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Música en un suspiro

Georges Bizet. Sinfonía No. 1

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Pensar en Bizet es casi pensar en la famosísima ópera Carmen o en alguna de sus suites orquestales de la ópera L'arlésienne. Ambas obras fueron escritas entre 1872 y 1874, justo antes de morir a la corta edad de 36 años.

Sin embargo, su creatividad se manifestó a edad temprana desde su primera sinfonía concebida a los 17 años. Bizet inicia sus estudios musicales desde los cuatro años, en función de que sus padres eran ya músicos profesionales. Su entrada al Conservatorio de París fue complicada, más no por su talento, sino porque faltaban apenas algunos dás para cumplir 10 años que era un requisito. Como era de esperarse fue un alumno brillante llamando la atención en piano y composición.

Su temprana Sinfonía No. 1 data de 1855, cuando aún se encontraba en el Conservatorio. Para esas fechas ganaría el prestigioso "Gran Premio de Roma" lo que le permitiría dedicarse a la composición por 3 años. Sorprendentemente la Sinfonía No. 1 no fue reconocida ni galardonada sino hasta 1935 en Basilea, Suiza.

Digamos que la 1ª Sinfonía es su firma característica pues pone de manifiesto elementos clásicos y románticos perfectamente armonizados e integrados. Es clásica por su estructura clara y equilibrada en sus temas. Sin embargo, lo romántico se manifiesta en en la orquestación. Por ejemplo, los metales y las percusiones son implementadas tanto como apoyo armónico como de forma melódica. Otro elemento que llama la atención son los pizzicati en algunos pasajes.

Esta sinfonía proyecta mucha vivacidad y candidez juvenil, por no decir infantil. El primer movimiento es una invitación a sonreír, pleno de bromas y ocurrencias, finalmente su condición de estudiante le permitió a atreverse a experimentar y a jugar. Su adagio es también una mezcla de experimentos, destacando un solo de oboe "caminando" sobre un piso de pizzicati…. ¡qué creatividad, pero bueno ahí no terminan las sorpresas.

Bizet, al fin heredero de la sabiduría de Bach, introduce un fugato, es decir una serie de temas que se van presentando uno sobre otro, desde el contrabajo, pasando por los cello y culminando con la sección de violines. El juego continúa en el 3er movimiento, un scherzo que nos hace pensar inmediatamente en Mendelssohn donde hace que largas frases de los alientos emulen el efecto de una gaita. Y ya para terminar, el Finale nos presenta un derroche de energía con unos violines imparables, generando con toda la orquesta un ambiente que ya dejaba entrever la ópera Carmen.

Georges Bizet es el clásico exponente de la creatividad que nos invita a hacer libres e inesperadas relaciones tratando de encontrar escenarios fantásticos y nunca antes vistos. El veneno de la creatividad es el juicio, esa condición que nos cuestiona y fuerza a pensar de una forma "correcta", pero que no propone nada.

La creatividad es un camino de búsqueda, de fracasos, de errores y por lo mismo de diversión. Si no hubiera gente creativa, este Suspiro Musical estaría dedicado a hablar sobre el perfeccionamiento sobre la técnica de hacer música con palos y piedras. Afortunadamente existen los irreverentes, los inconformes, esas mentes libres que no temen equivocarse y que son inmunes al "Qué dirán".

Georges Bizet, 1ª Sinfonía, una obra libre del juicio y de inspiración para todo aquel que quiera atreverse a simplemente SER. Música en un Suspiro.

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