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Negligentes

YAMIL DARWICH

El diccionario define negligencia como "falta de cuidado, aplicación y diligencia de una persona en lo que hace, en especial en el cumplimiento de una obligación"; "error o fallo involuntario causado por esta falta de atención, aplicación o diligencia".

Es una particularidad de muchos de los actuales administradores públicos, quienes, además podrían ganarse por su desempeño otros calificativos como: incapaces profesionales, irresponsables y/o corruptos.

Claro que existen escasas excepciones, aunque fácilmente podemos mencionar miles de negligentes. Es tema de actualidad.

Desafortunadamente, muchos politiqueros oportunistas han encontrado metodología para manipular el concepto democracia hasta llevarla a grave deformación, buscando ganarse la voluntad de los pocos, uniéndolos con falsas o disparatadas promesas creando mayoría electoral -hipnotizada- para luego esquilmarnos a todos.

El abuso se instrumenta con trucos y componendas, incluidos pagos en efectivo para que los más desvalidos entreguen su voto, engañándolos con argucias que finalmente les denigran, dejando en prenda uno de sus más valiosos derechos individuales: la libertad.

Para lograr sus aviesos propósitos, no dudan en manipular la voluntad popular hasta obtener la apariencia del deseo mayoritario y cambiar leyes, siempre buscando el logro de sus intereses, por encima de las responsabilidades del puesto.

En la sociología es conocido el principio del gregarismo, utilizado por los humanos desde sus orígenes, con el propósito de generar fortaleza con base a la unión y sumación de fuerzas para el bien de todos los que integran una comunidad.

Separar al individuo en la toma de decisión y, mejor aún, lograr que se confronten unos con otros, es ventajosa oportunidad para abusar del débil individualizado. Al parecer esa estrategia nos está minando.

Los manipuladores, como estrategia, apoyan las propuestas de cambio en las formas de vida que proponen las minorías contra el deseo de las mayorías; se comprometen a darles apoyo y hasta recursos -por dañinos que sean para sí mismos y/o los otros- generándoles el compromiso que luego ellos cumplen entregando sus votos y hasta participando en manifestaciones públicas que pueden ser violentas.

Cuando suman diversos grupos minoritarios, al totalizarlos resultan mayoría, aunque desconectados entre ellos en cuestiones de ideología, pero dispuestos a apoyar a un líder que les cumple sus deseos y hasta les otorga medios para alcanzarlos. Simple: en politiquería manipuladora tres 20% son más que un 40%.

Buscan "el poder por el poder mismo" y al conseguirlo, utilizarlo para los fines personales y de partido que comúnmente representa sus únicos intereses, aún a costa del bienestar del resto del pueblo. Un ejemplo de tales villanías son las dictaduras que aún existen en el mundo, con los gobernantes más virulentos, camuflados fingiendo democracia.

Destruir a las instituciones y/o debilitarlas en extremo es parte del proceso para acumular poder y luego, con mayores posibilidades de éxito, actuar utilizando la fuerza comprada contra la debilidad de sus opositores. Esa es la explicación de los porqués minan sistemáticamente agrupaciones sociales, ONGs y/o partidos políticos.

Una vez logrado el control -al precio que sea- aflorarán los verdaderos propósitos políticos, económicos, sociales y hasta religiosos. Debo mencionar que todos los estados dominados por esos sistemas totalitarios tienen como común denominador la pobreza, con todos los agravantes que conocemos.

El procedimiento es relativamente lento, insidioso, "mordiendo por las orillas", hasta lograr la destrucción de la oposición minoritaria: individuos, asociaciones civiles, religiosas, partidos políticos o agrupaciones. Pregúntele al PRI.

Controlar la fuerza física -militarización- para el eventual sometimiento es otro propósito. ¿Entiende los porqués estratégicos?

Es entonces cuando se cumple la sentencia: "el poder corrompe, pero el mucho poder corrompe mucho" y es difícil revirar; el cambio costará enormes sacrificios humanos y materiales.

Todo ese proceso de corrupción social, insidioso y penetrante, se da con el antecedente de la decepción, enojo y hasta ira de las poblaciones; cuando están hartas del abuso cometido por los malos líderes sociales y políticos, al grado de aceptar gustosamente el pago de altos costos sociales, económicos y/o personales; es el revanchismo insensato que el ciudadano anhela, profundamente ofendido: ¡Desquite!

Le pido reflexione sobre tales propuestas teóricas y luego las analice con el tamiz de nuestra realidad. Por favor defina en cada caso la negligencia que origina el deterioro padecido.

No solo es aplicable a la vida politiquera nacional, también tiene cabida para analizar las últimas decisiones tomadas -con o sin nosotros- en cuestiones tan trascendentes para la vida social en temas de respeto a la vida humana o las instituciones sociales, caso del ataque a la familia.

Estamos ante propuestas de cambios para la administración pública; piense en la posibilidad de estar dando pasos hacia un proceso que deteriorará aún más nuestra condición de humanos en libertad.

Peligra perder el orden del sistema social/familiar establecido, con lo grave que puede ser "quitarle a alguien algo sin darle nada a cambio".

¿Entonces qué… empezamos a exigir?

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