Nace en la región de Alsacia en 1875. De ascendencia franco-germana, fue un niño con serios problemas para leer y escribir, reflejado esto en su pésimo desempeño académico. Después de recibir lecciones de piano de su padre, a los 9 años ya fue capaz de musicalizar en el órgano un servicio religioso. No sólo llegó a ser el máximo organista de su tiempo en Europa, sino que también era reconocido por su destreza y habilidad para construir órganos. Así mismo fue autor de uno de los libros más completos y profundos sobre la vida y obra de J.S.Bach, considerando su enfoque poético.
Sin embargo, y por encima de su talento y destreza musical, Schweitzer desde niño mostró una profunda consternación por el desinterés y apatía del hombre blanco europeo por el negro africano. Quizá ello lo lleva a doctorarse en Filosofía y Teología escribiendo críticas tesis sobre el la religiosidad en Kant, pero sobre todo sobre el estado mesiánico de Jesucristo, haciendo énfasis en que la fe cristiana debe concretarse en la práctica como principio de vida. A los 27 años, era el máximo exponente del neoliberalismo religioso que buscaba rescatar el valor del individuo frente a la masa, además ser un precursor de la tolerancia religiosa y del ecumenismo tratando de rescatar lo más puro del cristianismo y protestantismo. En 1904 cayó en sus manos una revista de las misiones evangélicas de París donde se hacía mención de las condiciones en las que vivía el África Ecuatorial Francesa: "la zona más olvidada del planeta". Decidió entonces postularse como misionero, pero las autoridades eclesiásticas vieron en él un peligro pues no podían enviar a un crítico ecumenista a tierras lejanas derrumbando la postura oficial. Así que se le negó la licencia de misionero. Ello no fue obstáculo para su misión. Si no podía ir en su faceta de religioso, sí lo podría hacer como médico. A los 30 años inicia sus estudios de medicina graduándose en 1913.
Para entonces olvida la música, la filosofía y la teología para adentrarse en el asentamiento conocido como Lambaréné en la África Ecuatorial donde construiría su hospital. Su competencia eran los curanderos locales, sin embargo, poco a poco fue ganando la confianza de las comunidades hasta ganarse el apodo del Brujo blanco. Solicitar perdón, era su tarjeta de presentación pues cada acción que realizaba era hecha para saldar siglos de maltrato del blanco al negro. Su moral se basaba en el principio "Respeto por la vida", al preguntarse "¿Quién soy yo?" teniendo como respuesta: "yo soy vida, que quiere vivir, rodeado de otras vidas, que también quieren vivir". Al inicio de la 1ª Guerra mundial Alsacia era alemana, y en su condición de alsaciano, fue detenido y considerado prisionero de guerra. Al finalizar la gran contienda y harto de la estupidez humana, se dedica a dar conciertos por toda Europa para así conseguir recursos y construir más hospitales en África.
En 1953 es laureado con el Premio Nóbel de la Paz, con el cual logra terminar su Villa de leprosos en Lambaréné. A pesar de su condición de teólogo y religioso, la moral de Schweitzer fue de tal respeto que nunca construyó una capilla y nunca realizó acción proselitista cristiana. Siempre respetó las creencias y las religiones y leía la Biblia para después escuchar de la misma manera las enseñanzas y las doctrinas de los religiosos locales en un sano intercambio de sabiduría. Realizó lo que hubiera hecho Cristo, pero sin ponerle nombre o adjetivos… Schweitzer fue quien más entendió y mejor interpretó la obra organística de Bach en el siglo XX. Una característica de la música de Bach, es que puede interpretarse en cualquier instrumento y por alguna razón se genera armonía. Era música pura, sin títulos o preferencias. De la misma manera, Schweitzer vio al prójimo más allá de su apariencia o condición, buscando por siempre la armonía universal. El Francisco de Asís contemporáneo partiría del mundo en 1965 a los 90 años en su hospital en África.
