avisa de que hay problemas de salud, y el político profesional quiere huir de toda enfermedad, estar sano, gozar de cabal salud, tener energía, vigor y sobre todo, estar listo para "cuando el partido y el pueblo le llamen".
Refrán de corte populista, utilizado sobre todo en campañas electorales, es el siguiente: "El político piensa sólo en la próxima elección; el estadista piensa en la siguiente generación". Lo utilizan los candidatos de todos los partidos en tiempos de campaña, dirigidos sobre todo a los jóvenes, para hacerles creer que están pendientes de su futuro y así atraer su voto.
Los sistemas políticos verdaderamente democráticos, se caracterizan por el debido cumplimiento de las leyes y esto debe comenzar por quien manda; por eso es aplicable el siguiente refrán: "El respeto de la ley que comience por el rey". Pero, si el que ordena, manda al diablo las instituciones... ¿qué se puede esperar de tal régimen?
En una polémica trascendental, el político que se siente acorralado, a punto de ser vencido, puede hacer uso de refranes vulgares o de bajo nivel cultural, que sin embargo, son efectivos, que le faciliten el camino para derrotar al contrario, como el que sigue: "A mí me la Pérez Prado con música de Agustín Lara, o como este: "El que en la otra bailó, en ésta se sienta", que más que refrán, es un albur.
Hay refranes que hacen alusión a la mujer, dándole un rol de inferioridad o de desprecio, que incluso pueden ser considerados como insultantes. Se consignan aquí sólo por referencia, pero se les rechaza: "La mujer es como la tierra, porque es de quien la trabaja", aludiendo al lema agrarista del movimiento zapatista. "La política tiene género femenino porque es como la mujer: rara, excéntrica y caprichosa". "La mujer es como la guitarra, hay que saber tocarla", con lo cual no estamos de acuerdo.
Sorprende saber y peor aún aceptar que con su preclara inteligencia, Aristóteles, el gran filósofo griego, a quien se le atribuye haber descrito a la mujer como un "ser de cabellos largos e ideas cortas" y, el concepto de aquel tipo grosero y rudo que presumía ante amigos y conocidos, diciendo: "yo a mi mujer la trato como a mi escopeta: la tengo siempre cargada y detrás de la puerta". Ambas ideas las rechazamos.
Dejamos al criterio e imaginación de quienes tengan el mal gusto de leernos, algunos refranes solamente enunciándolos, para que les busquen aplicación: "A palabras de borracho, oídos de cantinero"; "Se le ve la zanca al pollo, y se le calcula el peso"; "Arreglar los problemas económicos es muy fácil, lo único que hace falta es dinero"; cerramos este Panorama, haciendo referencia a la naturaleza económica de los problemas políticos, porque por algo "Poderoso caballero es don dinero".
