DE LA SOLEDAD LÍBRAME, SEÑOR.
Ten piedad de mí y no permitas que me vea solo.
Si así me veo ya no me veré.
La soledad es mala compañía.
Yo sé algunas cosas. Pocas las aprendí en la escuela, más en los libros y las de mayor importancia en la vida.
Nunca, sin embargo, aprendí a estar solo.
Necesito estar con mi mujer.
Necesito estar con mi familia.
Necesito estar con un amigo o con un libro.
Necesito estar con un perro.
Necesito, sobre todo, que estés tú conmigo.
Aleja de mí, Señor, la soledad. Le tengo miedo.
Acércame a ti, y nunca estaré solo.
¡Hasta mañana!...