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Nomofobia

YAMIL DARWICH

Seguramente usted ha llegado a tener algunas malas experiencias al estar conviviendo con un familiar, amigo o incluso en reuniones sociales, al sentir -de parte de sus interlocutores- desatención o franca grosería hacia su persona; son esos momentos que le dejan con la palabra en la boca, desviando la mirada a su teléfono celular, a veces en forma repetida y por largos lapsos y, en algunos casos, sin aparente control de la mala actitud de relación social.

Si así le ha sucedido, pudiera ser que se encuentre frente a un enfermo de Nomofobia, palabra utilizada por primera vez en el 2008, por Steward Fox-Mill, experto inglés en comunicaciones, para definir el estado anormal del manejo de la atención en aquellos que han perdido la oportunidad de utilizar, prudentemente y con control, su teléfono celular.

Quizá tenga relación personal con personas que miran constantemente su teléfono celular, hasta manifestado ansiedad en su expresión facial; tal vez haya descubierto a algún familiar que en vez de dormir esté despierto, atento a la pantalla de su aparato; pudiera ser que algún cercano se niegue a acompañarle a realizar alguna visita o viaje, al enterarse o temer de que no hay cobertura de internet; es posible, que algún amigo se mantenga cerca de un contacto eléctrico para conectar su celular, temeroso de perder la energía del mismo. Si es así, quizá esté frente a una persona que presenta avisos tempranos o ya padezca la enfermedad.

La Nomofobia esclaviza y remueve valores personales de quien la padece; varían desde: desatender el cumplimiento de responsabilidades laborales que le pudieran causar despido; descuidar responsabilidades con cercanos; retardos y/o olvidar compromisos contraídos; hasta ser irresponsables con familiares, la pareja o sus hijos. Todos comparten la patología y pueden enfermarse por "contagio social".

Los adolescentes son particularmente "infectados" con esa adicción patológica al celular.

Si Usted lo descubre por la noche atento al celular o nota que se despierta para activarlo y buscar comunicados; si considera que ha cambiado su carácter y tiende a buscar espacios de soledad; si muestra ansiedad en convivencias o conversaciones familiares, incluso manifiesta mal humor y hasta agresividad, es momento de considerar posible daño. Lo mejor: buscar ayuda consultando a algún experto.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción es "es una enfermedad física y psicológica que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación" y presenta síntomas -lo que percibimos- o signos -los detectamos con instrumentos médicos-.

La Nomofobia forma parte de las adicciones lúdicas, que incluyen los juegos de azar y apuestas -en forma obsesiva- de todo tipo.

Puede haber daño y consecuencias a nivel físico y/o psicológico; incluyen retraimiento personal, descuidos al manejar maquinarias o vehículos, choque emocional con quienes interactúa, pérdida de apetito sexual efectivo -por preferir atender las llamadas o la pantalla del aparato-, hacer inversiones extraordinarias en compra de complementos electrónicos superfluos, llegando al extremo de producirle ansiedad por la compulsión.

Una variante es la "Textaphrenia": escribir en el celular lo que llamamos "WhatsApp", SMS o "Twitts". También puede ser compulsiva y dañina, tendiendo a profundizar en coberturas y tiempo, hasta generar enfermedad.

Vale la pena mencionar que en algunas escuelas ya ofrecen cursos o talleres sobre la "social media", orientando principalmente a niños y adolescentes en el uso adecuado de los equipos electrónicos.

No se trata de cursos de redes para comercializar, programas de mercadotecnia electrónica; es dar motivación y herramientas emocionales para que sepamos aprovechar el maravilloso recurso y, desde luego, aplicar psicología preventiva y diagnóstica. ¡Atención profesores!

La enfermedad tiene consecuencias neurobiológicas, al generar dependencia bioquímica del cerebro con la búsqueda de "recompensas" con tales estímulos electrónicos, algo similar al efecto con las drogas conocidas.

Los expertos han encontrado en algunos enfermos "profundos": insensibilidad ante la realidad; distanciamiento o franco rechazo familiar y/o social; negación de padecer la enfermedad, incluyendo actitudes groseras y agresivas como respuesta a señalamientos; intentos de encontrar formas de "doble vida" para atender la compulsión; intolerancia a la crítica; agresividad contra cercanos y compañeros escolares; desviación de criterio en cuestiones de moral y ética; baja del aprovechamiento escolar -calificaciones y de relación con maestros y amigos-; sentimientos de autosuficiencia, llegando hasta el endiosamiento -sentirse capaz e independiente-; actos de infringirse daño físico; y asociación con otras enfermedades mentales y/o físicas.

Su evolución es lenta pero constante y perniciosa, hasta llegar a ser un grave problema personal de quien la padece y hasta familiar, entre los componentes del núcleo primario. Incluya lo escolar y social.

Esta es una nueva enfermedad que se suma a las ya conocidas por el uso irreflexivo de las tecnologías de comunicación computacional y quise compartir la información con Usted, esperando le sea útil y a tiempo para tomar medidas.

¿Conoce usted algún caso?

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