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Libertad y legalidad

EL SIGLO DE TORREÓN

En las nuevas sociedades democráticas la apertura y el diálogo se vuelven pieza fundamental para avanzar hacia mejores escenarios de libertad y de legalidad.Es así que hemos pasado a definiciones vanguardistas sobre el término "buen gobierno". Transitamos, desde luego, de una concepción marxista donde el Estado solo es una máquina represora e ideológica cuyo fin es mantener el orden ante cualquier síntoma de rebeldía social. Después tenemos esta visión estructuralista del filósofo francés Nikos Poulantzas que define al Estado como una condensación material y específica de clases y fracciones de clases, hasta la definición de Max Weber, quien define al Estado como la coacción legítima y específica. Es la fuerza bruta legitimada como "última ratio", que mantiene el monopolio de la violencia. De estas concepciones clásicas se abre el panorama a visiones más democráticas de lo que realmente representa el término "buen gobierno". Y regresamos al punto donde la libertad de expresión y el ejercicio periodístico son pieza clave para crecer. Sin señalamiento, sin crítica o propuestas el Gobierno corre el riesgo de convertirse en un Gobierno ajeno a los síntomas de una sociedad con hambre, con necesidad de trabajo, con falta de agua, con problemas de drogadicción, con problemas de movilidad y desde luego inmersa en el juego político en una región que nunca descansa del quehacer electoral.Los actos de ilegalidad son reprobables y desde luego el Gobierno tiene la obligación de combatirla. El punto es ¿cómo?, ya que la forma marcará y dará señal de lo que será el actuar de una Administración pública y aquí se corre el riesgo, desde luego, de mostrar retrocesos incluso de definición y reducir su actuar (del Gobierno) a solo un aparato represor e ideológico, incompleto y fuera de toda lógica en sociedades democráticas y modernas. Es aquí donde los actos intimidatorios con el ejercicio desmedido de las fuerzas de seguridad pública juegan un papel totalmente en contra de las instancias que exigen gobernar bien, mientras que el diálogo con las comunidades y la apertura a la prensa abren camino para avanzar hacia espacios de madurez política y democrática.Es por eso que todo sentido es fundamental; sí, establecer espacios de mayor legalidad, pero con base en el diálogo, la apertura y la discusión de ideas y proyectos.

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