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No hagas cosas buenas...

Los peores

ENRIQUE IRAZOQUI

Con enorme tristeza me entero a través de El Siglo de las condiciones en que se encuentra la alberca olímpica (50 metros de longitud) ubicada en la Unidad Deportiva de Torreón.

En la pieza informativa se da cuenta de que desde octubre pasado este importantísimo espacio deportivo público quedó inoperable, con lo que es claro el colapso que sufrió Torreón en los últimos meses de la tercera administración municipal del licenciado Jorge Zermeño Infante (el panista gobernó en tres periodos: 1997-1999, 2018 y 2019-2021).

Hoy la ciudad tiene una crisis generalizada de abasto de agua potable. El Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón es simplemente un organismo incapaz, rebasado e inoperante para satisfacer la demanda del vital líquido a la ciudadanía. Si bien es cierto que también en la cuestión de drenaje la situación pende de alfileres y que en algunos sectores de la ciudad existen brotes de aguas negras, la sequía que se vive ha impedido que se reciban volúmenes importantes de agua que evidencien cuán grave es el problema, sin mencionar las tentativas inundaciones que aparecen cuando en la comarca caen aguaceros apenas considerables.

Es un hecho que la Administración del flamante alcalde Román Alberto Cepeda González ve cómo su inicial aceptación se desmorona por la carencia de agua en los hogares de los torreonenses. Ante esta situación, el presidente municipal, al ver multiplicado el problema por muchas zonas de la ciudad, recurre al pretexto simplón de que la culpa es de los que se fueron apenas en diciembre pasado. Acusa Cepeda González que la Administración anterior sencillamente dejó de dar los esenciales mantenimientos que requiere el sistema de extracción de agua mediante pozos profundos y que en términos generales ronda la cifra de 90. Hoy, según la información recabada, 30 de ellos están fuera de servicio por fallas mecánicas eléctricas y en algunos casos, por el abatimiento de los propios pozos (que es un problema mucho mayor, consecuencia, si se quiere, nuevamente de la sequía, pero que en realidad obedece a la histórica sobreexplotación de los mantos freáticos laguneros para la actividad agrícola).

Además es conocido que la vetusta red hidráulica propicia muchas fugas; las actuales autoridades hablan de una pérdida de hasta 900 litros por segundo en toda la ciudad, algo así como entre el 30 y 40 % del total del gasto.

Obvio entonces que anteriormente no se han repuesto las tuberías en el ritmo razonable para evitar tan grandes pérdidas, que además de ser un terrible desperdicio de agua lo es también de energía eléctrica, por lo que ante el argumento del alcalde de que de la crisis que hoy se vive del agua tienen la culpa en mayor medida Jorge Zermeño y los suyos, no puede dejar de preguntarse por qué mientras estuvo 4 años en el gobierno don Jorge nunca se vivió un desabasto como el de hoy. En justicia era difícil aceptar que realmente el licenciado Zermeño permitiera que durante su mandato los servicios públicos municipales sufrieran tal deterioro, no había sido su estilo, pero pues el tiempo todo cambia.

Tan es así que es inaceptable lo que ha sucedido con la alberca de la deportiva, espacio que otrora ofrecía las condiciones suficientes para que cualquier ciudadano pudiera ejercer el deporte de la natación que con mucho es la mejor actividad para el acondicionamiento físico al ser un deporte muy completo, que por sus condiciones no somete al cuerpo a desgastes que otras actividades por su naturaleza requieren.

Encima, la natación, al requerirse un espacio controlado para su práctica segura, como lo es una alberca con todos sus requerimientos, no es barato ni de fácil accesibilidad para todo mundo, por lo que la piscina techada de la deportiva es en verdad un valiosísimo activo para los torreonenses todos.

Dan vergüenza y rabia sus condiciones actuales, no se diga el estado de la fosa de clavados, donde peligrosamente se están llevando a cabo las clases de natación que debieran hacerse en la olímpica, pero que, como se ilustra en El Siglo de Torreón y en el video que presenta SigloTV, se encuentran en deplorables condiciones.

Es claro que Zermeño y los suyos la abandonaron, tres meses antes de irse; pero la nueva Administración tiene ya casi 5 meses en el poder y nada han hecho visible para rescatarla.

No se vale quitarle a la ciudadanía esa sanísima y necesaria opción. Ojalá pronto Román Cepeda y los suyos la restablezcan, por el bien de todos y por el prestigio propio, porque con todo esto del agua aún no está claro en el entender colectivo quiénes han sido peores en el tema: los de Zermeño o los de Cepeda.

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Escrito en: editorial Enrique Irazoqui editoriales

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