Cultura

Cultura

Música en un suspiro

La sinfonía que le canta a la adolescencia

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA.-

Sinfonía Nº 25 KV 183 de Wolfgang Amadeus Mozart. Escrita en la tonalidad de Sol menor, ésta obra es sumamente expresiva, muy diferente a las que le precedieron. Fechada el 5 de octubre de 1773, fue concedida por Mozart a la corta edad de 17 años. Pero ¿qué la hace tan especial? Para empezar, es la primera escita en tono menor lo cual nos habla de un sobrecogimiento y estado taciturno. Viniendo de un adulto sería interesante, pero viniendo de un joven, nos habla de una curiosidad e inquietud por descubrir el mundo con una madurez perceptual extrema, realizando una propuesta profundamente filosófica y existencial. Quizá todo joven pasa por ello, pero no todo joven es capaz de expresarlo de esa manera. La sinfonía 25 es pues una forma de expresar el paso de la adolescencia a la adultez. Es digamos, la descripción de la tragedia de esa metamorfosis, pero expresado de forma sencilla y muy madura.

Pero, ese patetismo no sólo es producto del paso de joven a adulto, sino que casualmente también coincide con el impulso y sentimiento trágico del movimiento literario del Sturm und Drang alemán. De hecho, podemos afirmar que se adelanta por unos cuantos meses a la creación del Werther de Johann Wolfgang Goethe, que por cierto escribiría en tan sólo 4 semanas en 1774. Tantas emociones contenidas y liberadas sólo pueden enmarcarse en una frase: "Esta sinfonía es el inicio del camino que lleva Beethoven".

Otra característica aunada a su tonalidad taciturna de Sol menor, es que por primera vez etiqueta al primer movimiento como Allegro con Brio. "Con brio" implica el ejercicio de una actividad enérgica con ritmos sincopados que dibujan ataques brutales propios de ese ser que desea liberarse rompiendo las cadenas de la tradición, el servilismo y la alienación social. Pero no sólo hay golpes, sino que también Mozart hace cambios repentinos inesperados en las dinámicas, cayendo de ese forte descomunal a un piano cuasi meditativo. ¿Quién no ha estado frente a un joven con esas características? Tal fue el efecto emocional logrado, que ese mismo cambio ascendente de ritmos lo va a repetir en la obertura, las Bodas de Fígaro más adelante. El segundo tema es una pequeña luz en el horizonte pero de nueva cuenta es sofocada por el peso de la incertidumbre del adolescente.

Lo importante es el misterio, no la maestría. El siguiente movimiento es de carácter especulativo manteniendo el patetismo, aunque de manera tranquila. La paz no durará mucho tiempo, pues el Menuetto es un arrebato feroz que, aunque contenga un trío amable y tierno, debe retornar a esa agresiva forma de ver la vida.

¡Ah, pero que difícil es lidiar con los adolescentes! La sinfonía termina con un allegro, pero de nueva cuenta con un ritmo sincopado. Entendamos que una síncopa es el desplazamiento del acento normal de la música que rompe de alguna manera con la regularidad del ritmo. Por eso, quizá fue un recurso muy utilizado por Mozart para mostrar ese desequilibrio, no sólo en su vida, sino en la vida de todo joven que busca encontrarse. Pero yendo más a su tiempo, Mozart, al fin un artista ilustrado, logró ver, vivir y proyectar ese desequilibrio e injusticia social imperante, que preconizaba y anunciaba el gran cambio en la política y en la filosofía. El pueblo pedía justicia y clamaba por la revolución y por la cabeza de María Antonieta y de Luis XVI. Adiós al corsé del racionalismo, y bienvenida la pasión desenfrenada. Sinfonía no. 25 de Mozart, antesala del desenfreno y liberación de las pasiones humanas de la adolescencia…, de Mozart y de la humanidad…, en un suspiro.

Leer más de Cultura

Escrito en: Música en un suspiro

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2086714

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx