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Matar al mensajero

YOHAN URIBE

Que la gobernadora de Campeche Layda Sansores, no explique la forma en la que ha obtenido los audios que ventilan conversaciones más que comprometedoras del presidente nacional del PRI Alejandro "alito" Moreno, y que además le vengan como anillo al dedo cada vez que algún tema sobre salud, seguridad o educación en su estado se le sale de control, no significa que las conversaciones sean inventadas, como tampoco que exista una responsabilidad de las autoridades correspondientes para investigar el tema.

Si esos audios los hubiera puesto en la red cualquier hijo de vecino, igual estarían replicados en la mayoría de los medios de comunicación, incluso a los que él mismo pagaba, por el valor periodístico de la nota, y el tema ya no sería la persecución política de la supuesta dictadura que menciona el dirigente nacional del tricolor en su defensa. Sino la guerra sucia para desprestigiar a su partido, en el que por cierto crece día a día, el malestar por la permanencia de "Alito" en la dirigencia.

Es innegable que el tema entre Layda Sansores y Alejandro Moreno, va más allá de lo personal. Desde los tiempos en los que la actual gobernadora era una de las militantes más férreas del PRI, heredera de la estirpe de su padre Carlos "el negro" Sansores, quien además de gobernador de esa entidad, también fue dirigente nacional del tricolor y uno de los políticos más cercanos a los ex presidentes Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari.

Es decir, que si alguien conoce las entrañas del PRI, es Sansores, quien intentó tres veces ser gobernadora de su estado, dos por el Revolucionario Institucional y una por el PRD, pero lo logró solo hasta que se cambió la camiseta por la de Morena y se subió en la ola del presidente Andrés Manuel López Obrador, tan recia aún, que sigue garantizando éxitos incluso con malos candidatos. No quiero decir que Layda sea una mala candidata, por el contrario, aprendió en el PRI.

Pero en el 2015 se enfrentó precisamente a Alejandro Moreno, quien le ganó por más del doble la elección, 40 por ciento de los votos contra 17. En una campaña que llevó a ambos políticos a una guerra de descalificaciones y traiciones entre colaboradores cercanos, que ha hecho muchos de esos funcionarios cercanos, traicionaran a "Alito" y hoy lo tengan con un pie fuera de la dirigencia del tricolor y con otro en las puertas de un despacho judicial.

Por lo visto las campañas entre legisladores y priístas connotados de la vieja escuela que encabezan los diputados federales, plurinominales de la lista de Alejandro Moreno claro está, Rubén Moreira y Carolina Viggiano, para mantener en la dirigencia a Moreno y presumir los logros que no ha tenido, de poco han servido. Los audios son contundentes, no porque lo que se exhibe en ellos sea nuevo, o exclusivo del PRI, si el micrófono hubiera estado en cualquier otro funcionario del partido que sea, el resultado seria similar, como la historia nos ha enseñado.

Lo que no se entiende es por qué hemos normalizado tanto el tema, es decir, más allá de un escándalo mediático no ha pasado, más allá de una sección en el programa de la gobernadora Sansores, Martes del Jaguar, muy divertido por cierto, no ha pasado. Ninguna autoridad se ha pronunciado, la alianza ha guardado silencio, por qué resulta muy válido preguntarle a las dirigencias del PAN y el PRD, si ellos también van a defender a "Alito", o si ir en alianza con un partido con un partido cuyo presidente nacional atraviesa tanto desgaste no les permitirá poner candidatos de sus partidos, ya pescando en río revuelto.

Más allá del buen manejo mediático que ha hecho del tema la gobernadora de Campeche, exhibiendo la riqueza de su rival priísta; no ha considerado que sin una denuncia bien formulada, el fenómeno "Alito" en cualquier momento se le convierte en un simple distractor para la entidad que debería estar gobernando, Layda Sansores ya no es la candidata, representa al ejecutivo, de manera que debería empezar a considerar si deja los audios y fotografías de drones en manos del poder judicial, porque de lo contrario día con día le restará la importancia que debería tener en una democracia sana.

Para deleite de muchos, el PRI se ha vuelto el enemigo a vencer. En términos electorales el PRD no representa mucho que digamos, en las últimas elecciones casi pierden el registro en varias entidades, mientras que el PAN se frota las manos porque de un partido casi en el suelo, se puede convertir en el segundo instituto con más electores, con cinco estados blanquiazules, y esa posición le dará para negociar con más ventaja el candidato a la presidencia en 2024.

Bueno, mucho de eso dependerá de los resultados el próximo año en el Estado de México y en Coahuila.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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