En el lenguaje vulgar o campirano se dice de un señor que es muy "leído" cuando se percibe que ha leído muchos libros. Me dio mucho gusto ver a tanta gente en la Feria del Libro de Monterrey hace unos días, después de dos años en las que no se hizo por causa de la pandemia. Ahora, los pasillos se veían llenos de personas y muchas de ellas comprando libros, no nada más paseando.
Aún con estos eventos, conozco a muchas personas -la mayoría- que son realmente flojas para leer y eso es independientemente de su nacionalidad pero en México nos destacamos por tener una alta competitividad en el "no leer".
El libro es la memoria de la humanidad. Es factor esencial en el proceso cultural del género humano y en la evolución de la persona. El libro nos da la enorme facilidad de comunicarnos con las grandes mentalidades, con los grandes pensadores, sin importar si están aún o no en el mundo de los vivos.
La palabra libro se origina en liber, un sustantivo latino con el que se conoce a la parte viva de la corteza interior de un árbol, pero actualmente pues se refiere, como todos sabemos, a una obra literaria, entendiéndose por "literaria" que está escrita con letras, independientemente del tema. Este concepto es anterior a la fabricación del papel cuya invención se atribuye a los chinitos y se ubica en el año 105 después de Navidad, es decir, después del nacimiento de Jesús, según lo dice el calendario cristiano.
Lógicamente para que existiera un libro tenía que haber una superficie para poner en ella las palabras y tenía que existir además una manera de transcribir esas palabras.
Antes de que se inventara la imprenta los libros eran manuscritos... ¡imagínese usted...! Por eso no era raro que un tipo se pasara toda su vida haciendo, por ejemplo, una biblia… literalmente una, un sólo ejemplar.
Entonces vino la imprenta que se le atribuye como invento a Juanito Gutenberg, un alemán que vivió a principios del siglo XV, aunque el sistema ya lo tenían en uso los chinos desde 500 años antes.
Con la llegada de la imprenta se les acabó la chamba a los escribientes y se creó otra generación que era la de los cajistas, los tipos que se la pasaban acomodando letrita por letrita para ir formando cada palabra, cada frase y cada página. La extraordinaria ventaja de los "cajistas" era que lo que ellos hacían era una matriz. Ellos no hacían, por ejemplo, una Biblia, sino una forma con la que luego se iban a hacer muchas Biblias.
De eso hasta nuestros días, se han dado muchos pasos. Se ha llegado a las grandes avenidas de información como Internet y a muchas otras facilidades que nos brinda la tecnología moderna para comunicarnos y captar y difundir conocimientos.
Pero el libro ahí está y seguirá estando aún por mucho tiempo, esperando a que lo abramos y nos pongamos algún día a "beber" su contenido.
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
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ME PREGUNTA Sarita Rendón: ¿Hay alguna diferencia entre calendario y almanaque?
LE RESPONDO: En el concepto usual para nosotros es lo mismo almanaque que calendario: un registro cronológico de días, meses y años, aunque almanaque se usa también para denominar a un registro o catálogo de datos de carácter astronómico, religioso y civil. Hay diferencia también en el origen: calendario es una palabra latina y almanaque es árabe, aunque el término árabe también procede del latín.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: La mejor herramienta para aprender es la humildad. El que quiere aprender empieza por saber que no sabe.