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Música en un suspiro

Música en un suspiro

Tchaikovsky Variaciones Rococó Op. 33.

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Tchaikovsky compuso esta obra en diciembre de 1876 para el cellista Fitzenhagen profesor del Conservatorio de Moscú. Por cierto, esos momentos no eran tan halagüeños para el célebre compositor: En primer lugar su ópera Vakula no había tenido el resultado esperado. Por otro lado, llegaban noticias desde Alemania, Austria y Francia anunciando que su obertura-fantasía Romeo y Julieta no habían tenido la aceptación que esperaba. Como si todo ello no fuera suficiente, sus ahorros ni siquiera le alcanzaban para cubrir los gastos básicos de viaje para asistir a conciertos de invitación en la capital francesa.

Sin embargo y pese a todo, Tchaikovsky, casi como si estuviera tomando dictado, dio a luz a sus Variaciones Rococó. Una obra caracterizada por su encanto, gracia y sobre todo por ese espíritu de Mozart que tanto admiró. La partitura estuvo culminada justo antes de iniciar una íntima relación con su mecenas Nadezhda von Meck. Este idilio culminaría en un desastroso matrimonio que llegaría a su fin justo antes del estreno de las Variaciones Rococó para noviembre de 1877. La simpatía que tenía Tchaikovsky por el Rococó se ponía de manifiesto en la habilidad para construir su tema principal: una melodía impecablemente clásica pero cargada profundamente con su personalidad y que, al portar el espíritu de Tchaikovsky, se proyectaba también el más profundo sentimiento del folklore ruso. La versión de las Variaciones Rococó que se ha interpretado desde su estreno no es la que entregara Tchaikovsky, sino una edición de Fitzenhagen quien eliminara una de las ocho variaciones e intercambiara el orden de las restantes siete. Recientemente y habiendo generado algo de escozor en musicólogos ortodoxos, se generó una denuncia donde se demandó la correcta disposición de la obra gestada por el compositor. Como consecuencia de ello se tienen grabaciones que "reviven" la versión original y "correcta" de la obra.

Sin embargo y pese a todo lo anterior, la mayoría de los melómanos han considerado que los cambios realizados por Fitzenhagen son no solo adecuados sino necesarios. Por cierto, uno de estos melómanos es el mismo compositor quien dio su aprobación a la versión del tan debatido editor.

La introducción establece la estructura a seguir en unos cuantos pasajes. Es ante todo la elegancia que produce una remembranza dieciochesca de finos y equilibrados modos. Las siete variaciones no fluyen una tras otra, sino que están eslabonadas con un ritornello haciendo un especial énfasis en los alientos de madera. El ritornello es en sí una fina obra de arte, que transporta al oyente a un cuento de hadas, nada raro en la producción de Tchaikovsky. Más aún, la obra en su conjunto está inmersa en un ambiente y carácter que nos invita a pensar en el ballet, sobresaliendo en especial, la 3ª variación. Sorprendentemente la quinta variación es cedida a la flauta, haciendo del cello un elegante ornamento en forma de trino. El Andante, penúltimo movimiento, es un derroche de pasión desgarrada, que sólo puede ser expresado por un cello. Ello sirve como antesala para la última escena que es un brillante final virtuoso.

Las Variaciones Rococó de Chaikovski, un ambiente dancístico y de fantasía, teniendo como protagonista a un gigante apasionado y enérgico, pleno de sentimientos: El cello.

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