Este amigo mío que tiene algunos años más que yo suele decir esta oración:
"Señor:
Líbrame de toparme con las gentes que me caían mal.
Concédeme la gracia de encontrarme con las que me caían bien.
Y ayúdame a recordar cuáles eran unas y cuáles eran las otras".
Dice mi amigo que uno de los privilegios que le da su edad es que ya no tiene que tratar con nadie por obligación. "Si por mala suerte se me cruza en el camino alguien detestable hago como que no lo veo y paso a su lado igual que si pasara junto a un tronco o una pared. Los años me han librado de los convencionalismos sociales y de la esclavitud que imponen las hipocresías. Ya no tengo que saludar a quien no quiero saludar".
Concluye mi amigo:
"Quizá todo eso me haga ser un poco mal educado, pero ¡vieras qué bien me hace sentir!".
¡Hasta mañana!...