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Raúl Muñoz de León

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RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

GENERAL FELIPE ÁNGELES; AEROPUERTO SANTA LUCÍA

Felipe Ángeles, personaje poco conocido, fue uno de los generales revolucionarios más importantes del movimiento armado y el que más destacó por su valentía y como estratega. Ángeles resultó ser el más notable de los militares de carrera que abandonaron el ejército para incorporarse a las filas de la Revolución Mexicana, sobre todo porque su actitud frente al Presidente civilista por antonomasia, como lo fue Madero, no lo caracterizó como el militar avasallador y hambriento de poder, sino como el colaborador que sostuvo con las armas la obra que llevaban a cabo las instituciones de la República.

Interesante, apasionada y ejemplar fue la vida de Felipe Ángeles Ramírez: militar, académico, intelectual y humanista, Ángeles inició muy temprano su carrera militar. A los 14 años, obtiene una beca y se inscribe en el Colegio Militar de Chapultepec de donde egresó con el grado de Teniente Técnico en Artillería.

Al terminar sus estudios en El Colegio Militar, Ángeles viaja a Europa específicamente a Paris, Francia, a fin de ampliar y perfeccionar sus conocimientos en artillería. Su estancia en el país europeo le da oportunidad de entrar en contacto no sólo con los oficiales militares, sino también con los círculos políticos, sobre todo con los intelectuales herederos del enciclopedismo francés del siglo XVIII. Tuvo siempre como supremos los valores de libertad, dignidad y honestidad; fue defensor de la libertad religiosa y apoyaba el laicismo de la educación.

Ante la inminencia del movimiento revolucionario, encabezado por Madero, Ángeles decide regresar al país para reasumir sus funciones en el ejército, lo cual logró hasta mayo de 1911, cuando Porfirio Díaz había renunciado y Francisco León de la Barra ocupaba la Presidencia de manera interina. Con la llegada de Madero a la Presidencia, Ángeles fue nombrado Director de El Colegio Militar donde impulsó y aplicó trascendentales reformas; en este momento empieza entre Ángeles y Madero un vínculo de amistad, respeto, confianza y lealtad que conservarían hasta la muerte.

Al estallamiento de la Revolución mexicana, Ángeles gozaba ya de prestigio como artillero, por lo que Madero lo comisionó en 1912 para hacer frente a las huestes rebeldes de Zapata en el Estado de Morelos. En 1913 durante la Decena Trágica es apresado junto con Madero y Pino Suárez. Huerta ordena el fusilamiento del Presidente y el Vicepresidente; al General Ángeles le perdona la vida por ser un oficial del ejército, pero lo expulsa del país, enviándolo a Europa.

Regresa a México en 1914; se reincorpora a la División del Norte, comandada por Francisco Villa; éste lo nombró Jefe de Artillería de las fuerzas revolucionarias. Sus conocimientos en materia de estrategia militar y técnicas de artillería, propiciaron que la División del Norte obtuviera resonados triunfos que fueron decisivos para la gran victoria de la Revolución, como la Toma de Torreón en abril de 1914 y la Toma de Zacatecas en junio de 1914, especialmente ésta que prácticamente determinó la caída de la dictadura huertista. En verdad, puede decirse que "si Villa fue el brazo armado de la Revolución; Ángeles fue el brazo armado de Villa".

El ideario democrático y las convicciones liberales de Ángeles, lo llevaron a aceptar la invitación de Venustiano Carranza a unirse a su gabinete, primero como Secretario de Guerra y después como subsecretario. A pesar de no tener capacidad de decisión ni mando de tropas, fue enviado por Venustiano Carranza a la División del Norte de Francisco Villa, quien de inmediato lo nombró Jefe de Artillería. Duros combates hicieron que Ángeles y Villa consolidaran una relación que sólo sería lastimada a causa de la ruptura entre el Centauro del Norte y el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

Víctima de traición por parte de uno de sus compañero maderistas, fue capturado, encarcelado y sometido a un Consejo de Guerra, y en juicio sumario sentenciado a muerte, siendo fusilado en el Cuartel del 21º Regimiento de Caballería en Chihuahua, mostrando una serenidad admirable al momento de la ejecución y dando muestra de un espíritu estoico al escoger él mismo el lugar donde sería ejecutado y negándose a que le vendaran los ojos.

Al conocer esta breve semblanza del General Felipe Ángeles Ramírez, es un acierto de quien haya propuesto y decidido imponer su nombre al Aeropuerto Internacional de Santa Lucía. Consideramos oportuno y necesario escribir esto, porque quizás muchos se preguntarán: ¿Quién fue ese señor y cuáles son sus méritos para que el nuevo aeropuerto lleve su nombre? Ángeles luchó y dio su vida por mejorar las condiciones en que vivimos los mexicanos.

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Escrito en: Raúl Muñoz de León

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